Soñar es gratis

Hace un par de días tuve la oportunidad de entrevistar a Marcos Antil. Aquellos de ustedes que leen seguido el blog recordarán mi reseña de su libro Migrante. A los que no la hayan leído los invito a leerla aquí.

Durante nuestra plática Marcos mencionó algo que me dejó pensando durante todo el fin de semana. “Soñar es gratis, ¿así que por qué no soñar grande?” me dijo. “Puede ser que sea más difícil lograr un sueño grande que uno pequeño, pero soñar con cualquiera de los dos cuesta lo mismo”.

Hay bastante que desempaquetar en estas pequeñas frases. Lo primero que me viene a la mente es que la imaginación no tiene límites. Realmente se puede imaginar lo que uno quiera. También resulta ser cierto que antes de poder construir algo hay que imaginarlo (soñarlo) primero. No se podrá construir algo que no se imaginó primero. Así que el tamaño de lo que se puede construir o lograr en el mundo está limitado por el tamaño de los sueños que se tienen.

Los sueños motivan. Dan fuerza y son el motor que permite levantarse después de caer. Son estrellas guía que muestran el camino a seguir. Mientras más grande sea el sueño más motivación, más fuerza y más determinación. Una vez más, no tiene sentido alguno no ir tras el sueño grande.

Finalmente, cualquier sueño que valga la pena perseguir requerirá de trabajo y esfuerzo para materializarse. Pero ningún sueño, por pequeño que sea, se cumplirá solo por qué sí. Así que si se va a decidir empezar a trabajar por algo, ¿por qué no trabajar por algo que pueda cambiar el mundo? ¿Por qué no trabajar por un sueño que cambie tu vida? ¿Por qué no soñar y trabajar por cambiar las vidas de los demás?

El resto de tu vida empieza con los sueños que tengas hoy. No límites hasta dónde puedes llegar por no querer soñar en grande. No tengas miedo y deja libre tu imaginación. Después de todo, soñar es gratis sin importar el tamaño del sueño que quieras alcanzar.

Música vs Podcasts

Desde los ya hace mas de 84 días que estamos en cuarentena, he corrido escuchando Podcasts. Como escribí en este artículo, he tenido que buscar tiempo para escuchar podcasts por qué ya no paso tiempo en el tráfico.

Hoy, después de 7 días de no salir a correr debido a mal clima, me sentí sumamente motivado al ver que la tormenta finalmente terminó. Sobre un cielo azúl, un par de nubes blancas reemplazaban ese manto gris que ya se había vuelto inquilino permanente de la vecindad. Era hora de salir!

Unos momentos antes de empezar a correr, dudé. “¿Pongo podcasts o pongo música?”, me decía por dentro. Me estaba sintiendo muy energizado y sentía que los podcasts no harían justicia al estado de ánimo en el que estaba. No estaba equivocado.

Abrí mi teléfono, e inicié la aplicación de música. Busqué el play list que me ha acompañado ya por más de que 3,000 kilómetros y que no había escuchado desde hace 3 meses atrás. La anticipación creció en mí. Me gusta correr com la música en orden aleatorio y no sabía que canción iba a empezar. Empecé a correr y la música llenó todo mi ser.

Puedo decir que para hacer ejercicio, la música definitivamente le gana a los podcasts. Por lo menos para mí.Por lo menos el día de hoy.

La música fácilmente puede pasar a un segundo plano y permite que la mente pueda enfocarse y pensar en problemas que resolver. También nos invita a soñar. Al escuchar un podcast, la mente naturalmente se centra en tratar de hacer sentido de lo que se está diciendo en el programa que se esté escuchando. Se enfoca en entender.

El nivel de energía que se puede obtener gracias a un set de canciones bien seleccionadas que sirvan como detonador emocional es muy alto. Esto definitivamente hace una gran diferencia en el rendimiento que se obtiene. La experiencia de la rutina también se verá beneficiada.

Puede ser que esto solo sea una impresión que tengo gracias a la muy buena experiencia que tuve por la mañana. Pero no lo creo. Objetivamente mis resultados de hoy fueron bastante mejores. A pesar de que tenia mas de una semana de no hacer ejercicio, mi paso promedio por kilometro fue 22 segundos más rápido de lo que había estado promediando este último mes.

Definitivamente esto es un tema subjetivo y las experiencias de cada quién van a ser diferentes. Así que lo único que puedo afirmar es que dadas las condiciones de hoy, para mí, la música le pateo el trasero a los podcasts.

Música y emoción

Que poderosa es la música. Nos puede transportar en tiempo y lugar con tan solo susurrar una nota. Puede hacernos sentir dueños del mundo o revivir el dolor de haberlo perdido todo.

Las emociones son el motor del ser humano. El estado emocional que llevamos con nosotros a cualquier situación determina grandemente nuestra experiencia del momento y los resultados que podemos obtener.

Entonces, si la música nos puede ayudar a cambiar nuestro estado de ánimo y nuestro estado emocional determina la calidad de experiencias y resultados que obtenemos, ¿podrá la música darnos una mejor experiencia de vida y mejores resultados?

Mi respuesta es sí. Siempre en el momento que más lo necesito voy a buscar motivación en los versos, acordes y melodías de las canciones que tienen un lugar especial en mi corazón. Al día de hoy, nunca me ha defraudado.

La manera en que escuchamos música ha cambiado mucho en los últimos años. Cambiamos comprar un disco y sentarnos a escucharlo 10 veces seguidas por tener acceso a 42 millones de canciones en todo momento. Sin embargo, la emoción sigue allí.

Las maravillosas apps que hoy tenemos —Apple Music, Deezer, Spotify, etc.— son herramientas de doble filo. La selección es tan grande y las sugerencias están a la orden del día. Todo esto puede hacer que la emoción se puede empezar a diluir.

Por lo menos en mi caso, a veces paso meses tratando de descubrir la siguiente banda que me va a “cambiar la vida”. Tal vez he encontrado 6 ó 7 bandas de ese nivel en los últimos 10 años y en el camino escuché mucha música que no me prendió.

Pero estas apps también hacen cosas maravillosas como permitir crear playlists, ver que cosas están escuchando tus amigos y avisarte cuando tu banda favorita ha sacado material nuevo.

Particularmente los playlists son herramientas fenomenales para el manejo del estado de ánimo. Se pueden utilizar para hacer ejercicio, trabajar o afrontar situaciones difíciles. No importa que emoción quieras amplificar, siempre puedes crear o buscar un playlist que te de un empujón en la dirección correcta.

Para que puedan conocer un poco mejor la música que me motiva y escucho cuando estoy escribiendo, les comparto mi playlist “Motivated State”.

Alguien a quien admirar

Hay una fuerza más poderosa que un millón de bombas atómicas detonadas al unísono. Es la misma fuerza que durante millones de años le ha estado dando forma al planeta tierra. Es el motor de todo; la razón de ser de todas las maravillas que hay a nuestro alrededor.

Esta fuerza es la motivación. Ese fuego interno que sentimos cuando estamos inspirados y que despierta el infinito poder del alma. No he visto nada más poderoso que un ser humano motivado.

La motivación nace de el deseo de materializar una visión interna que aún no existe en el mundo externo. La cristalización de esta visión es la chispa que enciende la hoguera. Si la visión es clara, la motivación será grande. Si la visión es difusa, habrá poca motivación.

Para que una visión se pueda cristalizar es necesario tener un punto de referencia, un norte hacia el cual apuntar. Este norte viene necesariamente de las experiencias e interacciones que una persona pueda tener. Por ejemplo, resulta imposible pedirle a alguien que ha vivido toda su vida aislado en el amazonas que desarrolle una motivación para ser broker en Wall Street o jugador de futbol del Real Madrid.

Es por esta razón que tener a alguien a quien admirar es tan importante. La admiración hacia una persona —sin importar que sea real o ficticia— nos da una conexión muy especial con alguien que “quisiéramos ser” o algo que “quisiéramos poder lograr”.

Todos podemos recordar ese héroe de nuestra niñez que nos motivó a hacer algo que no creíamos que era posible lograr. Yo recuerdo a Ryne Sandberg —segunda base de los Cachorros de Chicago— quien sin el saberlo, me cargó en sus hombros hasta llevarme a jugar en la pre-selección de Baseball de mi país.

Hoy en mi vida adulta sigo encontrando motivación en las personas que admiro. Encuentro mucha fuerza en emprendedores como Ben Horowitz y Steve Jobs. En términos de paz y serenidad me refugio en personas como Michael Singer y Anthony de Mello. La paciencia y gentileza que quisiera tener la modelo en la persona de mi esposa Elena.

Tener alguien a quien admirar —lo conozcas o no— es una fuente de motivación inagotable. Mira a tu alrededor y busca. Encuentra esas personas que despiertan lo mejor en ti y pasa tiempo con ellas. La admiración es tu pasaporte directo a una vida llena de motivación.

El hombre que volvió a ver el color

Fueron tiempos de gran incertidumbre. Una época difícil en la que todo parecía una macabra historia pintada en tonos de gris. Los mercados estaban vacíos y las personas que vagaban por las calles iban cabizbajas sin una pizca de esperanza en su corazón. El pueblo entero, silencioso como un funeral, marchaba solemnemente hacia un final que no tenía qué ser.

Tanta destrucción y tristeza que se podía evitar. Las cosas no tenían por qué ser así. Es cierto, la incertidumbre se respiraba en el aire pero la situación no tenía por qué extirpar la vida y las ganas de luchar de toda una población. La mejor manera de combatir en contra de la incertidumbre no era la desesperanza. ¡Al contrario! El único camino hacia adelante era volver a ver el color.

“Cuando las cosas son inciertas y el camino a seguir es más gris de lo que quisiéramos, tenemos que dejar el miedo por un lado y empezar a actuar”, pensaba el único hombre del pueblo que todavía podía ver el color. Él era la última esperanza de aquel pueblo que ya se había dejado morir.

“Es maravilloso ver cómo una pequeña semilla con el paso de los siglos se convierte en un majestuoso roble que ni los más fuertes vientos pueden doblegar”, se decía a sí mismo. “Lo mismo sucede con la semilla de la incertidumbre sino se corta a tiempo y en la mente se deja crecer”, se volvió a recordar.

Así que con esos pensamientos en el corazón se levantó en cuerpo y espíritu. Dio el primer paso, sin importar si era en la dirección correcta, y siguió caminando. Con cada paso ganó fuerza y confianza. Con cada acción fue moldeando un poco más la incertidumbre y con su voluntad le dio forma a su destino. Con su entusiasmo contagió a sus compatriotas y juntos lograron salir adelante.

Todo volvió a estar bien gracias a un solo hombre que en la incertidumbre volvió a ver el color.

Todos pueden ser héroes. Hoy.

A lo largo de la historia de la humanidad siempre han habido momentos devastadores. Guerras, desastres naturales, plagas y otro sin fin de problemáticas que han requerido de héroes para ser superados.

Al leer “héroes” y “momentos devastadores” en la misma frase saltan muchos nombres rápidamente a la mente. Para mí algunos de estos nombres son: Marco Aurelio, Winston Churchill, Reina Isabela, Gandhi, Napoleon, Cleopatra, George Washington, Simon Bolivar, etc.

Cualquier persona que quiera saber un poco mas acerca de cómo estos grandes personajes vencieron los retos de sus tiempos solo debe buscar sus nombres en Google y listo. También puede comprar cualquiera de los cientos de libros que han sido escritos acerca de ellos.

Pero lo que el internet y los libros de historia han dejado olvidado por siempre –tal vez porque es algo imposible de registrar– son las historias de los millones de hombres y mujeres que han dado forma al mundo desde el anonimato.

Estas son las historias de los millones de almas que a su propia manera vivieron y murieron como héroes; cargando con valor y dignidad los pesos que la fortuna los destinó a cargar. Almas que nunca se rindieron y siempre lucharon por construir un mañana mejor. Almas a las que no les importó el precio que tuvieran que pagar por llegar a ver, como dijo Martin Luther King, Jr., “la tierra prometida”.

Todos estos millones de almas nos recuerdan que ser héroe no solo es liderar a tu país hacia su independencia; también es unir a tu familia y llenarla de felicidad. Ser héroe no solo es guiar a tu imperio a dominar el mundo; también es tomarte el tiempo de guiar a un niño por el camino del bien. Ser héroe no solo es darle esperanza y motivar a todo un país en tiempo de guerra; también es darle esperanza el desamparado que cree que el mundo está por acabar. Ser héroe no solo es pelear por los derechos y la libertad de tus compatriotas; también es actuar libremente y defender tus creencias sin importar lo que piensen los demás.

Estamos en un momento histórico en el cual el mundo que tendrá la humanidad mañana depende de cómo cada uno de nosotros se comporte hoy. Esto no está en las manos de los “líderes” políticos y los futuros héroes sobre los cuales algún día se escribirán libros. El pequeño mundo que cada uno de nosotros tiene a su alrededor necesita de lo mejor que tenemos en nuestro corazón.

No olvidemos ahora que todos pueden ser héroes. Hoy.

Mejor solos que mal acompañados

“Eres el promedio de las 5 personas con que más tiempo pasas” — Jim Rohn

Este “quote” Jim Rohn siempre me ha parecido espectacular. Es crudo, muy directo y en mi experiencia, muy cierto. Lo escuché por primera vez hace muchos años y desde entonces lo he tenido muy presente.

Pero hoy, que muchos de nosotros estamos confinados y pasando mucho tiempo con una menor cantidad de personas me pareció muy importante revisar con un poco de detalle lo que dijo Rohn.

Primero, siento que hay una fuerte referencia al nivel de energía y actitud con que afrontamos nuestras vidas. Osea, ¿quién de ustedes me puede decir que al estar rodeado un buen tiempo por un grupo de pesimistas no empieza a ver el “vaso medio vacío”?

Del mismo modo, ¿cuántos de ustedes sienten que pueden atravesar una pared de frente cuando están con otros que están llenos de determinación y energía positiva? Yo también lo siento.

Luego pienso en temas de conversación. Que agradable es cuando las conversaciones fluyen y llegan a lo más profundo de nuestro ser por qué resuenan con quienes realmente somos. Cuando no hay resistencia en la conversación estamos con el grupo de personas correcto.

Ahora el otro lado de la moneda. Aquellas personas que nos incomodan y nos ponen resistencia. Para ser mejores necesitamos a personas que nos estén llevando constantemente al límite. Estas son personas con altos estándares de calidad y que tienen altas expectativas hacia nosotros. Que alguien nos exija ser cada vez mejor no es siempre “agradable”, pero es necesario.

Los seres humanos aprendemos por mímica. Es definitivo que si las personas con que más tiempo pasamos tienen malos hábitos, pronto los empezaremos a imitar. Y lo mismo ocurrirá si estas personas tienen buenos hábitos. Sugerencia: pasa mucho tiempo com personas que son lo que tu quisieras ser. Aprenderas de ellos.

Finalmente hago un llamado a que seamos conscientes de qué la idea de Rohn va en dos vías. Es decir, somos el promedio de las 5 personas con que más tiempo pasamos. Pero también las otras personas pasan tiempo con nosotros. ¿Quienes queremos ser para ellos? Al fin y al cabo, queremos ayudar a subir el promedio, ¿no?

Hoy descubrí que tengo un muy mal hábito que debo romper

Hace dos semanas que se pidió que se use mascarilla para salir decidí -sin nunca haber corrido con mascarilla- que NO iba a correr hasta que esto cambiara por qué “es imposible correr con mascarilla”. Entré en un estado de negación tremendo, un tipo de berrinche que ni siquiera me di cuenta que estaba haciendo hasta hoy.

Hoy por la mañana, por pura desesperación, salí a correr. “Esto no está tan mal”, me escuché decir, “que bien que salí hoy”. Y fue en ese momento durante el tercer kilómetro de mi ruta que me di cuenta que tengo un muy mal hábito que debo romper. No podía entender cómo era posible que estaba disfrutando correr con mascarilla.

Ahora les cuento otra historia muy parecida para terminar de ilustrar el punto. Hace 3 semanas se acabaron los suplementos que toma mi hijo. Los compro normalmente en Amazon. “Bueno, el courier no está funcionando, voy a ver si los consigo acá en Guatemala”, me dije, “y si no los pido cuando termine la cuarentena”. Otro estado de negación, otro berrinche.

Hace una semana, por alguna razón que no puedo identificar, llamé al courier para preguntar si estaban trabajando. “Por supuesto que si señor”, escuché del otro lado de la línea, “tenemos uno o dos días de retraso pero si estamos operando”. Vaya sorpresa la que me llevé! Los suplementos vinieron ayer.

Y así he estado identificando muchas otras situaciones en donde reacciono de la misma manera: asumo que algo es de cierta manera que no me va a permitir lograr lo que quiero sin ni siquiera tomarme la molestia de validar si es cierto o no.

¿Cual es el mal hábito que tengo que debo romper? A veces darme por vencido antes de tiempo sin por lo menos evaluar si la batalla se puede ganar.

Moraleja de la historia, no te des por vencido antes de tiempo. Primero entiende ante que estás luchando y nunca asumas que algo no se puede hacer, especialmente cuando ya has logrado tantas cosas imposibles en tu vida.

El arte de empezar de nuevo

No importa cual sea la situación. Puede ser un corte de electricidad que cause que pierdas todos los avances que no habías guardado por horas en tu videojuego favorito, puede ser ese disco duro que muere completamente justo en el momento que estabas terminando la tesis de la universidad o puede ser la salida inesperada de un trabajo. Lo que sea.

Cuando algo así te suceda básicamente tendrás 2 opciones frente a ti: detenerte ante el obstáculo (pared de ladrillo) que tienes enfrente o utilizar ese obstáculo (pared de ladrillo) para catapultarte a un mejor lugar.

Opción 1, ser detenido por el obstáculo.

Esto prácticamente quiere decir ver el obstáculo cómo un problema sin solución. Y una vez que ves una situación cómo un problema sin solución, prácticamente le has dado el poder a tu problema de ser invencible. Fin del juego. Nunca volverás a empezar de nuevo.

Opción 2, utilizar el obstáculo como catapulta.

¿Pero que pasa si ves el problema cómo una oportunidad? Y no solo lo ves cómo una oportunidad sino que como un regalo sin el cual nunca podrías hacer tu mejor trabajo, un regalo sin el cual nunca te podrías convertir en tu mejor versión.

Debes recordar que sin importar cual sea el problema, claro, exceptuando la muerte, siempre tienes la oportunidad de aprender algo de él. De ver algo que no habías visto antes. De entender cómo funciona algo que antes no entendías. De empezar de nuevo con mente fresca y un corazón lleno de ilusión. Tan solo debes buscar.

Empezar de nuevo siempre es una opción. Siempre. Y es una opción que te garantiza el éxito. Por qué lo peor que puedes pasar al empezar de nuevo es que vuelvas a fallar. Y si vuelves a fallar recuerda que también puedes volver a empezar de nuevo sabiendo un poco más, siendo un poco más fuerte y con más experiencia que la vez anterior.

Cuando tengas una pared de ladrillos enfrente que no te deje pasar, recuerda para que están esas paredes ahí (los obstáculos): Tan solo están ahí para separar a las personas que medio quieren alcanzar sus objetivos de aquellas que realmente los quieren alcanzar y están dispuestos a derrumbar esas paredes para lograrlos.

Este es el arte de empezar de nuevo.

Imaginemos juntos….

Sé que estamos viviendo tiempos difíciles. Pero en ningún lugar está escrito que no poder salir y estar afrontando una pandemia global prohíbe imaginar la mejor versión del mundo que quisiéramos tener cuando todo esto termine.

Nada nos prohíbe imaginarnos un mundo mucho más verde y limpio por qué hemos optimizado nuestra forma de transportarnos, hacemos más actividades en línea y adecuamos nuestros horarios laborales y escolares. Todo esto gracias a lo que estamos aprendiendo en estas recientes semanas sobre el teletrabajo.

Por qué no imaginar un mundo donde la prosperidad, el avance tecnológico y la productividad van todavía 10 veces más rápido que hoy gracias a que ahora todos nos estamos viendo “motivados” a colaborar a distancia, no guste o no.

Que bonito imaginar un mundo donde todos somos mucho más solidarios y empáticos con el prójimo por qué gracias a esta pandemia estamos aprendiendo que hay cosas (la gran mayoría de ellas) que no podemos controlar y que todos estamos en el mismo barco. Hay situaciones que nos afectan a todos y necesitamos de algo más grande que nosotros para poderlas superar. Estamos aprendiendo el valor de la interdependencia.

No puedo dejar de imaginarme viviendo en un mundo agradecido por el simple hecho de existir. Un mundo en donde todos volvemos a estar maravillados por la vida, por los problemas, por sus soluciones, por la naturaleza y por la humanidad. Un mundo en donde vemos la majestuosidad de toda la eternidad en cada persona con que nos topamos cada día.

Hoy imagino ese mundo de sueños en donde todos comprendemos que nuestro tiempo acá es tan limitando que la única verdadera opción que tenemos es día a día construir la mejor vida que nos podamos imaginar a partir de hoy.

¿Que te estás imaginando tú?