Cuándo importa

Importa. Qué palabra tan especial. Cuando algo es importante para nosotros lo tratamos de una manera especial. No lo dejamos al olvido y lo cuidamos para que esté bien. Cuando algo nos importa nos sentamos a su lado hasta verlo florecer. Nos desvelamos para no dejar que jamás se marchite y con gusto nos incomodamos para que esté bien.

Luchar por algo que nos importa es fácil. Cuando algo nos importa el sacrificio no existe pues se tiene plena conciencia de que lo qué se está haciendo no tiene desventaja alguna. Cualquier cosa que se pudiera perder es simplemente el precio a pagar por ver qué aquello que nos importa esté bien.

Si algo es lo suficientemente importante se puede llegar a intercambiar la misma vida por defenderlo. Se llega a una situación en la que vivir en un mundo en donde no existe lo que nos importa no es una opción que se quiera tomar. Esto explica tantos actos heroicos que podemos citar a través de la gran historia de la humanidad.

Cuando algo nos importa nos elevamos a ser mejores personas. Cuando algo nos importa damos todo lo que tenemos. Cuando algo nos importa nada nos puede detener. Cuando algo nos importa lo imposible se vuelve realidad. Cuando algo nos importa la vida se llena de color.

¿Cuándo fue la última vez que algo te importó?

Creer en algo y no vivirlo es deshonesto

“Creer en algo y no vivirlo es deshonesto.” Esta cita de una de mis personas favoritas en toda la historia, Mohandas Gandhi, hoy resuena conmigo más que nunca. Tomo un profundo respiro, veo a mí al rededor y también veo adentro de mi mismo. Se hace obvio que hay mucho trabajo que hacer en el área de honestidad en cuanto a nuestras creencias se refiere.

¿Cómo sería el mundo en que vivimos si todos viviéramos un poco más lo que creemos? Sin duda alguna estaríamos bastante mejor. Mi percepción es que la mayoría de los problemas que hoy tenemos como sociedad no vienen de las creencias que tenemos. Creo que el problema viene de que las personas no hemos desarrollado la integridad necesaria para vivir aquello en lo que creemos.

Claro, nunca antes en la historia han habido debates tan intensos entre las distintas ideologías y creencias que distintas personas empujan, especialmente en redes sociales. Pero esta diversidad de creencias usualmente no es el problema. Creo que muchos de estos problemas que se dan por diversidad de ideología se podrían eliminar con un poco más de tolerancia.

El verdadero problema está en que son muy pocas las personas que toman sus creencias y las viven a flor de piel en el mundo real. No estoy hablando de publicar fotos, posts o tweets en línea. Eso cualquiera lo puede hacer y para mí no cuenta como “mundo real”. El verdadero reto es salir y luchar contra la incomodidad de sostener nuestras creencias ante la adversidad. En defender aquello en lo que creemos incluso cuando sabemos que vamos a perder algo por hacerlo. En estar dispuestos a afrontar valientemente cualquier consecuencia que defender nuestras creencias pudiera traer. En creer en algo y vivirlo en cada momento para no ser deshonestos.

Viviendo el valor de la curiosidad en Ubiquo Labs

En Ubiquo Labs tenemos un set de valores que guían nuestras acciones. Son el faro que ilumina nuestro camino. Nos dicen, a grandes rasgos, cuales son los comportamientos aceptados y no aceptados dentro de la empresa. Nos dicen qué se vale hacer y qué no para lograr nuestros objetivos.

De los 5 valores de nuestra empresa, el valor de la curiosidad es probablemente mi favorito. Como parte de cómo vivimos este valor nos gusta incluir una serie de comportamientos que están relacionados con el aprendizaje. Está de más decir que el aprendizaje y el crecimiento personal son dos cosas que son extremadamente importantes para mí y mis cofundadores.

Esta semana ha sido muy importante para nuestra vivencia de este valor. Déjenme contarles. Estoy muy orgulloso de doña Letty, la señora a cargo de la limpieza de nuestra oficina. Desde hace un tiempo atrás la he visto en silencio tomar notas cuando doy las presentaciones de “on boarding” a una nuestras nuevas contrataciones. La curiosidad se desborda en sus ojos. También, desde ya hace un tiempo atrás se ha acercado para preguntarle a varias personas si pudiera tener acceso a una laptop y así aprender algo de computación.

Pues esta semana la empresa hizo realidad el sueño de doña Letty. Compramos una laptop para que la pueda estar utilizando en su tiempo libre. También, gracias a la ayuda de Mery, doña Letty ya empezó sus cursos de Excel para principiantes y estoy seguro que en una año va a poder hacer cosas increíbles y agregar muchísimo valor a la empresa gracias a su capacidad y ganas de querer aprender.

Le agradezco a todos los involucrados en este proyecto y en especial a doña Letty por recordarnos lo importante que es descubrirás algo nuevo cada día y nunca dejar de aprender.

La diferencia entre valor y virtud

Un valor es apenas una creencia. Una virtud es algo que activamente se vive o se busca alcanzar. Una de las razones por las que la mayoría de esfuerzos de establecer “valores corporativos” fracasan es por qué se enfocan en creencias y no en acciones.

Para lograr un cambio cultural real en una empresa el enfoque se debe dirigir a los comportamientos de las personas que conforman el equipo, no hacia sus creencias.

Por ejemplo, un CEO puede creer que la puntualidad es una buena idea. Él puede transmitirle la creencia del valor de la puntualidad a la organización y reforzar el mensaje todos los días. Sin embargo, el enfoque está centrado en el valor de la puntualidad. Es intangible y difícil de implementar. Es muy probable que las acciones que se vevirán en la empresa estén fuera de alineación con el valor.

¿Pero qué pasa si el CEO decide vivir la virtud de la puntualidad? Esto implica acción y un compromiso tangible con comportamientos relacionados a la puntualidad. Las métricas y retroalimentación que reciban todos dentro de la empresa, incluyendo al mismo CEO, estarán diseñados para reforzar que se viva la puntualidad. Habrán premios por ser puntual y reprimendas por no serlo.

Existe la posibilidad que la empresa no sea la más puntual del mundo, pero todos los días se buscará mejorar y existirá una búsqueda constante en mejorar la puntualidad dentro de la empresa. Es un proceso activo.

La distinción en realidad es simple. Establecer un valor en una empresa es un anhelo. Es agua tibia y no implica un compromiso más allá de decir que “así es como nos quisiéramos comportar”. Por el otro lado, implementar una virtud es hacer un compromiso para modificar comportamientos en las personas y luchar para que esa virtud se viva todos los días en todas las áreas de la empresa.

Libro recomendado para profundizar en el concepto:

Que pasa cuando el dinero es mas importante que la propia vida

Y poder escribir este post me ha llevado mas de 20 años. Durante años de años estuve en la obscuridad y simplemente no lo podia ver. Sin embargo, ahora ha llegado la claridad. En los últimos días he estado pensando mucho en las multas y castigos que se imponen en muchos países a las personas que manejan ebrias. Las ideas principales cuajaron durante una plática que tuve durante la cena en una boda a la que asistí recientemente.

La pregunta que surgió que detonó todo fue: ¿Que dice de nosotros que necesitamos multas para no manejar ebrios? Es una pregunta bastante simple y directa que a la vez trae consigo implicaciones muy serias y profundas en relación a como muchos de nosotros vemos el mundo y experimentamos nuestros valores.

Lo primero que vino a mi mente fue, ¿por qué existen las leyes de tránsito? Es obvio! La seguridad de todos nosotros cuando estamos manejando. De esta observación naturalmente fluyó la pregunta de por qué se castiga manejar en estado de ebriedad. La respuesta debe ser la misma: nuestra propia seguridad. Nos deben castigar para que protejamos nuestras vidas. Y es en este punto donde surge la disyuntiva. Déjenme explicar.

Manejar en estado de ebriedad pone potencialmente nuestra vida en peligro. Pero esto no es suficiente! Otra vez: Que nuestra vida esté en peligro no es suficiente para cambiar nuestro comportamiento. Los datos y la proliferación de multas apunta a que tener el riesgo de perder dinero es más efectivo que saber que manejar ebrios pone en riesgo de morir.

¿Que quiere decir todo esto? Una de las posibilidades, y una de las mas nefastas, es que hay veces que nos importa mas perder dinero que perder la vida. Otra puede ser que nos creemos inmortales y no podemos conectar con lo frágil y preciada que es la vida. Una tercera pudiese ser que nos creemos tan especiales que pensamos que eso que hemos visto suceder una y otra vez no nos puede pasar a nosotros. Cualquiera de estos tres caminos no nos lleva a ningún lugar y nos indica que algo está mal.

Escribo estas reflexiones después de haber tenido un fuerte accidente por manejar ebrio, haber experimentado la muerte de un muy buen amigo luego de un accidente relacionado con el alcohol y otros cientos de kilómetros recorridos manejando ebrio. Pero, ¿por qué? ¿Por qué no apreciamos nuestras vidas y necesitamos de castigos para cuidarnos?

Creo que esta es una respuesta muy personal y cada quien debe dedicarle tiempo a encontrarla. Para mi, la respuesta estaba escondida detrás de el reconocimiento de tener una experiencia de vida superficial en la que lo mas importante durante muchos años fue “sentirme” bien. Con el pasar de los años, mucha reflexión y el poder estar rodeado de personas muy especiales que han aportado tanto a mi vida, poco a poco he despertado a lo especial que es estar vivo y todo lo que dejamos sobre la mesa en nuestras vidas. La vida bien vivida es lo mas preciado que tenemos y para poderlo experimentar tenemos que empujar con todas nuestras fuerzas. Creanme, vale la pena.

Cada vida es muy, muy especial y no debiéramos tener que tener miedo a ser castigados para empezar a cuidarla. La vida en si puede ser nuestro mas alto valor, si así lo queremos.

Minecraft y una lección de vida muy importante

Me imagino que al igual que muchos otros papás, recientemente he pasado mucho tiempo jugando Minecraft con mi hijo. El actualmente tiene 6 años y tendrá un año y medio de jugar. Empezó en el iPad y ahora ya juega en PlayStation y computadora…

Adicionalmente a lo mucho que el juego fomenta la creatividad, el fin de semana recibí una lección de clase mundial. Como aquellos de ustedes que jueguen saben, el juego básicamente se puede jugar en uno de dos modos:

  • Modo creativo: en el cual el objetivo principal del juego es construir estructuras ya que desde el principio ya se cuenta con todos lo materiales posibles y nunca mueres
  • Modo de supervivencia: en el cual el objetivo es lograr conseguir todos los materiales, sobrevivir y ganarte todo lo que tienes

Hasta ese día habíamos estado alternando entre ambos modos de juego. Teníamos unos mundos “creativos” y otros mundos de supervivencia. A mi hijo se le ocurrió que empezáramos un mundo en modo creativo y luego de tener todo lo que queríamos nos pasaramos a modo de supervivencia. Luego de estar en modo de supervivencia unos 30 minutos sucedió. El se volvió a mi y me dijo algo así:

“Que aburrido es el modo creativo. Ya tienes todo y no tenes que conseguir y ganarte nada. No hay peligro y no podes perder lo que ya conseguiste. Empecemos otra vez en la era de la madera para que sea mas emocionante.”

Wow. Un reflejo muy exacto de como siento que debiera ser la vida. Una manera muy precisa de entender por qué se siente vienen lograr las cosas por los propio medios y no depender del esfuerzo de los demás para ganarte lo que quieres. Al mismo tiempo el comentario tiene un tinte que muestra como los seres humanos valoramos mas aquello que sabemos que podemos perder y que nos ha costado conseguir.

Gracias por recordarme lo importante que es esto Christian….

¿Cuanto defendemos nuestros valores?

Ayer tuve la oportunidad de juntarme con un par de amigos que no había visto en mucho tiempo. Nos reunimos para ver de empezar a colaborar, crecer y  hacer algo para mejorar nuestro país, Guatemala.

Durante la charla surgió el tema de los valores y que tan dispuestos estamos a defender aquellas cosas que valoramos. Un tema en particular que tocamos fue el valor de la vida ajena. En mi caso particular creo que la vida humana es un muy alto valor y  no creo que se debe matar a otras personas. Sin embargo, al mismo tiempo se que si alguien le hiciera algo a alguien de mi familia, muy probablemente estaría  dispuesto matarlo.

Y esto crea una línea de pensamiento muy interesante. La idea es que regimos nuestros valores   a circunstancias externas y no por nuestras creencias internas. Por ejemplo, el respeto hacia la propiedad ajena es otro de mis valores y no pienso robarle nada a nadie. Pero si mi hijo está muriendo, necesita atención médica y no tengo dinero, se que robaría. El valor siempre se compromete a algún precio. Todos tenemos un precio.

Dadas estas reflexiones y reconociendo mis debilidades, se estoy muy comprometido con seguir subiendo el precio al que estoy dispuesto a vender mis valores. Espero algún día llegar a ser el tipo de hombre que sostiene sus valores al punto de defenderlos con su vida.