Aprender a bajar las revoluciones como emprendedor

Saber cuándo bajar la intensidad es tan importante como poder darlo todo en un momento crucial. La vida es una maratón, no un sprint. Si no aprendemos a “desconectar” de manera regular, tarde o temprano nos vamos a quemar.

Al igual que el motor de un carro que después de mucho tiempo de estar trabajando con las revoluciones en rojo se funde, nuestra salud mental también puede en cualquier momento colapsar.

Es cierto que el mundo moderno requiere de mucha intensidad para poder sobresalir. Sin embargo, que por momentos sé requiera de intensidad no quiere decir que todo el tiempo debemos estar revolucionando a fondo nuestro motor. El secreto está en saber cuándo apretar y cuándo dejar ir.

Mucho se ha escrito sobre las habilidades “duras” que se sugieren aprender para tener éxito en el mundo del emprendimiento. Todo ese conocimiento es muy bueno pero creo que hay algo muy importante que constantemente se deja fuera: cómo manejar nuestro estado emocional y mental mientras emprendemos.

En mi experiencia es bastante común encontrarme con personas que creen que este manejo interno emocional/mental es imposible de lograr. Muchas personas lo ven como una caja negra a la cual no se puede tener acceso. Esto no es cierto y la pruebas está en que sí mañana de verdad te propones bajar un poco las revoluciones aliviaras un poco la presión.

Bajo presión

Hacer lo debido en situaciones cómodas es fácil. El carácter y el liderazgo tan solo se forjan bajo presión. Estar bajo presión significa que hay algo que está en juego. Probablemente quiere decir que haya resistencia y que se requiere de fuerza poder para salir del otro lado —y eso está bien.

Los verdaderos héroes, aquellas personas que realmente han destacado y cuyos logros son reconocidos por las grandes mayorías, han cambiado el mundo con las decisiones y acciones que han tomado bajo presión. Ninguno de ellos reescribió la historia con lo que hizo desde una hamaca durante sus vacaciones.

Por definición la presión no se siente bien. Sino dejaría de ser presión. Pero que algo no se sienta bien no quiere decir que se deba evitar. ¿Acaso el enfermo evita el doloroso tratamiento o la horrenda medicina que le ayudará a mejorar? Al contrario, lo busca con todo porque sabe que del otro lado del trago amargo está la dulce recompensa de la recuperación.

Bajo presión el carbón se convierte en diamante y las personas promedio se convierten en excepcionales seres humanos. Bajo presión, lo más formidable del ser humano se hace presente. La creatividad, nobleza y determinación de querer seguir adelante salen a relucir en esos momentos de obscuridad que parecieran ser el fin. Es en estos momentos en donde se crece y se supera, se llega al siguiente nivel.

Al igual que no todos pueden levantar 400 libras en un “bench press”, nadie puede vivir bajo presión todo el tiempo y tampoco nadie puede soportar ciertos niveles intolerables de presión. Lo que sí todos pueden hacer es fortalecer sus músculos de carácter, liderazgo y perseverancia buscando situaciones que les exijan un poco más. Buscando diariamente estar bajo un grado manejable de presión, poco a poco se podrán convertir en las personas que siempre han querido ser.

Sin presión

La presión es una creación humana y no existe fuera de las cabezas de las personas. Cualquier situación, evento o actividad es totalmente ajena a la presión. La presión tan solo existe dentro de la persona experimentando el evento.

Aunque no parezca serlo así, la presión es una decisión. Algo está ocurriendo allá afuera y la persona interpreta lo que ocurre de cierta manera. Es esta interpretación personal lo que genera la presión. No es el evento.

¿Cómo lo podemos probar? Es muy fácil. Agarremos cualquier circunstancia que generalmente se relacione con la presión:

  • Cobrar un penal en la final de un mundial
  • Dar una charla ante miles de personas
  • Tomar una decisión de inversión
  • Enfrentar una conversación difícil
  • Hacer un examen final

Todos hemos visto que hay personas que manejan estas situaciones mucho mejor que otras —porque no sienten presión. De hecho, las personas que más destacan en estas situaciones una y otra vez reportan no sentir presión.

Esto explica por qúe hay personas que destacan en estas situaciones mientras que otras se hunden. Todo tiene que ver con la reacción de la persona. No con la situación. Si fueran las situaciones las que causan la presión, nadie destacaría en esas circunstancias.

Se podría argumentar que lo que sucede es que algunas personas manejan la presión mejor que otras. Esto es cierto. Lo que sucede es que si se maneja bien la presión, deja de ser presión.