El proceso creativo, si así lo deseamos, puede estar presente en todo lo que hacemos. Una actividad nunca debe ser catalogada como creativa o no creativa. Lo que realmente determina si una actividad es creativa o no es nuestra actitud hacia ella.
Muchas veces incorrectamente asociamos el proceso creativo exclusivamente con el arte (pinturas, escritura, películas, fotografía, etc). Esto es un error. ¿Por qué? Porque, al menos para mí, la definición de creatividad es “el uso de la imaginación y/o ideas originales para producir un resultado o lograr un cambio”.
No hay nada en este mundo a lo que no le podamos aplicar la creatividad. Podemos ser creativos en cómo preparamos nuestro desayuno y podemos ser creativos para resolver el problema del hambre a nivel mundial. Los emprendedores pueden ser creativos y los deportistas también. Hay creatividad en el Louvre de Paris y hay creatividad en los Slums de Calcutta.
Si así lo deseamos el proceso creativo puede regir nuestras vidas. Podemos utilizar nuestra imaginación y nuestras ideas para nunca más hacer algo dos veces de la misma manera. Podemos experimentar todos los días e imaginar un nuevo mundo en donde probamos algo diferente en cada momento. Nos podemos sorprender a nosotros mismos si tan solo le damos rienda suelta a nuestra creatividad.
Claro, ser creativos nos puede llevar a fracasar o tener contratiempos por qué ser creativo por naturaleza es riesgoso. Probar algo nuevo e imaginarnos una nueva manera de hacer las cosas por definición puede fallar. Nunca nadie antes lo ha hecho y por eso no podemos saber si funcionará. La pregunta importante a estarnos haciendo todo el tiempo es ¿y que si sí funciona?