Las primeras son las que más cuestan (lo único que nos puede quitar la libertad)

El día más difícil de gimnasio es el primero. El momento más incómodo de la dieta es ese primer pedazo de pastel que se queda adentro de la caja. El día más largo de trabajo es el primer día que se trabaja sin estar “baboseando” cada 15 minutos.

Cambiar un hábito ya instalado es difícil. Es difícil porque cambiar es difícil, no porque empezar a hacer las cosas de mejor manera haga que la vida sea más difícil.

El problema es que estas primeras veces son tan incómodas que la gran mayoría de personas se dan por vencidas al topar con ellas. Pero una vez más, la incomodidad no viene de lo que se está empezando a hacer o de lo que se está dejando de hacer. Viene del cambio en sí.

Ah, que importante es poder estar cómodo con los cambios. Realmente es la llave al cielo acá en la tierra. Poder manejar los infinitos cambios que la vida tiene guardados para cada quien es un verdadero super poder.

Cambiarse a un nuevo camino cuando por el que se va está bloqueado es libertad. Elegir comer saludable cuando hay “veneno” disponible en la mesa es libertad. Elegir ejercitar el cuerpo cuando todos en la casa lo están entumeciendo es libertad.

Lo único que puede privar a una persona de su libertad es la incapacidad de querer cambiar cuando las situaciones ameritan un cambio de verdad.

Los buenos hábitos también compiten por nuestro tiempo

De vez en cuando logramos incorporar un buen hábito a nuestra rutina diaria. A lo mejor empezamos a correr o a leer un buen libro todos los días. Tal vez empezamos a tomar más agua o decidimos preparar comida casera en lugar de ordenar comida chatarra. No importa que sean, todos estos buenos hábitos requieren tiempo.

Empezar a hacer algo nuevo siempre requiere que dejemos de hacer algo que ya hacíamos. En algunos casos lo que dejamos de hacer es holgazanear. La cosa es que conforme vamos avanzando en el camino del crecimiento personal incluso los bueno hábitos empiezan a competir por nuestro tiempo.

Por ejemplo, hoy en la mañana estaba leyendo. Leer es algo que recientemente me he tomado muy en serio y le estoy dedicando bastante tiempo todas las mañanas. De repente vi la hora y me di cuenta que si quería completar mi entreno de hoy (me estoy preparando para correr una media maratón en octubre) tenía que salir a correr de inmediato.

Unos veinticinco minutos después, ya adentrado en mi carrera, empecé a pensar en qué debería hacer en un par de semanas cuando mis entrenos sean más largos y requieran de más tiempo. Se me hizo obvio que tendría que salir más temprano para poderlos completar. Pero entonces no podría leer todo lo que estoy leyendo ahora. Así que resulta que si leo el tiempo que quiero no puedo correr todos los kilómetros que quiero y si corro todo lo que quiero entonces no puedo leer. Bueno, ¿Entonces qué queda? Pues si quiero completar mis entrenos o me tengo que levantar más temprano o tengo que leer menos.

A veces pensamos que la solución para tener una mejor vida es agregar todos los buenos hábitos que podamos encontrar. Y sí, agregar buenos hábitos a nuestras vidas es algo muy bueno. Hoy tan solo estoy acá para decirles que los buenos hábitos también compiten por nuestro tiempo y llegará el momento en que también competirán entre ellos. Definitivamente vivimos en un mundo en el cual hay que aprender a priorizar, incluso los buenos hábitos que le dan forma a nuestras vidas.

Costumbre

Costumbre es algo que hacemos con frecuencia. Es aquello que no nos damos cuenta qué hacemos y que tampoco cuestionamos. Costumbre es el piloto automático.

La costumbre nos hace sentir a gusto y nos mantiene cómodos, nos impide crecer. La costumbre evita que podamos aprender y adormece nuestros sentidos. Costumbre es quedarnos en el mismo lugar.

Muchos buscamos cambiar nuestras vidas desarrollando nuevos hábitos pero a veces el cambio que estamos buscando está en dejar de hacer algo a lo que ya estamos acostumbrados.

Cuando mas se necesita

Hay hábitos que definitivamente nos ayudan a estar mejor. Podemos poner el ejercicio y comer saludable hasta arriba de la lista. Otros que vienen a la mente son leer, meditar y dormir bien.

Mantener cualquiera de estos hábitos “positivos” requiere de energía y compromiso. No vienen de gratis. Pero el beneficio que traen es grande. Sostener un hábito positivo, sea cual sea, mejora considerablemente la calidad de vida.

Se sabe que toda persona va a atravesar momentos difíciles en su vida. Es en estos momentos cuando más se necesitan los hábitos positivos. Irónicamente es en estos momentos cuando la mayoría de nosotros los abandonamos por completo.

Cuando las personas están estresadas por situaciones de trabajo, la tensión les drena la energía, dejan sus rutinas de ejercicio y empiezan a beber. Cuando un persona está en un estado emocional “depresivo” descuida su dieta y come muchos azucares. Cuando las cosas se ponen difíciles tendemos a darnos permiso de bajar la guardia y cambiamos los buenos hábitos por otros no tan beneficiosos. Creo que tiene que ver con querernos consentir por la lástima que sentimos hacia nosotros mismos por las dificultades que estamos experimentando. Qué gran error!

Es en estos momentos difíciles cuando mayor impacto tienen los hábitos positivos en la vida de una persona. Es cuando más estresado se está que el esfuerzo de hacer ejercicio oxigena la mente y relaja el cuerpo. Es cuando más deprimida está una persona que una dieta saludable ayuda a subir el ánimo.

La tentación en los momentos difíciles es grande. Y es estos momentos cuando más se necesita no caer. Es en estos momentos cuando más se necesita aferrarse a los buenos hábitos que tanto ha costado construir. Después de todo, es para usarlos en estos momentos que se decidieron construir.