Ciencia ficción para emprendedores

Recientemente he estado leyendo bastante más ciencia ficción. Por ciencia ficción no solo me refiero a novelas de mundos y tecnologías futuristas (Foundation, Robot Dreams, etc.) sino que también a historias de universos totalmente ficticios (Lord of the Rings, Wizard of Earth Sea, etc.)

Mi experiencia ha sido interesante y como emprendedor he empezado a ver una gran utilidad en leer más libros de este genero. Después de todo, el camino de cada emprendedor es una historia de ciencia ficción que busca materializar en el mundo un sueño que al inicio de la jornada nunca existe.

Sin importar a qué se dedique el emprendimiento, la visión del fundador, al igual que las historias de los grandes autores de ciencia ficción como como Tolkien y Asimov, tan solo existe en la cabeza de su fundador. Y es por esto que como emprendedores nos podemos beneficiar mucho al leer estas historias de mundos futuristas o universos que no existen. Exponer nuestro cerebro constantemente a realidades fantasiosas que aún no han sido materializadas nos prepara para la tarea de materializar esa gran visión por la cual estamos luchando todos los días.

Leer ciencia ficción también nos permite expandir nuestras expectativas y soñar más grande. Poder estar en constante contacto con la creatividad de estos autores nos muestra lo que es posible para la mente humana idear. Sin duda alguna sumergirnos en los magníficos mundos que tantos de estos autores han creado nos lleva a ver posibilidades mucho más creativas y novedosas para cada uno de nuestros emprendimientos.

Acá pueden ver los últimos 100 libros que he leído (todos los géneros)

La simple matemática de la motivación

Motivación es una palabra compuesta por dos partes: motivo y acción. Es decir que motivación significa tener un motivo para actuar.

La matemática de la motivación es simple. Si el motivo que nos mueve actuar es mayor que el esfuerzo que requiere la acción, nos sentimos motivados. Si el precio de la acción es más grande que el motivo que nos mueve no nos moveremos.

¿Así qué se requiere para estar motivados? Una de dos cosas. O fortalecemos el motivo que nos mueve o alivianamos el esfuerzo necesario para alcanzarlo.

Simple matemática.

El puente hacia mañana

El futuro se construye ahora. La decisiones que se toman hoy son las frases que escriben la historia del mañana. ¿No me crees? Solo mira a tu alrededor y te darás cuenta que en donde estás parado hoy no es más que el fruto de las decisiones que tomaste ayer.

Todos queremos un mejor futuro pero muchas veces no sabemos cuál es el siguiente paso para hacerlo realidad. Si en donde estamos parados hoy es el fruto de las decisiones que tomamos ayer, entonces las decisiones que tomemos hoy serán las semillas de los frutos que cosecharemos mañana.

El puente hacia mañana se construye primero teniendo claro hacia dónde se quiere ir. Luego de tener una visión clara del futuro al que algún día se quiere llegar se debe evaluar cada decisión que se tomará hoy para ver si nos acerca o nos aleja del destino al que queremos llegar. Es decir, nos debemos asegurar de que cada decisión que estamos por tomar nos va a acercar al futuro que queremos alcanzar. De lo contrario estaremos construyendo un puente que va a directo hacia la mediocridad.

Finalmente, una vez que estamos seguros que estamos construyendo el puente en la dirección correcta, debemos empezar a colocar piedra tras piedra. Esto quiere decir que debemos ser coherentes con nuestras decisiones y actuar con disciplina y consistencia. Le diremos que no a cualquier cosa que no sea consistente con lo que queremos lograr. Tan solo le diremos que sí a aquello que sea una fundación sólida sobre la cual nos podremos parar y seguir avanzando hacia ese futuro que estamos construyendo una piedra a la vez.

Una visión más grande

Las visiones que cada uno de nosotros puede construir en su mente dependen grandemente del entorno al que estamos expuestos. Hasta cierto punto, las visiones que tenemos del futuro y de lo que es posible están limitadas por la cultura en que crecemos.

Esto no quiere decir que tener una visión de un futuro mejor y mucho más grande de lo que las personas que nos rodean tienen sea imposible. Soñar es gratis y con tan solo exponernos por breves instantes a como otras culturas y personas hacen las cosas nos puede abrir las puertas a mundos muchos más grandes de los que jamás antes habíamos podido imaginar.

Me parece muy interesante como tantas personas se “venden barato” no por su falta de habilidades sino que por su falta de visión. Los proyectos, empresas y vidas que construyen no se acercan a alcanzar su verdadero potencial simplemente por no poder pensar en grande.

Nuestras habilidades son mucho más grandes de lo que creemos. Tenemos más capacidad de la que creemos. Podemos tener un impacto mucho mayor en el mundo de lo que creemos. Podemos tener vidas mucho más plenas de lo que creemos. Podemos construir empresas mucho más exitosas de lo que creemos. Podemos ser mucho más generosos de lo que creemos. Y todo esto empieza con una cosa, con una visión más grande.

La mejor manera de motivarse

No hay nada como sentir que nos quedamos sin tiempo para motivarnos. Cuando el reloj está constantemente descontando preciados segundos y se acerca el final del tiempo disponible para hacer algo, entonces nos moveremos.

Hay dos tipos de motivación, la motivación hacia algo y la motivación para alejarnos de algo. La primera se construye sobre el deseo de querer completar algo que es importante para nosotros mientras que la segunda lo único que quiere es evitar que algo malo pase, no importa cómo.

La motivación hacia algo sin duda alguna se siente mucho mejor que la motivación lejos de. Es mucho más agradable querer materializar una visión del futuro que tenemos que estar todo el tiempo tratando de controlar todo para que algo malo no vaya a pasar.

Sea como sea, ambos tipos de motivación se hiper-activan una vez entramos en una carrera contra reloj. Si estamos motivados hacia construir algo que queremos, sin duda alguna querremos terminarlo lo antes posible. Sí estamos motivados porque tenemos miedo de que el tiempo se nos acabe y habrán consecuencias cuando el reloj marque cero, también nos moveremos más rápido.

Si tenemos la opción de escoger recomiendo que siempre tratemos de motivarnos a construir algo, es más saludable. Pero no debemos olvidar que el miedo, aunque no se siente tan bien, es un gran motivador y siempre está a nuestra disposición cuando lo necesitamos.

No importa que tipo de motivación decidamos utilizar en cualquier momento, el secreto para subirle el volumen a 10 está en prender el cronómetro e iniciar la cuenta regresiva.

La fortaleza está en las relaciones

Conozco personas fenomenalmente capaces, seres humanos realmente excepcionales. Todos han logrado grandes cosas en sus vidas. Ninguno lo ha hecho sólo.

De todas las cualidades que se podrían listar como elementales para poder alcanzar el éxito, la capacidad de identificar, desarrollar y mantener relaciones debiera ser siempre la número 1. Es la interacción entre las personas lo que logra hacer la mayor diferencia.

Creo que todas las personas buscamos pertenecer a algo más grande que nosotros mismos. Y este es el motor que nos lleva a buscar a otros con sueños y anhelos similares a los nuestros. Tener la oportunidad de trabajar con personas que comparten nuestra visión es de lo más gratificante que podemos tener y al mismo tiempo crea ambientes de alta productividad y energía que son tierra fértil para grandes resultados.

La fortaleza de una persona inevitablemente viene de las relaciones que cultiva. Ninguno de nosotros puede hacerlo todo solo. Siempre habrán momentos en los que necesitaremos de alguien más. Siempre habrá alguna habilidad que no se nos dé. Siempre habrá alguien que nos complemente a la perfección. Siempre habrá alguien que nos dé ánimo cuando no podamos más. La fortaleza está en las relaciones.

Valentía

La valentía necesita de un ideal. Lo que unos perciben como valentía, para otros es tan solo el siguiente paso en el camino a concretar su visión.

La valentía viene del deseo de luchar por algo más grande que uno mismo. De saber que la única manera de llegar a la cima es venciendo al miedo. La valentía no es la ausencia de miedo, es la presencia de motivación.

Mientras más ideales tenga una persona por qué luchar, más fuerte será su incentivo para vencer el miedo —será más valiente. La valentía no es más que cambiar el miedo por el deseo de triunfar.

La idea o la ejecución

Todo empieza con una idea. Cada proyecto nace primero en la mente y tiempo después se materializa en el mundo real. Sin idea, no hay proyecto en que trabajar. De igual manera, una idea puede nunca llegar a ver la luz del día por qué nunca se pudo ejecutar. Sin ejecución, tampoco hay proyecto que se llegue a terminar.

La idea funge como la semilla de la visión que mantendrá motivado al equipo que desarrollará la idea. La ejecución será la brújula que indicará sí la dirección en que va el proyecto es la correcta o no. La idea pinta el resultado final en un lejano horizonte, ls ejecución va dibujando el mapa conforme se va descubriendo nuevo territorio.

Qué es más importante, ¿la idea o la ejecución? Ambas. El éxito es inalcanzable en la ausencia de cualquiera de los dos.

¿Puede la misma persona que tiene la idea materializarla? Algunas veces si, otras no. Mucho depende del tamaño de la idea. Las ideas pequeñas las puede ejecutar una solo persona —muchas veces la misma persona que tuvo la idea. La ideas más grandes requieren de un grupo de personas para ser materializadas. Este grupo usualmente toma la forma de una empresa, un movimiento, un equipo o algo similar. La mayoría del tiempo la persona que tuvo la idea lidera al grupo que la materializará.

Para poder hacer realidad una idea primero se debe creer que materializarla creará un mundo mejor. Para poder creer que la idea se va a materializar se requiere empezar a trabajar en ella y ver avances. Es un tipo de círculo virtuoso.

Qué es más importante, ¿la idea o la ejecución? Ambas.

Por donde empezar

A veces lo más difícil es definir cuál es el primer paso que hay que dar. Se sabe que se requiere de un cambio. Es claro que las cosas o no están bien o podrían estar mejor. Y a la vez resulta imposible identificar lo que hay que cambiar. No se sabe hacia a dónde ir. Se entra en un estado de parálisis.

Querer hacer sin antes tener definida la dirección de hacia dónde se quiere llegar es un desperdicio de tiempo y energía. Se han perdido millones de horas hombre persiguiendo las cosas que no son. Se han extraviado millones de personas siguiendo caminos que años después los tendrían diciendo, “por ahí no era”.

Desde muy pequeños se nos enseña a hacer sin entender por qué estamos haciendo. Se nos pide cumplir sin cuestionar si lo que estamos cumpliendo está alineado con lo que queremos para nuestras vidas. En resumen, no se nos dan muchas oportunidades para pensar en lo que nosotros queremos.

Y esta es la raíz del problema. Lanzar un nuevo proyecto, hacer un cambio profundo de vida o simplemente perseguir un objetivo significativo requieren saber qué se quiere a un nivel muy personal —un área en la cual no se tiene mucha experiencia.

¿Qué es lo que realmente es importante para mí? ¿Qué área de mi vida me interesa cambiar? Si pudiera resolver un solo problema en mi vida, ¿cuál quisiera resolver? Si pudiera tener una sola cosa que hiciera toda la diferencia en mi vida, ¿qué sería? Estas tan solo son algunas de las preguntas con las que hay que pasar mucho tiempo para conocerse mejor y empezar a romper la parálisis.

Es acá por donde hay que empezar. Por pasar tiempo a solas con nosotros mismos y conocernos mejor. Cuestionarnos que queremos y por qué. Ser específicos y llegar a visualizar con tal claridad como es el futuro que estamos buscando que lo podemos saborear hoy.

Una vez se tiene claro hacia dónde se quiere ir y por qué, empezar es fácil. Tan solo hay que dar el primer paso en la dirección correcta.

Claridad

La claridad puede llegar a parecer algo ilusorio para un emprendedor. Llegar a tener claridad es algo muy difícil, especialmente si se está buscando dentro de el entorno empresarial. El emprendimiento naturalmente es confuso, desordenado y muy impredecible.

Incluso, muchas de las cosas que se asume que se entienden con claridad, rara vez se entienden a profundidad. ¿Por qué los clientes compran nuestros productos? ¿Quienes son los clientes que realmente queremos atender? ¿Por qué existe esta empresa? ¿Cómo están usando los clientes el producto? ¿Qué problema estamos resolviendo realmente?

La claridad duele, pero es la llave que abre todo lo demás. Duele por qué ver con claridad requiere un desprendimiento de cómo queremos que sean las cosas. Es la llave que abre todo lo demás por qué al ver con claridad nos acercamos a la realidad; al estar cerca de la realidad, podemos descifrar los principios básicos del juego y empezar a ganar.

Tener claridad permite cristalizar estrategias y ejecutar las tácticas con precisión. Entender de raíz los principios básicos de por qué algo funciona cómo funciona permite interactuar con ello de manera provechosa y tomar mejores decisiones.

La cantidad de tiempo y energía que se requieren para entender algo con total claridad y poderlo destilar hasta su esencia son significativos. Pero la recompensa es grande. Con claridad se sabe por qué. Con claridad desaparece la incertidumbre y se pueden predecir los efectos de las acciones que se van a tomar. Con claridad se pueden tomar mejores decisiones y lograr mejores resultados.

Buscar claridad en lo que se está haciendo es una de las mejores inversiones que un emprendedor puede hacer. Las recompensas son muy grandes y sin duda alguna no están limitadas solo al emprendimiento. Todo en la vida es mejor cuando hay claridad.