Nada saldrá como lo esperas (3 consejos para estar preparado)

Un emprendedor solo puede contar con una cosa: Que nada saldrá como lo espera. Todo lo demás es un juego de ruleta en donde cualquier cosa puede pasar. Hay que estar preparados.

Acá tres consejos que aunque suenan simples, llevan el proceso de emprender al siguiente nivel.

  1. Identificar tendencias: Lo primero que hay que hacer es hablar con clientes potenciales y actuales para poder ver patrones escondidos. Estos patrones son los cimientos que sostienen las tendencias futuras que generarán los cambios en tu industria.
  2. Tomar en cuenta márgenes de error generosos para todos los proyectos: Ya sea cuanto dinero levantar, el tiempo para salir al mercado, la taza de respuesta de los clientes o cualquier otra cosa, hay que asumir un margen de error de hasta 3 veces el estimado inicial. Es la única manera de tener suficiente holgura para poder responder a los imprevistos que inevitablemente saldrán.
  3. Alinear expectativas: Si uno entra a este proceso esperando una camino recto hacia el éxito, está perdido. Se deben esperar cientos de iteraciones antes de poder llegar al éxito. El fracaso será parte del camino. Habrá que cambiar procesos, personal e incluso propuestas de valor. Tener esto claro desde el principio es vital. Permite manejar la montaña rusa que es emprender.

Empezar un emprendimiento es algo maravilloso. También es algo incierto y emocionalmente desgastante. Tener muy claro cómo es la naturaleza del proceso desde el principio ayuda, y ayuda mucho.

Con tan solo tener en cuenta estas tres acciones que son vitales para lidiar con lo que estás por enfrentar te ayudará a estar preparado para cuando nada salga como lo esperas.

¡Suerte!

No tenemos que esperar a saber para vivir

Hay momentos en la vida de cada persona que son decisivos. A todos nos tocará, tarde o temprano, tomar decisiones difíciles que determinarán el resto de nuestras vidas.

Puede ser que la presión y la magnitud de la situación nos paralice. Es posible que en estos momentos queramos dar la vuelta y escondernos para no tener que afrontar aquello que es inevitable.

Pero nada de esto tiene sentido pues la única razón por la que nos sentimos nerviosos o preocupados es porque no sabemos si nuestra decisión resultará en un buen o mal resultado. Si supiéramos que todo va a estar bien en el futuro estos momentos decisivos no serían tan difíciles.

Por eso es que es tan importante tener presente el alto grado de incertidumbre que tienen nuestras vidas —todo el tiempo. En realidad nunca sabemos si la hora en la que estamos decidiendo salir a almorzar resultará en un asalto o en un accidente. No sabemos con toda certeza si volveremos a despertar después de ir a dormir. Todo el tiempo asumimos que todo va a estar bien sin realidad saberlo. ¿Por qué no hacer lo mismo en los momentos más importantes de nuestras vidas?

No tenemos que esperar a saber para seguir adelante con nuestras vidas.

El hombre que volvió a ver el color

Fueron tiempos de gran incertidumbre. Una época difícil en la que todo parecía una macabra historia pintada en tonos de gris. Los mercados estaban vacíos y las personas que vagaban por las calles iban cabizbajas sin una pizca de esperanza en su corazón. El pueblo entero, silencioso como un funeral, marchaba solemnemente hacia un final que no tenía qué ser.

Tanta destrucción y tristeza que se podía evitar. Las cosas no tenían por qué ser así. Es cierto, la incertidumbre se respiraba en el aire pero la situación no tenía por qué extirpar la vida y las ganas de luchar de toda una población. La mejor manera de combatir en contra de la incertidumbre no era la desesperanza. ¡Al contrario! El único camino hacia adelante era volver a ver el color.

“Cuando las cosas son inciertas y el camino a seguir es más gris de lo que quisiéramos, tenemos que dejar el miedo por un lado y empezar a actuar”, pensaba el único hombre del pueblo que todavía podía ver el color. Él era la última esperanza de aquel pueblo que ya se había dejado morir.

“Es maravilloso ver cómo una pequeña semilla con el paso de los siglos se convierte en un majestuoso roble que ni los más fuertes vientos pueden doblegar”, se decía a sí mismo. “Lo mismo sucede con la semilla de la incertidumbre sino se corta a tiempo y en la mente se deja crecer”, se volvió a recordar.

Así que con esos pensamientos en el corazón se levantó en cuerpo y espíritu. Dio el primer paso, sin importar si era en la dirección correcta, y siguió caminando. Con cada paso ganó fuerza y confianza. Con cada acción fue moldeando un poco más la incertidumbre y con su voluntad le dio forma a su destino. Con su entusiasmo contagió a sus compatriotas y juntos lograron salir adelante.

Todo volvió a estar bien gracias a un solo hombre que en la incertidumbre volvió a ver el color.

La diferencia entre incertidumbre y riesgo y por qué es importante

En muchas ocasiones pensamos que la incertidumbre necesariamente implica riesgo. Tanto así que a veces hasta pensamos que son lo mismo. Esto no es del todo cierto. Veámoslo mas de cerca con la definición y un ejemplo que parafraseo del blog de Seth Godin:

La incertidumbre implica un rango de posibles resultados. El hecho de tener un rango de resultados, todos inciertos no quiere decir que te estés exponiendo a riesgo. Tan solo quiere decir que puedes obtener un resultado con el que no estés totalmente contento.

Para ejemplificar, si llamas a 100 personas para convencerlas de una idea con la que quieres que se enrolen, es incierto cuales 40 personas vas a impactar con tu mensaje, pero el riesgo de que nadie te escuche es muy bajo.

Así que la pregunta que nos debemos hacer todos es ¿estoy dudando de mover lo que quiero hacer adelante por qué hay un riesgo real de que todo fracase o por qué simplemente no estoy seguro de que el futuro vaya a ser igual a la visión que tengo?