Todos estamos en el mismo barco

Es infinita la soledad y desesperación que podemos llegar a sentir. Cuando nos ensimismamos con alguna situación que no sabemos manejar nos aislamos de los demás y entramos en un abismo en donde creemos que somos los únicos en toda la historia de la humanidad que se ha sentido así.

Las emociones que experimentamos en estas situaciones son varias. Algunas de las más comunes que sentimos son el miedo, la ansiedad, el enojo y la tristeza. Estas emociones llegan a ser tan intensas que olvidamos que somos nosotros los que las generamos y llegamos a creer que nosotros somos la emoción. Se nos hace imposible distinguir entre nuestra identidad y lo que estamos sintiendo. He de ahí que nacen expresiones como “estoy triste” o “me muero del miedo”.

Esta confusión da origen a a la narrativa de que nunca nadie se puede haber sentido cómo nos estamos sintiendo nosotros en ese momento. Después de todo, si cada uno de nosotros es único y al mismo tiempo creemos que somos nuestras emociones, entonces nadie más puede haberse sentido como me siento yo ahora. Mi emoción tiene que ser única.

Afortunadamente esto no es cierto. La verdad es que todos estamos en el mismo barco y es muy bueno tenerlo presente en los momentos difíciles que nos toca vivir. Si estamos en una discusión difícil que nos da miedo hay que recordar que la otra persona también está asustada. Si estamos nerviosos en una entrevista de trabajo por qué negar que el entrevistador también ha de estar nervioso al entrevistarnos. Si estamos bateando en una situación crítica de un juego muy importante y los nervios llegan, qué mejor que recordar que el pitcher esta en las mismas que nosotros.

Nunca estamos solos y nunca estamos viviendo algo que alguien antes de nosotros no haya vivido. En este sentido experiencial no somos únicos. Recordar que pertenecemos a la raza humana y que nuestro dolor es compartido con millones de otras almas en los lugares más recónditos del planeta es reconfortante. Nos hace sentir que pertenecemos a algo más grande que nosotros y que no estamos solos. Cuando vuelva ha llegar el abismo de la soledad, recuerda que todos estamos en el mismo barco.

El poder de las conversaciones

Aún puedo recordar que cuando era muy niño que una de mis cosas favoritas era ir a la casa de un amigo que vivía al lado de la casa de mis papás y pasar hablando por horas con él. No puedo haber tenido más de 7 u 8 años pero el recuerdo sigue muy vivo dentro de mí. De qué hablábamos exactamente no puedo recordar pero sí tengo muy presente la agradable sensación de pasar el tiempo solo hablando con él.

Lo mismo se repitió durante mis años de adolescente y ese deseo de querer intercambiar ideas, sentimientos y aprendizajes por medio de largas charlas con otras personas me ayudó a encontrar grandes amigos que siguen cercanos a mí al día de hoy.

Hoy en día las cosas han cambiado muy poco respecto a mi inclinación a buscar una buena conversación. Parece ser que es mi mecanismo favorito para aprender y también para enseñar. Creo que cuando dos personas se sientan a hablar con las ganas de conocer y entender a fondo los puntos de vista de la otra persona ocurren cosas maravillosas.

Para empezar, nuestra perspectiva del mundo necesariamente cambiará ya que al tener una buena conversación tenemos la oportunidad de ver el mundo a travez de los ojos de alguien más. Y como que si esto fuera poco también podemos validar nuestras ideas más íntimas permitiendo que alguien en quien confiamos las pueda cuestionar y ponerlas a prueba.

Las conversaciones nos permiten aprender más acerca de nosotros mismos y al mismo tiempo nos enseñan mucho sobre la persona con quién estamos interactuando. Este aprendizaje, claro está, es bi-direccional y la otra persona también disfrutará del mismo beneficio.

Conversar con alguien nos permite compartirle qué es lo que queremos, cómo nos sentimos, qué nos preocupa y qué miedos tenemos. Nos abre el camino a ser vulnerables y honestos para que los demás tengan la oportunidad de podernos entender. Sin una conversación no puede existir una conexión profunda pues es imposible conectar con alguien a quien no se le conoce.

En fin, las buenas conversaciones son de mis cosas favoritas en este mundo y creo que su super poder es que nos permiten compartir nuestra humanidad con los demás.

El uso del tiempo y la tecnología

Sin duda alguna, la tecnología es algo que, durante todo el trayecto de la historia humana, nos ha ayudado a utilizar mejor nuestro tiempo. La tecnología es la principal razón que nos permite disfrutar las vidas que hoy tenemos. Es el motor detrás de la prosperidad de nuestra civilización.

Y aún así, la tecnología tan solo es una herramienta que amplifica los más profundos deseos humanos. Son estos deseos, lo que determinará no solo el tipo de tecnologías que crearemos, sino que como utilizamos la tecnología que ya tenemos disponible.

Y con esto vuelvo al uso de nuestro tiempo que, para el propósito de este post, es lo mismo que el uso que le damos a la tecnología. En este mundo hiper-conectado en que vivimos hoy nuestra calidad de vida, más que nunca antes, depende de cómo decidimos usar la tecnología y por ende como usamos nuestro tiempo.

Por ejemplo, estamos afuera y tenemos 10 minutos que esperar. ¿Qué escogemos hacer con nuestra conexión a toda la información del mundo? ¿Nos endormecemos con el scroll infinito de las redes sociales o leemos un articulo que nos ayude a crecer?

Nos sentimos quemados de tanto trabajar. ¿Dejamos que nuestra adicción a la pantalla nos mantenga pegados al email del trabajo hasta las 3:00am o streameamos una meditación que nos ayude a dormir mejor? Estamos aburridos y no hay nadie alrededor. ¿Vemos vídeos que se burlan de personas que tuvieron accidentes en YouTube o buscamos un tutorial que nos ayude a desarrollar alguna habilidad para crecer nuestros ingresos? Estamos con sobre peso. ¿Celebramos que ahora es prácticamente inmediato pedir comida chatarra por el teléfono o creamos y seguimos un plan de perdida de peso con una de las más de 1,000 aplicaciones gratuitas que existen?

Las herramientas sin duda alguna están ya disponibles. La más grande pregunta que afrontamos cómo especie es que vamos a hacer con ellas. Los invito a escoger sabiamente.

El rol que juegan los niños y los adultos en la humanidad

Es tan interesante ver como los niños afrontan cualquier situación nueva que se les presente. Es maravilloso ver como aprenden. En su mundo todo es nuevo y muchas de las cosas que quieren hacer cada día, las harán por primera vez en su vida.

Esa ausencia de miedo al fracaso y curiosidad genuina por como funcionan las cosas es envidiable. Descubren la mejor manera de hacer las cosas y desarrollan nuevas ideas de como lograr lo que quieren.

Los niños juegan el rol del departamento de investigación y desarrollo.

Los adultos, con nuestra experiencia y cautela queremos que las cosas no fallen. Somos mas formales y queremos que todo se resuelva   exactamente como nosotros lo queremos. Somos precisos y ejecutores. Seguimos reglas y tenemos mucho miedo a probar cosas nuevas

Los adultos juegan el rol de producción y mercadeo.

Realmente creo que tenemos mucho que aprender de los niños. También se que esto es un cliché que se ha quemado. Se escucha por todos lados pero nadie lo aplica.

Es muy importante que si realmente queremos que el mundo sea un mejor lugar, todos empecemos a afrontar nuestras vidas con el punto de vista de los niños y le demos ese toque de curiosidad a nuestro rol de producción y mercadeo que jugamos en la humanidad. La investigación y desarrollo ya está funcionando de maravilla.

Nunca construyas valor a cambio de destruir humanidad

Cuando se habla de reglas, premisas, valores o patrones de conducta que una empresa debe seguir, seguro habrá mucha tela que cortar. ¿Empezamos por operaciones, recursos humanos, finanzas o innovación? ¿Que es lo que más impacto puede tener?

Hace un par de semanas estaba almorzando con mi socio y me dijo algo que me impactó profundamente.  Me dijo “Sabes que, creo que ya entendí algo. No quiero construir valor a cambio de destruir humanidad”. Esta frase se ha quedado conmigo mañana y noche desde ese día.

¿Que significa esto y como sería una empresa que nunca construye valor  cambio de destruir humanidad?

  •  Los esfuerzos de todas las personas que trabajan en la empresa sería justamente remunerados.
  • El servicio que se le presta a los clientes sería de acuerdo a lo ofrecido.
  • El desarrollo, coaching y feedback entregado a personal, proveedores, etc. estaría enfocado en construir a las personas y no en castigar.
  • El ambiente de trabajo tendría las relaciones interpersonales como ancla. Sería un gran lugar en el cual trabajar.
  • Todos sería compañeros y amigos antes de simplemente ser personas que “tienen que trabajar” en la misma empresa.

En fin, esta lista puede crecer indefinidamente y vuelvo a recalcar que la frase “no queremos construir valor a cambio de destruir humanidad” es una excelente guía de el mas alto nivel para cualquier empresa.

Ojo, creo que el impacto de esta frase va mucho mas allá del ámbito de empresa. ¿Que tal si los colegios pudieran enseñar a los niños sin destruirles su humanidad? ¿Que tal si pudieramos ayudar a los demás sin destruirles su autoestima?, etc., etc.