Querer algo mejor

Unos de los más grandes beneficios de tener la oportunidad coachear a otras personas es el constante recordatorio de que todos queremos algo mejor. No hay nadie que no quiera mejorar. Nadie está en la situación perfecta. Todos estamos luchando contra algo que no nos deja crecer.

De cierta manera esta es una realización que trae mucho alivio. La constante batalla para no sentir que somos suficientes es muy real. Es una realidad desgastante y en los casos de algunas personas, incluso devastadora. Recordar que todos también quieren algo mejor y que hay algo que no los deja obtenerlo es reconfortante.

Para nada estoy sugiriendo que compararnos con los demás y sus luchas internas es el camino que debemos seguir para sentirnos mejor. Más bien lo que estoy diciendo es qué reconocer que los demás también se sienten de manera similar y poder vernos en ellos a veces nos hace sentir acompañados. Esta similitud elimina el sentido de soledad que a veces nos aísla y no nos permite seguir luchando por lo que todos en el fondo queremos lograr: Tener algo mejor.

La manera más simple de hacer que algo mejore

Las iniciativas nunca escasean en las organizaciones. Siempre hay un empuje para mejorar esto o aquello. En todo momento hay algo que alguien quiere que se haga de mejor manera. Con esta abundancia de procesos, estrategias, modelos y tácticas por mejorar tan solo se puede decir que hacer que un equipo logre esas mejoras es una victoria extremadamente importante de ganar.

¿Y qué hacer para lograr que algo mejore? Dos cosas principalmente: medir obsesivamente lo que se quiere mejorar y hacer las preguntas correctas.

“Lo que no se mide no se puede mejorar”, solía decir Peter Drucker, gurú de la gerencia empresarial. Resulta ser que para poder mejorar algo primero hay que saber cuál es su estado actual. ¿Y cómo se encuentra el estado actual de algo? Correcto, midiéndolo. También, para saber si algo está mejorando hay que poder saber si cambió en dirección a la meta deseada respecto a la medición original. Una vez más, ¿Cómo hacer esto? Midiendo una y otra vez.

Ahora pasamos a hablar sobre las preguntas correctas. Las personas responden a lo que perciben que es importante en su ambiente. Si alguien sabe que para su jefe es importante que él reduzca costos, reducirá costos. Si para el jefe de alguien más lo importante es subir ventas, los miembros de su equipo trataran, a lo mejor de sus habilidades, subir las ventas. El secreto está en aprender cómo hacerle saber a los demás que es lo que realmente es importante.

Es más fácil de lo que se imaginan. Se le hace saber a los demás qué es lo importante por las preguntas que se les hacen. Si un líder constantemente pregunta ¿cuánto vendimos hoy? está enviando un claro mensaje de que las ventas son lo más importante. Si el mismo líder constantemente pregunta ¿cuánto nos gastamos en publicidad? Obviamente para él, en este caso, los gastos de publicidad son lo más importante.

Así que, para qué algo mejore:

  1. Medir constantemente
  2. Preguntar acerca de cómo va directamente lo que se está mejorando

Está bien hacer las cosas “mal”

La sensación que se apodera de una persona cuando hace algo nuevo por primera vez y el resultado no es el esperado puede ser terrible. Puede ser tan fuerte que incluso llega a ahogar la ilusión de embarcar nuevas actividades, proyectos o maneras de hacer las cosas. Mata la innovación y el sentido de aventura que naturalmente acompaña el empezar algo nuevo.

Esto me vino a la mente hoy que estaba corriendo a un ritmo bastante mas lento de lo habitual. Me sentía cansado y débil. Tuve esa misma sensación de estar haciéndolo “mal”. Perdí el interés y a pesar de que terminé la ruta, no fue una experiencia agradable.

Minutos después pensé, “bueno, al menos corrí hoy. Hubiera sido peor no salir.” Y empecé a sentirme mejor. Visualicé que para poder correr esta ruta a un mejor paso debo antes correrla a un paso mas lento. La debo correr “mal”. La idea de que la correré bien entró inevitablemente en mi cabeza. Tan solo la debo correr varias veces “mal”. Si la debo correr varias veces mal antes de hacerlo bien,  por qué no disfrutar correrla mal????

Este principio debe estar presente en cada actividad nueva que se emprenda. Desde aprender a pintar, tocar guitarra, correr hasta incluso formar una empresa multinacional. Este principio no se debe perder. Este principio no es algo que se deba aprender. Es algo que ya todos tenemos. Tan solo miren a cualquier niño pequeño aprendiendo a caminar, comer, jugar o socializar. Lo hará cuantas veces sea necesario con gran felicidad y entusiasmo hasta que lo logre. Es su única manera de sobrevivir.