Esta vez sin publicidad

A principios de marzo empecé a leer libros sobre cómo escribir mejor. Algunos de ellos sobre estructura y estilo y otros acerca de claridad de pensamiento y el poder de las palabras.

Después de eso, hace 65 días, me propuse volver a escribir y publicar un post al día en este blog. Al día de hoy he cumplido el cometido todos los días.

Cuando empecé a escribir otra vez no me imaginé lo mucho que cambiaría la dinámica acá en el blog. En estos dos meses han pasado dos cosas que no pude prever.

Primero, el tráfico que recibe el blog ha estado creciendo bastante —cerca de un 400% mensual. Gracias a esto, tuve que crecer los servidores donde corro WordPress. La base de datos empezó a tener problemas manejando la cantidad e posts y los picos de tráfico.

Segundo, la cantidad de personas que están leyendo mis posts me ha puesto a pensar que debo encontrar como monetizar el contenido. Si el crecimiento sigue su rumbo actual los costos mensuales de mantener el sitio va a empezar a pesar.

Así que hace un mes decidí correr un experimento y después de mucho tiempo de no hacerlo, volví a agregar publicidad a los posts. A pesar de que el experimento indica que probablemente la publicidad podría llegar a pagar los costos mensuales de operación, ayer decidí quitarlos.

Siento que la publicidad en el tipo de contenido que genero le resta valor a la audiencia. Interrumpe y distrae, es muy intrusivo. Satura el contenido y lo hace difícil de leer.

Al final lo que estoy buscando es que su atención se centre en lo que estoy tratando de decir, en transmitirles un mensaje que considero importante. Quiero enriquecer, no distraer. No más publicidad.

¿Qué voy a hacer a largo plazo? Realmente no lo sé. Si alguien tiene sugerencias, son bienvenidas. Lo que sí tengo claro es que quiero estrechar la relación con mi audiencia y cada vez generar contenido de mayor calidad.

Es por esto que esta semana estoy abriendo la posibilidad de que se puedan suscribir, de manera totalmente gratuita, a recibir artículos nuevos por correo. Todo lo que tienen que hacer es ingresar su correo abajo y listo. Espero que se suscriban y qué inviten a sus conocidos también para ayudarme a seguir generando contenido libre de publicidad.

Procesando…
Éxito! Ya estás en la lista.

El origen de las páginas amarillas y lo único que cuenta en mercadeo

La cantidad de indicadores y métricas que existen hoy para medir la efectividad de el mercadeo y las campañas de publicidad es exorbitante. Esto es una tendencia particularmente presente en las campañas digitales. ¿Cuantas conversiones, CTRs, CPAs, etc? Con cada nuevo canal que nace vienen mas y mas métricas.

Personalmente creo que los avances tecnológicos son muy buenos y que todos estos nuevos canales e información disponible construyen mucho valor en el mundo. Pero al mismo tiempo se que no podemos olvidar cuales son los objetivos principales que estamos buscando. En el caso del mercadeo y la publicidad el objetivo principal es incrementar la cantidad de personas que visitan un establecimiento (ya sea físico o digital) a comprar un producto o servicio, los el CTR, conversiones, etc.

Para poder ilustrar este argumento déjenme contarles la historia de como empezó el negocio de las páginas amarillas en Estados Unidos. Un vendedor visitaba una pizzería. De una u otra manera convencía al dueño que le permitiera dejar gratis un teléfono (usualmente amarillo) al lado de su teléfono existente. Es muy difícil negarse a una oferta como esta donde no hay que hacer nada mas que decir que si. El teléfono amarillo se quedaba.

En un par de semanas el teléfono amarillo era el único que sonaba y sonaba ya que el número de ESE teléfono es el que aparecía registrado en las páginas amarillas. Al paso de unos meses el vendedor regresaba a la pizzeria a llevarse el teléfono. Por su puesto que el dueño de la pizzeria no quería que se llevara el teléfono. Era su mayor fuente de clientes. En ese momento ya estaba dispuesto a pagar lo que fuera con tal de que no se llevaran su teléfono amarillo.

Al dueño de la pizzeria no le importa cuantas páginas amarillas hayan en circulación, cuantas visitas hay en la páginas web, cuantas personas las usan, etc. Lo único que le importa al dueño del negocio es que el teléfono suena con llamadas de gente que le van a comprar.

Es en lograr eso que el mercadeo y la publicidad se deben enfocar.