Todo es fácil, después de un tiempo

Cuando una persona va a iniciar a hacer una tarea que nunca antes ha hecho la percibe como titánica. Cuando la empieza a hacer ya la experimenta como algo manejable. Después de un tiempo de estarla haciendo, se ríe de lo fácil que le parece hacerla. Es un tema de perspectiva.

Esta pequeña secuencia es muy poderosa y recordarla nos ayuda a subir el ánimo. Cada vez que estamos por empezar a hacer algo nuevo, vale la pena traerla a la mente.

A continuación les dejo el fantástico thread de Twitter de Britta Wetteskind que lista 10 imágenes que ella creo para ayudarnos a elevar la moral. Que lo disfruten.

Pd. ¿Cual es su favorita?

Las tres dimensiones en que experimentamos nuestras vidas

Adentro de cada uno de nosotros, lo hayamos descubierto o no, hay un testigo por medio del cual experimentamos todo lo que ocurre en nuestras vidas.

Este testigo es realmente quienes somos. Todo lo demás, son construcciones mentales que hemos desarrollado por encima de la pureza de nuestra conciencia durante muchos años.

Este testigo experimenta la realidad en tres distintas dimensiones. Listadas de más “lejanas” a más “cercanas”, las tres dimensiones son: eventos y objetos en el mundo externo, emociones y pensamientos.

Los eventos y objetos en el mundo en el externo son los más fáciles de identificar. Básicamente son todo lo que está más allá de nuestra piel. El mundo físico, las cosas que suceden y las demás personas. Al ser tan obvia de identificar, esta dimensión (mundo físico) es la más fácil de catalogar como ajena a nosotros mismos.

Luego vienen las emociones. En esta dimensión ya estamos lidiando con nuestro mundo interno. Las emociones son todos esos patrones de energía que experimentamos en respuesta a los pensamientos que nuestro cerebro genera. Al vivir en el mundo interno, las emociones ya son un poco más difíciles de distinguir del testigo. Es muy fácil perder objetividad y confundir a nuestro testigo con nuestro estado emocional.

Finalmente hablemos de la dimensión del pensamiento. La distinción entre en el testigo y los pensamientos que ve pasar es muy difícil de hacer, particularmente de una manera consistente. Se requiere de algo de trabajo para poder llegar al punto en que una persona pueda experimentar a su testigo “viendo” sus pensamientos y no sintiendo qué “es” sus pensamientos. El comportamiento natural es que la conciencia (el testigo) se enfoca con tal intensidad en los pensamientos que la persona constantemente confunde su identidad con sus pensamientos.

Recapitulando, todo experimentamos el mundo en 3 dimensiones, todos el tiempo. El mundo físico, nuestras emociones y nuestros pensamientos. Todas las situaciones que experimentamos necesariamente se experimentan en estas tres dimensiones.

Desarrollar la conciencia suficiente para saber que no somos ni lo que nos sucede, ni lo que logramos, ni lo que tenemos, ni lo que sentimos, ni lo que pensamos es una de las actividades más gratificantes y nobles que una persona puede llegar a perseguir.

Bajo un cielo lleno de estrellas (la historia de la camisa manchada)

Aún puedo recordar claramente cómo todo se desbarato en el día en que tuve una reunión“crucial” con un cliente muy importante. Ese día que quedó marcado en mi memoria para siempre, fue muy duro. Justo antes de llegar a la oficina en donde todo iba a salir de acuerdo a plan, manché mi camisa. Claro, la camisa tenia qué ser blanca.

Sin haber encontrado alguna otra opción, me tuve que presentar a la reunión con una gran mancha que no solo ensuciaba mi vestimenta, también ensuciaba mi auto imagen, mi autoestima y mi amor propio. Esta mancha fue suficiente para quitarme las ganas de vivir por al menos un par de días.

Exactamente no sé por qué hace una hora que estaba sentado frente al mar, viendo un precioso cielo lleno de estrellas, este recuerdo saltó con tanta claridad a mi mente. Creo que puede ser que ver tan de cerca la majestuosidad de la galaxia y el universo en que vivimos pone en perspectiva lo que son nuestras vidas. Acá estamos todos, parados sobre un pedazo de tierra que gira alrededor del espacio y tenemos la oportunidad de pasar un número infinitamente corto de años acá. Es maravilloso. Conectar con la infinita dimensión del cosmos nos ayuda a poner las cosas en perspectiva.

Esta sensación de asombro y pertenencia a algo tan grande me trajo este recuerdo a la mente por algo. Para recordarme de que no me debo de tomar las cosas tan en serio. Al final del día, todo pasará. Yo pasaré. Es un pensamiento tan liberador. Nunca más volveré a arruinar mi viaje bajo este bello cielo de estrellas solo porque vuelva a manchar otra camisa.

Siempre hay que romper huevos para hacer un omelette

Hoy por la tarde nuestro gato Fluffy tuvo cita en el veterinario. Como ya es de costumbre, meterlo en su pequeña jaula para poderlo transportar fue una batalla campal. Una vez que entre dos personas lo logramos asegurar empezaron los maullidos de desesperación. Es algo que al menos para mí es complicado de manejar.

Lo difícil del momento me recordó que muchas veces la medicina más amarga es la que más ayuda al paciente. En otras palabras, para poder hacer un omelette siempre hay que romper algunos huevos. Para que el gato pudiera tener sus vacunas y así prevenir alguna enfermedad fue necesario para por ese mal momento.

Lo mismo ocurre cuando entrenamos nuestro cuerpo para hacerlo más fuerte y saludable. Levantamos pesas, corremos, nadamos o nos levantamos desde antes de que salga el sol. Estas actividades a veces duelen, y duelen mucho —son precisamente los huevos que rompemos para luego poder tener un cuerpo saludable (el omelette).

Cuando dejamos que alguien que trabaja con nosotros cometa un error también estamos rompiendo algunos huevos. Lo dejamos caer porque sabemos que en unos meses la experiencia que esa persona ganará de el error aportará mucho a la productividad del equipo.

Finalmente puedo pensar en un hospital que salva miles de vidas al año. Probablemente para construir ese hospital algunos arboles fueron talados y el ecosistema natural sufrió un desequilibrio. Sin duda alguna se destruyó algo de valor para poder construir el hospital pero eso está bien porque el valor que agrega el hospital es mayor que el que se destruyó. Es decir, sé tuvieron que romper algunos huevos para poder hacer el omelette.

¿Cómo sería vivir sin aquello de lo que te quejas?

Hay tantas cosas de las que nos quejamos. Personas, situaciones, eventos, resultados. En un buen día casi que nos podríamos quejar de todas estas cosas.

En esos momentos de frustración, negatividad y francamente, de berrinche, estamos dispuestos a hacer casi cualquier cosa para eliminar aquello de lo que tanto nos estamos quejando.

Detesto a mi jefe. Ya no aguanto a mi esposa. Mi trabajo es una porquería. Me vuelven loco mis hijos. Mi carro es una basura. Ya saben cómo es.

Pues hoy los quiero invitar a reflexionar brevemente en lo siguiente.

Si nos detenemos por un momento a contemplar cómo serían nuestras vidas sin tener aquello de lo que nos quejamos podemos empezar a apreciarlas y a cambiar todas esas quejas por un profundo sentido de gratitud. Algunos ejemplos:

¿Cómo sería su vida si no tuvieras ese trabajo de porquería? Tal vez no podrías pagar tus cuentas y estarías endeudado. A lo mejor no hubieras construido tu curriculum y no tendrías la experiencia necesaria para saltar a tu siguiente trabajo.

¿Cómo sería tu vida si nunca hubieras conocido a tu esposa? Esos niños que tanto quieres nunca hubieran nacido. Todos esos maravillosos recuerdos que tal vez no quieres revivir por despecho desaparecerían para siempre.

¿Cómo sería tu vida sin esa basura de carro? Seguro te mojarías de vez en cuando cuando llueve y tienes que caminar desde el bus hasta a tu casa. También tendrías que salir una hora antes para llegar al trabajo y regresarías una hora después todos los días.

Sí, vivir sin aquello de todo aquello de lo que te quejas sería peor. Mucho peor. Una de las decisiones fundamentales que todos tenemos que tomar es cómo vemos cada situación. Podemos escoger ver lo que le hace falta a lo que ya tenemos o podemos escoger ver cómo lo que tenemos es mucho más que nada.

Cómo una vez dijo un caballero templario en Indiana Jones: “Escoge sabiamente o morirás una muerte terrible”.

Lo importante es jugar

Tanto en los deportes como en la vida, a veces se gana y a veces se pierde. Lo importante es jugar. Sin embargo, la gran mayoría de personas, al menos en mi experiencia, se la pasan bien cuando ganan y mal cuando pierden. Lo interesante es que cuando uno se detiene a pensarlo, es difícil encontrar una razón válida por la que se necesite ganar para pasarla bien.

Para aquellos de ustedes que me conocen, saben que soy altamente competitivo, especialmente con los deportes. Durante mucho tiempo pasé mucho malos momentos porque yo o los equipos a los que le iba perdían. También me la pasaba bastante mal al tener cualquier tipo de fracaso personal o profesional. ¡Qué perdida de tiempo! Pero gracias a los años y bastante introspección he aprendido que lo importante es jugar y que perder solo es una mensaje muy sutil de la realidad que simplemente nos está diciendo “por acá no es”.

Eso es todo. Perder, o como le quieran llamar, solo es retroalimentación. No quiere decir nada acerca de la persona que perdió. Tan solo es una indicación de que lo que se hizo no es lo que se requería para ganar. Pero esto en ningún momento significa que uno se deba sentir mal. ¿Por qué escoger sentirse mal?

Al pasársela bien, independientemente del resultado, se multiplica la cantidad de tiempo que uno puede disfrutar. Después de todo, se gane o se pierda, se debe agradecer que se tuvo la oportunidad de jugar y eso es lo importante.

No hay nada de que temer

La mala noticia: Has brincado de un avión sin paracaídas.

La buena noticia: No hay suelo abajo con el que vas a chocar.

Así es la experiencia de vivir. Pasa esto, pasa aquello. Surgen problemas y luego se resuelven. Se pierden cosas y también se pierden personas. Ganamos algunos juegos y perdemos otros. A veces reímos al igual que a veces lloramos. Sin duda alguna, estar vivo a veces se siente como brincar de un avión sin paracaídas.

Lo bueno es que todos esos miedos y ansiedades que vienen de estar en caída libre no están fundamentados. ¿Por qué? Porque no hay un piso abajo con el cual chocar. Las cosas nunca terminan tan mal como creemos. En realidad, no hay nada de que temer.

Alguien está soñando con tener tu vida

De experiencia personal puedo afirmar que muchas veces he soñado con tener la vida de alguien más. Algunas veces he soñado con tener la vida de un famoso deportista y otras veces con tener la vida de algún exitoso emprendedor.

Invertimos tanto tiempo queriendo que nuestra vida sea “mejor” —justo como la de alguien más. Como la vida de alguien “que lo tiene todo”.

Este es un ejercicio mental muy nocivo. Es una práctica desgastante que únicamente nos llena de envidia, avaricia e inconformidad. Estar deseando tener la vida de alguien más es un acto de violencia en contra de lo más sagrado que cada uno de nosotros tiene: nuestro tiempo en este mundo.

Hay una variación de esta compulsión de transportarnos a querer vivir la vida de alguien más que resulta ser mucho más gratificante y productiva. Es una reflexión que los estoicos vienen practicando desde ya hace más de 2,000 años. Es muy simple y puede inundar la vida de cualquiera con agradecimiento y felicidad en cuestión de solo unos minutos.

La práctica consiste en visualizar que en este preciso instante, sin importar que dificultades estes atravesando, seguro hay muchísimas personas que están soñando con tener tu vida. Cuando digo muchísimas me refiero a millones, quizás billones de personas.

Tal vez estás solo en tu casa y acabas de perder un millón de dólares. Seguro que alguien sin casa, sentado bajo la lluvia y llorando la muerte de su hijo está soñando con tener tu vida. Estás vomitando y con altas fiebres por que te enfermaste y llevas así una semana. Sin duda alguna alguien en su tercer año de quimioterapia está soñando con tener tu vida. Te acaba de dejar tu pareja y estás llorando con tus amigos después de unos cuantos tragos de más. Te puedo asegurar que alguien que vive con dos dólares al día y está solo en una finca en la mitad de la nada sin haber visto a su familia en un año está soñando con tener tu vida.

Es cierto que todos experimentaremos momentos difíciles en nuestras vidas. Muy difíciles. Pero cambiar nuestros sueños de querer tener una mejor vida, la vida de alguien más no nos ayuda en nada. Por eso los invito a recordar diariamente que en este preciso momento alguien está soñando con estar en la situación en que estamos ahora. Hacer esto durante 5 minutos todos los días hace toda la diferencia en como afrontaremos esos momentos difíciles.

Las dos maravillas de recordar

Cuando nuestros pensamientos viajan hacia el pasado, muchas veces algunos experimentamos remordimiento. Pareciera ser que nuestro pasatiempo favorito es analizar nuestras vidas con el único propósito de querer que fueran diferentes. También pasamos demasiado tiempo queriendo que nuestras vidas actuales fueran como fueron antes o queremos haber tomado decisiones diferentes para que nuestras vidas hoy fueran mejores. Si jugamos a este juego, no hay cómo ganar.

Pero hay otra manera de experimentar nuestro pasado. Hay formas de poder utilizar nuestro paso por la vida constructivamente. Aunque no nos resulte fácil, podemos utilizar nuestro pasado para mejorar tanto nuestro presente como nuestro futuro. Podemos visitar los rincones de nuestro pasado con la intención de aprender y agradecer.

Es totalmente válido querer cambiar cualquier aspecto de nuestras vidas en cualquier momento. Para realizar cambios necesitamos más información, necesitamos aprender. Si viajamos hacia el pasado no con remordimiento pero con la intención de aprender y entender que podemos hacer mejor podremos ver nuestro pasado como un eterno maestro que está siempre disponible para enseñarnos algo.

Para poder recordar nuestro pasado primero tenemos que estar vivos y luego debemos tener tiempo disponible para voltear a ver hacia atrás. Aunque no lo parezca, hay tanto que agradecer en cada momento. En especial hay mucho que agradecer respecto a las vidas que hemos tenido. Después de todo, es este camino lo que nos ha hecho las personas que somos hoy. Y si por alguna razón no nos gusta la persona que somos hoy, siempre podemos cambiar aprendiendo de la persona que fuimos ayer (nuestro pasado).

Nuestro pasado es un regalo que siempre podemos escoger aceptar o no. Tenemos la opción de tomar este regalo, abrirlo y utilizarlo para construir el resto de nuestras vidas. No lo sigamos desperdiciando.

En dónde está la mirada

La mente y el corazón tienen una capacidad casí infinita de enfoque. Se pueden enfocar con tanta intensidad en cosas tan particulares que a veces perdemos la perspectiva. Por ejemplo, alguien nos alza la voz y en un instante olvidamos por días lo maravillosas que son nuestras vidas.

Aprender a direccionar nuestro enfoque no es algo que sepamos hacer. Es más, la gran mayoría del tiempo ni siquiera nos damos cuenta en qué estamos enfocados. Rara vez estamos conscientes si estamos enfocados en un pensamiento, una emoción, en algo que alguien nos digo o en un futuro que no sabemos si se hará realidad. Pasamos nuestras vidas “dormidos”.

Lo bueno es que la capacidad humana de enfoque tiene una característica muy peculiar. Es extremadamente flexible y, con un poco de práctica, la podemos dominar completamente. Imagina tu capacidad de enfoque como una luz que al mismo tiempo puede enfocarse en un solo objeto o ampliarse para iluminar toda una habitación. Y no solo esto, también la puedes direccionar a cualquier objeto que quieras.

Aprender a utilizar esta cualidad humana no es fácil y requiere mucha práctica. Ala vez, los beneficios de cultivar esta habilidad son infinitos. Tan solo imagina cosas tan simples como poder enfocar toda tu atención en lo que te motiva a querer alcanzar tus metas en lugar de estar preocupado por lo que los demás puedan pensar de tu nuevo proyecto.

En realidad tu vida depende totalmente de en donde esté puesta tu mirada. Si quieres ver mierda en todos lados, experimentaras tu vida como mierda. Si ves maravillas en todos lados, tendrás una vida maravillosa. El primer paso es darte cuenta que siempre estás enfocado en algo y que tú eres el que decidió enfocarse en eso.