Hay un lugar en donde el sufrimiento no existe. Hay un lugar en donde todo está bien y en donde el sufrimiento no puede entrar. En este lugar el cielo siempre es azul, las tormentas no existen y la paz se respira desde que se nace hasta el último suspiro que llega antes de morir.
He visto este lugar. Es un lugar real y no es un sueño utópico que creemos que tan solo puede existir en las palabras de esa novela perfecta escrita por un escritor con una gran imaginación. Créanme, este lugar existe y está mucho más cerca de lo que nos han enseñado a creer.
El sufrimiento es una creación humana y fuera de la mente que lo crea el sufrimiento no puede subsistir. Si nos detenemos a contemplar la naturaleza que nos rodea muy pronto nos daremos que en ella el sufrimiento no existe. Su existencia está reservada para los seres humanos que deciden sufrir.
Este lugar, maravilloso y perfecto, en donde el sufrimiento no puede llegar a tomar prisioneros es pequeño, muy pequeño. Es tan pequeño que hasta se podría decir que es imperceptible. Este lugar, aunque existe y es totalmente real, nadie lo puede ver pero todos los pueden habitar. Este lugar del que hoy les estoy hablando está dentro de cada uno de nosotros y todo lo que tenemos que hacer para poder vivir en el es descartar la idea de que necesitamos que el mundo exterior se de esta o aquella manera para que nosotros podamos estar completamente bien en donde realmente importa: adentro.