No tenemos que esperar a saber para vivir

Hay momentos en la vida de cada persona que son decisivos. A todos nos tocará, tarde o temprano, tomar decisiones difíciles que determinarán el resto de nuestras vidas.

Puede ser que la presión y la magnitud de la situación nos paralice. Es posible que en estos momentos queramos dar la vuelta y escondernos para no tener que afrontar aquello que es inevitable.

Pero nada de esto tiene sentido pues la única razón por la que nos sentimos nerviosos o preocupados es porque no sabemos si nuestra decisión resultará en un buen o mal resultado. Si supiéramos que todo va a estar bien en el futuro estos momentos decisivos no serían tan difíciles.

Por eso es que es tan importante tener presente el alto grado de incertidumbre que tienen nuestras vidas —todo el tiempo. En realidad nunca sabemos si la hora en la que estamos decidiendo salir a almorzar resultará en un asalto o en un accidente. No sabemos con toda certeza si volveremos a despertar después de ir a dormir. Todo el tiempo asumimos que todo va a estar bien sin realidad saberlo. ¿Por qué no hacer lo mismo en los momentos más importantes de nuestras vidas?

No tenemos que esperar a saber para seguir adelante con nuestras vidas.

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