¿Es la vida un sueño?

No sé si a ustedes alguna vez les haya pasado pero yo he tenido algunos momentos en mi vida que parecieron haber sido sueños. También he tenido sueños que han parecido ser más reales que muchas experiencias de mi vida “real”.

Sin querer entrar en inútiles debates filosóficos hoy quiero preguntar, ¿Cómo podemos saber que es la realidad? Creo que es una pregunta mucho más compleja de responder de lo que muchos de nosotros quisiéramos aceptar.

La respuesta es más compleja de lo que creemos porque con lo que hoy sabemos de cómo funciona el cerebro humano entendemos que lo que le llamamos realidad no es más que una alucinación controlada que ocurre en nuestras mentes. Es decir, le llamamos realidad a la interpretación que cada uno de nosotros le da a los impulsos eléctricos generados por los estímulos externos que la realidad (mundo externo) nos envía. Es esta alucinación controlada lo más cercano que tenemos a la realidad.

Entendiendo esto podemos afirmar que prácticamente nuestra vida diaria es lo mismo que estar soñando. Así que sí, la vida es un sueño.

Bien de noche, bien de día

Conozco poco los detalles científicos pero por pura experiencia puedo asegurarles que si uno duerme bien, el día siguiente será mejor que si uno duerme mal.

¿A qué me refiero con dormir bien? Quiero empezar por decir que por dormir bien no me refiero a dormir mucho tiempo. Creo que uno puede pasar “durmiendo” mucho tiempo y aún así amanecer cansado. En este departamento la calidad es más importante que la cantidad.

En mi experiencia dormir bien empieza por no despertarme a media noche y poder dormir de corrido hasta el amanecer. Me cuesta mucho quedarme dormido y si me llego a despertar me tardo más de una hora volverme a dormir. También, sé que duermo mejor si la temperatura está fresca, entre unos 14 y 16 grados C. El silencio y la obscuridad son otros dos factores que considero importantes. Si el lugar en donde estoy durmiendo está iluminado, aunque sea un poco, o hay ruidos aunque sean bajos, tampoco descanso bien.

Ahora, para el gran final. Durante los últimos meses he estado despertándome durante la noche con fuertes dolores de espalda. La semana pasada cambié el colchón viejo de mi cama (ya tenía 18 años) por un Simmons BackCare nuevo. ¡Qué diferencia!

Obviamente si estaba durmiendo en un colchón que tenia 18 años no consideraba que esto fuera un factor importante en la calidad del sueño. Qué equivocado estaba. Qué diferencia hace un buen colchón en buen estado. El dolor en mi espalda está disminuyendo dramáticamente pero lo mejor de todo es que no me estoy despertando durante la noche y estoy descansando mucho mejor.

Aprender enseñando

El privilegio de poder enseñar no debe ser tomado a la ligera. Poder contribuir en la transformación de otras personas —esperamos que para bien— es algo que se debe tomar muy en serio.

Ser un buen profesor, maestro, coach o como se le quiera llamar, requiere de una gran cantidad de cualidades. Se debe contar con:

  • Paciencia
  • Sabiduría
  • Empatía
  • Buena comunicación
  • Claridad
  • Conocimiento de materia
  • y mil cosas más

Pero sobre todo, para poder enseñar se debe amar aprender. No se puede enseñar algo que aún no se ha aprendido. “La única manera de garantizar que has aprendido algo es poderlo enseñar”, decía Aristóteles. Una vez más, estaba en lo correcto.

Enseñar es la manera más noble de aprender. Es un circulo virtuoso fenomenal. Siempre y cuando el objetivo sea ayudar lo más posible al estudiante, el maestro estará destinado a crecer. Lo que sucede es que enseñar y aprender no son calles de una sola vía. El verdadero aprendizaje se da cuando hay un intercambio genuino entre dos personas.
Mi sueño es aprender enseñando.

Las cortinas y el sueño

Hoy estaba pensando lo mucho que me gusta dormir con las cortinas abiertas. Hay algo que me atrae mucho a ver el cielo, las estrellas y la luna a la hora de descansar. Me genera una paz muy profunda.

Luego me surgió la duda del origen de las cortinas. ¿Dónde y por qué se inventaron? Sin duda alguna todo empezó por privacidad. Está claro que nadie quiere que lo que ocurre en un cuarto sea “publico”. Todos queremos privacidad. La seguridad también puede haber sido otro factor importante en el origen de las cortinas.

Yo tengo la suerte que mi cuarto es en un segundo nivel y la ventana que tenemos no da a un area pública. Así que la privacidad y la seguridad no son una preocupación para mí.

Después otro rato de estar pensando, caí en cuenta en que las cortinas también cumplen otra función: Bloquean la luz durante el día. Es decir, nos quitan el mejor despertador que tenemos, la luz del sol. Esto tampoco es un problema para mí. Usualmente me despierto con el amanecer y madrugar, siempre y cuando haya descansado bien, no me molesta para nada.

Así que dejando los temas de privacidad y seguridad por un lado creo que las cortinas están de más. Nos distancian de la magnificencia del cielo. Nos desconectan del cosmos y creo que esto es necesario para descansar bien. También nos distorsionan los ciclos naturales de sueño haciéndonos creer que el día aún no ha llegado. Nos despertamos más tarde, necesitamos de despertadores y dormimos de más. Con razón nos cuesta tanto dormir a la noche.

Si dormir con la cortina abierta no limita ni tu privacidad ni tu seguridad te invito a probar dormir con las cortinas abiertas y acercarte más a una experiencia de sueño más natural.

Ayer soñé que era libre

Ayer soñé que era libre. Me pareció extraño porque ya soy libre. Siempre lo he sido y siempre lo seré. En mi sueño nadaba mar adentro sin preocuparme por lo que vendría después. Era de noche y lo único que tenía para guiarme era mi intuición.

El viento soplaba cada vez con más fuerza y las olas crecían. Y con el crecer de las olas también crecía mi confianza. Sin importar que ocurriera a mi alrededor, sabía que yo iba a estar bien. No había miedo. Nada me podía tocar.

Los últimos destellos de la luz de la luna fueron opacados por grises nubes que amenazaban con desatar una tormenta sobre el mar. Podía ver con claridad lo que estaba por suceder. Y aún así mi alma mantenía un estado de profunda tranquilidad. Recuerdo pensar: “yo soy la calma antes de la tormenta.”

Y así seguí nadando mar adentro. Mi intención no era llegar a ningún lado. No quería encontrar nada en particular. Mi única motivación era seguir experimentando esa sensación de libertad que solo la ausencia de miedo puede generar.

La tormenta vino para quedarse. Vi la muerte directo a los ojos sin parpadear. Mis músculos se quedaron sin fuerza y la marea poco a poco le ganó la batalla a mi cuerpo. A mi nunca me pudo tocar. Mientras el momento inevitable llegaba, mi alma se mantuvo firme. La felicidad nunca me abandonó y el miedo no pudo entrar en mi jardín. Ena ese momento supe que había llegado. Que era realmente libre. Ni siquiera la muerte me pudo perturbar.

El miedo al compromiso y como lograr tus sueños

Las cosas mas preciadas que queremos en este mundo requieren compromiso. Esta es la razón por la que creo que muy pocas personas logran alcanzar sus tan preciados sueños. En alguna parte del camino olvidamos el poco tiempo que tenemos en este mundo y decidimos olvida la grandeza de esa vida que nos espera por qué tenemos miedo de hacer lo que se requiere para obtenerlo.

Lo primero que debemos reconocer es que el mundo no conspira contra nosotros cuando queremos algo maravilloso pero que es difícil de alcanzar. Lo único que está ocurriendo es que lo que queremos alcanzar requiere de un grado de compromiso.

El compromiso no es malo pero si embargo nos genera miedo. El miedo que sentimos al comprometernos con algo viene de la incertidumbre que generamos al no saber como será nuestro mundo si dedicamos  la energía y el tiempo a lograr esto que queremos. Es miedo a no saber con claridad que deberemos sacrificar ahora que iremos tras nuestros sueños. En realidad es miedo a no saber si obtendremos el retorno de inversión que queremos a cambio del compromiso que estamos haciendo.

La única manera de poder eliminar esta incertidumbre y el miedo le sigue es estar 100% convencido de que lo que estás persiguiendo lograr  vale mas la pena para ti que lo que estarás entregando con el compromiso que estás haciendo para lograrlo.