¿Es legal que un banco haga esto en Guatemala?

Este pasado miércoles 15 de septiembre se celebró el día de la independencia acá en Guatemala. Fue el bicentenario de nuestro país.

Cómo es habitual, desde el martes 14 mis bancos empezaron a enviarme varios comunicados acerca de los horarios modificados que estarían en vigencia para el procesamiento de las transferencias ACH durante el feriado.

Justo unos minutos después de recibir estas notificaciones de los bancos una persona me contactó por Whatsapp para decirme que una transferencia que me había hecho acababa de ser rechazada por mi banco. Oook… Era el final de la tarde del día antes del feriado. A lo mejor eso tenía que ver.

Resulta ser que esto no tenía nada que ver. Yo probé hacer varias transferencias dentro de los horarios habilitados y nada. Todas las transacciones que traté de hacer hacia esta cuenta fueron rechazadas. Definitivamente había algo mal más allá del horario del feriado.

Después de varias pruebas fallidas decidí finalmente llamar al banco. Todavía no puedo creer la respuesta que obtuve. “Señor, todas sus cuentas están bloqueadas porque aún no ha actualizado sus datos con nosotros”, dijo tranquilamente la voz al otro lado de la línea. “Acérquese a una agencia a actualizar sus datos y ahí mismo le desbloquearán sus cuentas”, concluyó.

¡Qué! ¿Mi dinero está rehén hasta que actualice mis datos? Realmente me pareció desagradable esta estrategia. Particularmente porque no puedo recordar que el banco me haya contactado para pedirme que actualice mis datos. Lo que no puedo olvidar son las infinitas e insistentes llamadas ofreciéndome un “extra financiamiento que tengo disponible a un muy buena taza”.

En fin, fui al banco a actualizar mis datos y después de dos horas y media (sí, el sistema falló y no podían desbloquear mis cuentas en dólares) logré liberar el acceso a mis cuentas, a mi dinero que les estoy confiando.

Alguien que sepa me puede decir, ¿Es este tipo de acción legal en Guatemala? ¿No hay alguna ley que proteja a los cuenta habientes? La verdad yo no tengo idea. Lo que sí es que me pareció un táctica de muy mal gusto. Si tan solo me lo hubieran pedido, yo hubiera ido a actualizar mis datos.

La crítica “on line”

Criticar algo en público es cada vez más fácil. Poco a poco la cultura “on line” ha creado en un espacio virtual apto para despedazar los proyectos, acciones y sueños de cualquiera.

La tecnología y capacidad de comunicación que existe hoy no tiene precedentes pero no puedo dejar de cuestionarme si la manera en que la estamos utilizando es la mejor. Me parece que no.

Creo que la crítica, retroalimentación, “feedback” o cómo ustedes le quieran llamar es de los regalos más grandes que una persona le puede dará otra. Esto sí y sólo sí, la intención de dar la crítica es genuinamente ayudar a la otra persona a mejorar. Esto no es lo que veo pasar “on line”.

¿Qué es lo que sí veo? Con mucha tristeza veo mucho veneno y un infinito deseo de mostrar superioridad sobre los demás por medio de la destrucción de sus proyectos y aquello en lo que mas creen. Veo cómo se rechazan, con maldad infinita, los proyectos de personas que tal vez en un pasado cometieron algún error y ahora están tratando de hacer enmiendas. Veo, sin aún poder entenderlo, cómo se critican las acciones de personas cuando es evidente que las personas que critican no tienen idea de lo que están hablando. Veo cómo estamos utilizando toda esta maravillosa tecnología para destruirnos unos a otros.

Hoy tenemos todos lo que pudiéramos desear y más. Hoy podemos comunicarnos con casi cualquier persona en el mundo. Tenemos mucho poder. Cada uno de nosotros tiene un megáfono que puede resonar, cómo diría el famoso Buzz Light Year, “¡Al infinito y más allá!”. Tenemos que ser más conscientes en cómo usamos este poder que tenemos y recordar que qué la otra persona no nos conozca o no nos esté viendo no nos da permiso de destrozar sus sueños con un comentario público cuyo único objetivo es hacer daño. Tenemos que ser mejores que eso.

El desacuerdo en la empresa

“Si los dos siempre estamos de acuerdo, uno de los dos está de más”, solía decir Henry Ford a los ejecutivos de su empresa. Él no era una persona que evitaba el desacuerdo. De hecho, constantemente lo buscaba como fuente de innovación.

Soy el primero en decirles que tener una conversación en la que se está de acuerdo con la otra persona es una de las cosas que mas le gusta a las personas experimentar. Y hay un lugar para esas conversaciones. La empresa de alto rendimiento definitivamente no es uno de ellos.

Para que una empresa alcance su máximo potencial y pueda innovar a un ritmo mejor que su competencia necesita tener desacuerdo saludable dentro de sus filas. Si todo mundo dentro de la empresa piensa igual, o peor aún, piensan diferente pero no se sienten seguros expresando lo que piensan, la empresa está destinada a morir.

El mundo es complejo y los negocios más aún. Es imposible que una sola persona tenga todas las respuestas. Nadie puede tener todos los puntos de vista cubiertos o haber vivido todas las experiencias requeridas para resolver un problema determinado. Se requieren muchas mentes y puntos de vista diferentes para descifrar el rompecabezas.

Vale la pena recalcar que no todos los desacuerdos son iguales. Hay muchos desacuerdos que son nocivos, incluso tóxicos para la empresa. Estos son los desacuerdos que nacen por ego y las ganas que alguien tiene de mostrar que tiene la razón y probar que sabe más que los demás. En estos desacuerdos se busca poder, aprobación o algo similar. El objetivo de este desacuerdo es que alguien gane y alguien pierda. Esto no sirve.

Pero hay otro tipo de desacuerdo que es extremadamente valioso. Es el desacuerdo que busca entender el punto de vista de la otra persona para compararlo con el propio y así poder, de una manera lógica y racional, encontrar la opción que más le conviene a la organización. Es un desacuerdo desinteresado que quiere aprender y compartir. Es extremadamente generoso y requiere de mucha vulnerabilidad porque muchas veces las propuestas individuales iniciales terminan enterradas en el olvido para que nuevas ideas colectivas puedan vivir.

¿Cómo vamos pagar?

Durante los últimos días ha habido mucha controversia acerca de las nuevas políticas de privacidad de Whatsapp. Mas allá del ruido mediático que esto ha causado, creo que muy poco va a cambiar. Algunas personas dejarán de usar el servicio. Estimo que esto será un porcentaje muy bajo de la base total de usuarios. El resto seguirá utilizándolo normalmente.

En mi grupo específico de contactos les puedo afirmar que solo 2 de ellos me han contactado por un aplicación alterna. El resto de mis contactos, a pesar de que muchos han bajado alguna otra aplicación, sigue utilizando Whatsapp habitualmente a pesar de haberse quejado fuertemente de los cambios.

Todo en este mundo se tiene que pagar de una manera u otra —siempre. En el mundo del internet y la tecnología nos hemos acostumbrado a pagar o con nuestra atención o con nuestros datos personales pero ya no con dinero. Nos quejamos si una aplicación cuesta más de $1.99 y decimos que es una desconsideración cobrar taaanto por un aplicación que nos simplifica grandemente la vida. Queremos que todo sea gratis y que funcione impecablemente.

Si queremos aplicaciones privadas de comunicación que funcionen bien tendremos que pagar por ellas —con dinero esta vez. Es absurdo pensar que llegará una solución gratuita y de calidad que no necesite minar nuestros datos privados para ser sostenible en el tiempo. Esto simplemente no ocurrirá.

Estoy seguro que este asunto de las herramientas de comunicación se estabiliza pronto. Lo que aún no sé es como la mayoría de las personas decidirá que quiere pagar el privilegio de tener estas maravillosas aplicaciones a su disposición: con sus datos privados o con su dinero. Esto determinará el tipo de solución que prevalecerá.

Por el momento pareciera ser que la mayoría querrá pagar con sus datos privados y parece ser que Whatsapp ya lo sabía desde hace tiempo atrás.