Energia 0, hora de recargar

Hoy ha sido un día particularmente difícil. Mis niveles de energía han estado muy bajos. En general, he cumplido con todo lo que me he prepuesto pero el esfuerzo necesario para lograrlo ha sido demasiado grande.

Es raro, no me siento mal. Es cierto, el fin de semana no descansé to lo que hubiera querido pero no logró identificar algo que me pudiera tener así. Cada paso que he dado hoy se ha sentido como una tarea titánica designada solo para los dioses de antaño.

Estos momentos, aunque son incómodos, nos enseñan mucho. Nos muestran lo mucho que podemos hacer aunque no estemos en óptimas condiciones. Nos enseñan a sobrellevar dificultades y a salir adelante aunque las ganas no estén ahí. Nos enseñan a sacar la cabeza del agua.

Es probable que esta sensación venga más de un tema mental / emocional que de una situación física. Los días han sido largos e intensos. He tenido mucho que hacer y la cantidad de energía mental que he estado utilizando es grande. Estoy drenado.

Sí, creo que eso es. Al menos esta vez lo estoy identificando a tiempo, antes de quemarme. Ya va siendo hora de tomarme un tiempo para mí y recargar.

Las tres dimensiones en que experimentamos nuestras vidas

Adentro de cada uno de nosotros, lo hayamos descubierto o no, hay un testigo por medio del cual experimentamos todo lo que ocurre en nuestras vidas.

Este testigo es realmente quienes somos. Todo lo demás, son construcciones mentales que hemos desarrollado por encima de la pureza de nuestra conciencia durante muchos años.

Este testigo experimenta la realidad en tres distintas dimensiones. Listadas de más “lejanas” a más “cercanas”, las tres dimensiones son: eventos y objetos en el mundo externo, emociones y pensamientos.

Los eventos y objetos en el mundo en el externo son los más fáciles de identificar. Básicamente son todo lo que está más allá de nuestra piel. El mundo físico, las cosas que suceden y las demás personas. Al ser tan obvia de identificar, esta dimensión (mundo físico) es la más fácil de catalogar como ajena a nosotros mismos.

Luego vienen las emociones. En esta dimensión ya estamos lidiando con nuestro mundo interno. Las emociones son todos esos patrones de energía que experimentamos en respuesta a los pensamientos que nuestro cerebro genera. Al vivir en el mundo interno, las emociones ya son un poco más difíciles de distinguir del testigo. Es muy fácil perder objetividad y confundir a nuestro testigo con nuestro estado emocional.

Finalmente hablemos de la dimensión del pensamiento. La distinción entre en el testigo y los pensamientos que ve pasar es muy difícil de hacer, particularmente de una manera consistente. Se requiere de algo de trabajo para poder llegar al punto en que una persona pueda experimentar a su testigo “viendo” sus pensamientos y no sintiendo qué “es” sus pensamientos. El comportamiento natural es que la conciencia (el testigo) se enfoca con tal intensidad en los pensamientos que la persona constantemente confunde su identidad con sus pensamientos.

Recapitulando, todo experimentamos el mundo en 3 dimensiones, todos el tiempo. El mundo físico, nuestras emociones y nuestros pensamientos. Todas las situaciones que experimentamos necesariamente se experimentan en estas tres dimensiones.

Desarrollar la conciencia suficiente para saber que no somos ni lo que nos sucede, ni lo que logramos, ni lo que tenemos, ni lo que sentimos, ni lo que pensamos es una de las actividades más gratificantes y nobles que una persona puede llegar a perseguir.

Ver más allá

Cada persona con que interactuamos y cada evento que ocurre en nuestras vidas es maravilloso —si tan solo nos detenemos a ver un poco más allá. La falta de inspiración y maravilla en el “día a día” no es nada más que la manifestación de nuestra incapacidad de detenernos y profundizar.

Esa persona que te está atendiendo en el restaurante y aquel vendedor que vez trabajando en la calle esconden una cantidad infinita de magia que te puede inspirar —si tan solo te detienes a ver más allá.

Esa torta de concreto sobre la cual vas caminando y el cielo azul que te rodea desde las alturas son fenomenales, ambos tienen el poder de transportarte a otro mundo —si tan solo te detienes a ver más allá.

Todo, absolutamente todo lo que nos rodea nos puede enseñar a ver cosas que aún no hemos podido ver. Podemos aprender a ver amor en la exigencia y misericordia en la tragedia. Podemos ver riqueza en una persona que está experimentando pobreza económica y amor en los ojos de un ladrón que en determinado momento no supo tomar una mejor decisión. Podemos aprender a ver la sabiduría de la naturaleza en la muerte de un ser querido y la soberbia del humano en una oferta que nos pudiera cambiar la vida para siempre.

El mundo no es cómo lo vemos. El mundo es mucho más hermoso que eso. El mundo es perfecto en todo aspecto y es nuestra falta de percepción lo que no nos deja verlo así.

Este es un buen momento para bajar el teléfono en donde estás leyendo esto o alejarte de tu computador y así poder empezar a ver un poco más allá.

Ahora que te desconectaste, ¿Qué estás viendo que no podías ver hace un instante atrás?

Un poco más de tiempo

Date un poco más de tiempo. Sí, sé que todos tenemos un tiempo finito en este planeta y que estamos viviendo contrarreloj pero esto no quiere decir que seas impaciente con los resultados. Como dice Naval Ravikant, “Sé paciente con los resultados pero impaciente con la acción.” Es decir, dale tiempo a que lleguen los resultados pero empieza a moverte YA.

Sentir que todo tiene que suceder ahorita nunca le ha ayudado a nadie. Hacer lo que se debe hacer en este momento y dejar que las cosas se den a su propio tiempo es mucho más efectivo y saludable. Dar el siguiente paso nunca se debe postergar. Tener la mente puesta todo el tiempo en que el objetivo final tiene que llegar ya se debe evitar. Cumplir con lo propuesto en el día es un imperativo. Querer comerte todo el elefante de un solo bocado solo te va a abrumar.

Eso que quieres lograr es majestuoso. No es para nada un accidente de la historia. Construirlo requiere un poco más de tiempo. No dejes de avanzar. Has algo hoy que te acerque a la meta final. No te detengas. Pero no olvides recordar que tienes un poco más de tiempo para eventualmente llegar.

Los beneficios de un poco de adrenalina

Los beneficios de un poco de adrenalina

La adrenalina es fantástica. Reconozco que no estoy ni cerca de estar capacitado para dar una descripción bioquímica de cómo funciona. Lo único que sé es que es una sustancia que libera el cuerpo humano en ciertas condiciones de estrés o emoción que le dan un “boost” a todo el cuerpo.

Un poco de adrenalina dilata las pupilas, sube la frecuencia cardiaca, sube la presión sanguínea, expande el paso de aire por los pulmones y direcciona la sangre a los músculos incrementando así la fuerza. Todas estas reacciones nos permiten lograr más. Mientras no haya una constante exposición a la adrenalina, sus efectos nos pueden ayudar a tener un mejor rendimiento.

Usualmente el cuerpo produce adrenalina en respuesta a algún estímulo externo que se interpreta como miedo, ansiedad o euforia. Considero que optimizar nuestras respuestas a estos estímulos es una buena habilidad a desarrollar. Principalmente me refiero a poder experimentar estos estímulos sin tener reacciones emocionales negativas y así poder gozar de los beneficios físicos de la adrenalina sin tener las desventajas que nos traen las malas reacciones emocionales.

Un poco de adrenalina en los momentos que necesitamos dar un poco más es un diferenciador muy importante. Nos permite ejecutar sprints cortos de alto rendimiento en los momentos que más lo necesitamos. Un poco de adrenalina nos convierte en Super Man y nos da las fuerzas necesarias para a veces hacer lo imposible.

Cuando se sobrepasan los límites

El viernes por la noche me encontraba en el hospital. Todo está bien conmigo, estaba donando sangre para un familiar. El proceso se dio relativamente rápido y en menos de dos horas ya estaba de regreso en mi casa.

Dada mi avanzada edad de 45 años (😉) decidí, sin tener idea de cuál es el protocolo médico correcto, esperar que pasará un día después de la donación para salir a correr mi entreno de 13 kilómetros. No fue una buena idea hacerlo tan pronto.

Hoy por la mañana, alrededor de 35 horas después de haber estado en el hospital salí. Los primeros 5 kilómetros estuvieron bastante bien, todo parecía normal. Empezando el sexto kilómetro empecé a sentir que se me adormecía la mano izquierda. Cerca de llegar al séptimo kilómetro la sensación de “adormecimiento” se había esparcido a los pies. Decidí parar.

Afortunadamente en este punto de la ruta de hoy solo estaba a dos kilómetros de mi casa. Me detuve a agarrar un poco de aire y empecé a caminar lentamente de regreso a casa. Llegué sin mayor novedad, comí un poco y me hidraté bien. 30 minutos después salí con mi higo a un juego doble de Slowpitch. Tampoco fue una buena idea.

Ahora estoy acá sentado agradeciendo que es domingo y que tengo tiempo de recuperarme de las dos bobadas que hice hoy por la mañana. Me siento extremadamente cansado y con bastante sueño. En mi cabeza todo esto se debe a la donación del viernes. Espero que así sea. Supongo que debo seguir reponiendo hidratación y dormir un poco.

Bueno, pues en los últimos días he estado escribiendo acerca de cómo sobrellevar obstáculos y lo importante que es no darse por vencido. En cómo vivir esa noción estoica de siempre entregar el máximo que tenemos.

Pues hoy le quiero poner un asterisco a eso de no darse por vencido. Es importante reconocer los límites que tenemos. Nadie es omnipotente y todos tenemos un punto de quiebre. Es sabio saber escuchar y ser inteligentes. Hay cosas que simplemente no podemos hacer, al menos bajo un set de circunstancias dadas. Tenemos que entender que hay momentos para luchar y también hay momentos para descansar. Me voy a dormir un poco.

Cansancio, el mejor secreto para dormir bien

Está muy de moda creer que dormir bien es uno de los pilares fundamentales de una vida saludable. Hay muchos estudios y literatura científica que respaldan las creencias populares. Yo concuerdo que dormir bien es extremadamente importante.

Con esta popular tendencia de reconocer el impacto positivo del sueño en la salud inevitablemente vienen un sin fin de consejos, métodos, productos, estrategias y hasta remedios caseros de cómo poder dormir mejor. Ha nacido toda una industria alrededor de la calidad del sueño y la cantidad de sugerencias con que somos bombardeados es abrumadora.

Bueno, yo no me quiero quedar atrás así que también quiero compartirles el secreto que yo he encontrado para dormir mejor: Para realmente dormir bien lo mejor que pueden hacer es llegar extremadamente cansados a la cama. Cuando una persona está muy cansada, su cuerpo necesita reponerse y naturalmente descansará profundamente. Nadie puede negar lo regenerador que es una noche de sueño después de un gran desvelo o un largo y productivo día de trabajo.

Un corolario de esta teoría es que una persona cansada o hizo mucho ejercicio o trabajo bastante o hizo ambas cosas durante el día. Esto implica que la persona cansada llega a la cama con un alto grado de satisfacción por haber logrado hacer muchas cosas durante el día. ¿Qué mejor para dormir bien que tener una mente tranquila que sabe que el día se aprovechó al máximo?

Se cierre o no, hay tanto que agradecer

Viendo mi feed de Twitter puedo percibir la ansiedad colectiva despertar en Guatemala. Hay fuertes rumores de que se avecina otro cierre del país debido al crecimiento de casos de Covid-19. La ansiedad es justificable. Muchos negocios sufrirán grandes pérdidas si este fuera el caso.

Al mismo tiempo, hoy por la tarde nos enteramos que la señora que nos ayuda con la limpieza en la casa dio positivo de Covid-19 (no hemos tenido contacto en ella en semanas). Aproximadamente ya lleva una semana enferma y hoy que finalmente se le pudo diagnosticar ya está en un punto en el cual necesita oxígeno. En dónde fue diagnosticada (no tengo idea en donde fue) le dieron unas pastillas, la mandaron a su casa y le recomendaron que consiguiera oxigeno. Cuando hablamos por teléfono con su hija no nos supo decir que medicina le habían dado. Solo sabía que era una.

Decidimos llamar a la farmacia y pedir un kit completo de medicinas para tratar la enfermedad y hacérselo llegar de inmediato. No puedo dejar de pensar que pedir esa bolsa fue tan fácil para nosotros mientras que para ella simplemente era algo imposible de hacer. Realmente espero con todo mi corazón que los medicamentos que iban en esa bolsa aún puedan hacer la diferencia entre la vida y la muerte.

Ahora a las 9:00pm hay cadena nacional y todos nos enteraremos de las nuevas disposiciones. Se cierre el país o no, los invito a detenerse un momento y no olvidar que hay tanto que agradecer.

Los frutos del silencio

“La incapacidad de pensar es la causa principal de muchos de los problemas que hay en el mundo”, dicen por ahí. No estoy de acuerdo. De hecho, creo que la torrente incesante de pensamientos que no nos dan un segundo de paz es la causa de la mayoría de problemas que hay en el mundo.

Las decisiones, ideas y acciones que cambian el mundo para bien son el fruto de los momentos de silencio en los cuales una paz ancestral inunda la mente. Es en el silencio en donde las personas pueden conectar con su verdadero ser. Es el silencio la tierra fértil en la cual nacen los más grandes actos de generosidad y las ideas más revolucionarias que pueden cambiar el rumbo de la historia.

El ruido y los pensamientos inconscientes que no dejan de surgir, uno tras otro, son los verdaderos enemigos. Su incesable presencia en nuestra mente no deja que la sabiduría del silencio se pueda escuchar. Es en medio de todo este ruido que la creencia de que las cosas pueden llegar a estar mejor se extingue poco a poco hasta no dejar rastro alguno.

Cuando veamos a nuestro alrededor y nos deleitemos de lo maravilloso que hoy es el mundo tratemos de no olvidar que todo lo que tenemos no son más que los frutos del silencio que millones de personas que vivieron antes que nosotros se atrevieron a escuchar.

Un café de más

El café es una de mis cosas favoritas en este mundo. Tanto así que hace un poco más de un año por temas de salud tuve que disminuir mi consumo y tuve que pasar por un proceso de desintoxicación de cafeína.

Desde ese entonces decidí hacer con el café lo mismo que ya he logrado hacer con muchas otras cosas en mi vida: cortar la dependencia y moderar mi consumo. Ha sido algo maravilloso, Debo detenerme un momento a agradecer en parte mis destrezas de moderación al libro Siddhartha de Herman Hesse.

Para no hacer larga la historia les cuento que hoy me tomé 3 cafés, uno más de lo que normalmente estoy tomando. Cuando el cuerpo está acostumbrado a no tener estimulantes dentro es impresionante el poder que tiene una taza de más de café. Mi corazón late fuerte y mi pulso es más rápido de lo normal. Mis hombros están tensos y mi espalda cosquillea. Mi respiración está acelerada y mi mente corre a mil por hora. De verdad que esta sensación no me gusta para nada. Incluso siento un tipo de “malestar” general en el cuerpo —casi como que si estuviera en medio de algún tipo de intoxicación.

No es tan tarde pero desde ya puedo ver venir una larga noche. No creo que hoy vaya a poder dormir muy bien. Es una buena lección a aprender: un café de más ya es demasiado para mí.