Sobre el trabajo intelectual

El trabajo que más valor agrega en el mundo es cada vez más intelectual. Conforme los años han pasado y el mundo se ha vuelto más “sofisticado” la forma en que las personas crean valor ha evolucionado bastante.

Poco a poco el trabajo manual ha sido sustituido por una nueva generación de actividades que se centran en agregar valor a través de el entendimiento y la creación. La revolución industrial, la invención de las computadoras, las máquinas, el internet y los robots tan solo han ido acelerando el ritmo de esta transformación.

No creo que el trabajo manual pronto vaya a desaparecer por completo pero sí creo que en los siguientes años veremos una reducción importante en la cantidad de trabajo manual que se requiere hacer. Tan solo la llegada de los famosos vehículos autónomos eliminará cientos de miles de trabajos. ¿Pueden imaginar un mundo en donde los taxis, buses, trailers y demás vehículos comerciales no necesitan de alguien que los maneje? Yo sí.

Considero que es muy importante no entrar en pánico ante esta clara tendencia que cada vez se materializa con mayor velocidad. La naturaleza del ser humano siempre es progresar y hacer las cosas cada vez mejor. Esto necesariamente implica que seguiremos automatizando procesos, actividades y todos los trabajos manuales que la tecnología puede hacer ya por nosotros. Y no solo esto, cada día seguiremos inventando más tecnología (otro trabajo intelectual) que podrá automatizar más y más trabajos manuales que al día de hoy no pueden ser automatizados.

Creo que todo esto es muy alentador. Después de todo, esta es la única manera en que todos podremos movernos hacia arriba en la cadena de producción y utilizar nuestras mentes más que nuestros cuerpos para diseñar un mundo futuro en el cual nadie tenga que desgastar su cuerpo para agregar valor y así poder subsistir.

Saber esperar

Estos últimos días como que he estado obsesionado con el tema de cuándo actuar y cuándo esperar. Hoy particularmente he estado pensando en lo importante que es saber esperar.

Esperar algo por definición implica que no hay nada que se pueda hacer para traer ese algo al presente. La única opción para tenerlo que existe, valga la redundancia, es esperar, dejar que el futuro llegue a su ritmo natural. Si estamos esperando es porque la llegada de algo está totalmente fuera de nuestro control.

Es este “fuera de nuestro control” es lo que usualmente genera la ansiedad. Nos cuesta mucho estar tranquilos con algo sobre lo que no podemos ejercer control. Cuando estamos esperando lo único que podemos controlar son nuestros propios pensamientos acerca del futuro (cómo será aquello que estamos esperando que suceda.)

Saber esperar es saber darle su tiempo al tiempo. Es dejar de querer que el futuro llegue ya. Es dejar de imaginarnos como irán a ser las cosas sin tener certeza de qué es lo que realmente pasará. Saber esperar es poder vivir tranquilos hoy sin comprometer un futuro mejor.

El mundo está listo para sorprendernos

Muchos de nosotros creemos que lo que pasará en el futuro caerá dentro de los límites de lo que previamente ha sucedido. En otras palabras, primero evaluamos lo que ha ocurrido anteriormente y luego asumimos que el futuro estará dentro de los límites ya establecidos de la historia registrada.

Por ejemplo, al momento de construir un edifico antisísmico este se construye para resistir hasta la magnitud de el terremoto más fuerte que se haya registrado. Cuando se evalúa en dónde se puede hacer un asentamiento en la orilla de un río, lo que se toma en cuenta es el nivel más alto al que el río ha llegado históricamente.

En dos platos, cuando pensamos en el futuro estamos limitados por los eventos históricos que conocemos. Nos cuesta mucho pensar más allá de lo que hemos visto pasar. Y esto es un problema. El rendimiento pasado no es un claro indicativo del rendimiento futuro.

El mundo está listo para sorprendernos y la probabilidad de que hayan eventos de magnitudes nunca antes vistas es gigante. No se necesita de mucho para cambiar el curso de la humanidad. Si evaluamos la historia del Siglo XX podemos fácilmente identificar unos pocos eventos (6) que cambiaron el rumbo de la historia humana en una escala que nunca antes se había visto:

  • La segunda guerra mundial
  • La gran depresión
  • La invención de los antibióticos
  • El Internet
  • Las vacunas
  • La caída de la Unión Soviética

De igual manera, durante el Siglo XIX y el Siglo XX nacieron aproximadamente 15 billones de personas. Sin embargo, gran parte de la dirección de el mundo durante este tiempo se puede atribuir a solo unas cuantas (8) personas:

  • Hitler
  • Stalin
  • Mao
  • Edison
  • Martin Luther King Jr
  • Bill Gates
  • Steve Jobs
  • Tim Berners Lee

¿Qué tan fácil es para el mundo sorprendernos con un evento de una magnitud que nunca antes habíamos visto? Bueno, para entenderlo solo pensamos en cómo hubiera sido el Siglo XX si los papás de Hitler se hubieran peleado en la noche que lo concibieron.

Las sorpresas vendrán. Y vendrán en un escala que no nos podemos imaginar. ¿Le suena eso del COVID a alguien? El futuro es incierto y debemos estar ok con eso. También debemos aceptar que será muy diferente a lo que ahora conocemos.

Al momento de planear, mejor prepararnos para la grandes sorpresas que sin duda alguna vendrán.

Atribución: La idea original aparece en el libro The Psychology of Money de Morgan Housel.

Los emprendedores son sorprendentes

Recién acabo de tener la oportunidad de participar como evaluador en un concurso de emprendimiento para jóvenes. Lo único que puedo decir es que los emprendedores son sorprendentes.

Estuve evaluando los pitches de los tres finalistas y cada uno de ellos me sorprendió de manera distinta. Primero, un par de emprendedores con una energía increíble que nos contagio a todos, luego otro emprendedor que busca salvar vidas y cambiar el mundo con su conocimiento tecnológico y finalmente un joven que sin duda alguna va a ganar una carrera en la que viene de menos a más con sus habilidades de diseño.

Hoy, aunque ha sido un día largo y difícil, me puedo ir a descansar sabiendo que hay esperanza en los emprendedores del futuro. Cada uno de ellos, esté en dónde esté, es un destello de luz que iluminará a toda la humanidad hacia un futuro mejor. ¡Vamos hacia adelante!

Ahora, ¿qué vamos construir?

A pesar que prácticamente toda mi carrera profesional la he pasado mayormente centrado en crear tecnología, hay una parte de mí que valora mucho la interacción humana con otras personas. Claro está que el avance tecnológico no implica una menor interacción entre las personas pero los acontecimientos recientes de la pandemia han llevado a un distanciamiento forzado que necesariamente se ha tratado de reducir con tecnología. En estos días hay un poco de confusión.

Creo que herramientas como Zoom han aportado una conexión que no tiene precio y la verdad no sé que hubiéramos hecho sin ellas. De la mano de estas aplicaciones tenemos la sustancial mejora en la conectividad a Internet que ya muchas personas (desafortunadamente no todas) pueden disfrutar. La infraestructuras de red y las aplicaciones ya están acá. Ya tenemos todas las piezas. Ahora la pregunta es, ¿qué vamos a construir con ellas?

Mi interés particular gira alrededor de la creación de una comunidad de aprendizaje en dónde, gracias a toda la tecnología que ya está disponible, los miembros de la comunidad puedan aprender, y, aún más importante, puedan practicar y experimentar juntos. Estoy convencido que ya tenemos todo lo que necesitamos para que el aprendizaje en línea sea práctico, colaborativo y muy activo. Sé que los días en que “aprender” por Internet era un proceso pasivo de consumo de información están quedando atrás. Estoy convencido que lo podemos hacer mejor.

Esta comunidad de aprendizaje y experimentación activa es lo que estoy visualizando como sueño personal. Al mismo tiempo me estoy sintiendo muy entusiasmado de ver lo que otros están por construir en las diferentes áreas que a cada uno de ellos le apasionan.

Las piezas de Lego para que podamos construir el mundo del mañana ya están disponibles y al alcance de aquellos que quieran movernos hacia adelante. El mundo ha cambiado para siempre y a un ritmo sin precedentes. Los cimientos para construir el futuro ya están acá.

¿Qué creen que vamos a construir?

El futuro será lo que tu quieres

Hoy eres libre de escoger lo qué quieres hacer. Las decisiones que tomes en este momento determinarán en gran parte el futuro que tendrás mañana. Decisiones difíciles, vida fácil. Decisiones fáciles, vida difícil.

Recuerda, puedes tener el futuro que quieres. Tan solo debes cumplir con dos requisitos:

  1. Tienes que estar dispuesto a pagar el precio completo de lo que quieres lograr para tu futuro y
  2. Tienes que estar dispuesto a pagarlo por anticipado

Si cumples con estos dos requisitos, puedes estar seguro de que tendrás el futuro que quieres. Puede ser que hayan piedras en el camino o que el precio final de tu compra sea un poco más alto de lo que inicialmente creíste. Pero si estás dispuesto a hacer el trabajo, el futuro será lo que tu quieres.

El momento de comprar es ahora. No puedes comprar algo que está en el pasado. Para tener el futuro que quieres no te puedes perder en lo que ya pasó. Tan solo debes voltear a ver hacía atrás para aprender de tus errores y fracasos.

Hoy es el momento de decidir. Hoy es el momento de construir el futuro que quieres tener. Hoy, no mañana, no ayer; hoy. Recuerda que si hoy no tienes ganas de hacer nada, también estás construyendo el futuro que quieres. No hay a dónde escapar.

Nuevos horizontes

Hoy, desde donde estoy parado, puedo ver nuevos horizontes. Nuevas maneras de hacer las cosas y cientos de posibilidades que nunca antes había contemplado. Estoy empezando a entender algunos de los cambios que se han dado en el ambiente.

Conforme empiezo a levantar la cabeza para planear mis siguientes pasos veo un mundo totalmente cambiado. Cambiado por el miedo, cambiado por la pobreza. Es doloroso ver el impacto que estos últimos meses han tenido a mi alrededor.

Pero con todo cambio nacen oportunidades. Y los que estamos aún de pie tenemos las responsabilidad de aprovecharlas para construir un mundo mejor. Un mundo nuevo donde la tecnología nos lleve a todos más lejos de lo que jamas creímos posible.

Nos es momento de olvidar a nadie. Todos estamos juntos en el mismo barco. Quien no lo vea así, está negando la realidad. Es momento de construir y cuestionar. Ha llegado la hora de encaminarnos hacia los nuevos horizontes.

Y en este nuevo camino debemos tener mucho cuidado de aprender de los errores que hemos cometido en el pasado y no volver a caer en las mismas trampas otra vez. Solo debemos llevar con nosotros aquello que nos sea de utilidad en el futuro que queremos construir. Todo aquello a lo que estamos apegados pero ya no sea relevante en el mundo que tenemos que construir, lo tenemos que descartar sin piedad.

Los nuevos horizontes se pueden empezar a ver. Llegar a ellos parece ser un reto sin igual. Sin duda alguna, nos espera mundo fenomenal. ¿Quién quiere ir para allá conmigo?

El momento perfecto

Este momento es perfecto. Todos lo son. Son nuestras expectativas y deseos los que no están en sintonía con la magnificencia del momento. Si aprendes a ver el mundo desde SU punto de vista, verás que todo siempre está bien.

Si algo sucede que no está de acuerdo a tus planes te molestas. Pero, ¿quien te dijo que el universo debe obedecer a tu voluntad? ¿Son tus planes la mejor manera de mover al mundo hacia el futuro? Con todo respeto te digo, sinceramente lo dudo mucho.

Los pensamientos acerca del futuro y los dolores que has experimentado te alejan del lo que ya tienes hoy. No te dejan apreciarlo e incluso hay momentos que con toda la rabia de tu ser lo empiezas a despreciar. No seas ingrato! Cada momento de tu vida es una maravilla que no debes dejar escapar.

Como todos los demás, quieres un futuro mejor. Y es importante trabajar por él. Pero no desde el punto de vista de que este momento que estás viviendo no es “perfecto”. Trabaja por tu futuro como si fuera un tipo de evolución, como la progresión natural de tu vida. Esto te ayudará a encontrar el camino, a apreciar el momento y nunca más volverás a vivir otro momento que no sea un momento perfecto.

La gran pausa

Así es como recordaré este momento congelado en el tiempo. Como “la gran pausa.” Una pausa que al parecer yo y la naturaleza necesitábamos para poder seguir adelante. Un poco de tiempo para reflexión, cambio y renovación. Un preciado momento para planear con mucha intencionalidad lo que pudiera ser el resto de mi vida.

“No es a la muerte a lo que un hombre le debe temer,” nos recuerda Marco Aurelio, “a lo que en realidad le debe temer es a nunca empezar a vivir.” Con esta pausa llega el cambio de ritmo necesario para encontrar lo que esa nueva vida pudiera ser.

Es importante en este momento, antes de seguir adelante, aclarar que no pudiese haber tenido una experiencia de vida más satisfactoria que la que he tenido hasta el día de hoy. No quisiera cambiar nada de lo que he vivido y podido construir en estos 44 años. Siento un profundo agradecimiento por la vida que he podido tener.

Sé que encontrar este siguiente nivel de vida no es algo fácil de hacer. Solo porque el ritmo de vida ahora es un poco diferente no quiere decir que las respuestas mágicamente aparecerán frente a mí. Descubrir lo que realmente es importante para uno es de las cosas más difíciles que podemos hacer.

Hay bastante trabajo por delante. Se requerirá de mucha introspección y honestidad interior; estrategia, táctica y una búsqueda de claridad. Tengo muchas preguntas pendientes por responder y diferentes caminos por evaluar. Siento cambio venir en el viento que sopla en las calles que están vacías, durante “la gran pausa”.

La oficina opcional versus la oficina necesaria

Nota aclaratoria: El contenido de este post está destinado a trabajos intelectuales que NO requieren la producción de objetos físicos.


Cuando le preguntamos a 10 personas, ¿a dónde vas cuando quieres trabajar en tus proyectos más importantes?, 9 de esas 10 personas van a responder que van a cualquier otro lugar que no sea la oficina. Yo definitivamente estoy entre esos 9.

Las razones principales que citan las personas para responder así son:

  • Tengo muchas interrupciones en la oficina:
    • Mis compañeros de trabajo y jefes me interrumpen en todo momento
    • El ambiente no me permite concentrarme durante períodos largos de tiempo
  • Llego cansado y de mal humor por el tráfico 1.Ir a la oficina requiere traslado, tiempo y mucho desgaste. Imaginemos que a alguien le lleve 45 minutos ir a la oficina y otros 45 minutos regresar de la oficina. Eso se convierte 1.5 horas al día por 5 días a la semana y ya estamos en 7.5 horas cada semana. Ahora, tenemos 4 semanas al mes y llegamos 30 horas al mes. Tenemos 12 meses al año que finalmente nos dan 360 horas perdidas en el año por persona.
  • Me distraigo fácilmente con los problemas de los demás
    • Paro trabajando en cosas que no son mis prioridades

Pero si no buscamos ir a la oficina para hacer nuestro mejor trabajo, ¿para qué diablos hacemos la gran inversión de movernos a trabajar ahí? No tengo idea!

Si embargo seguimos sin cuestionar por qué es necesario presentarse a la oficina todos los días. Creo que es importante cuestionarnos por qué. Puede ser que las respuestas que encontremos, particularmente en este período de pandemia, nos liberen de creencias milenarias que nos dicen que para ser productivos tenemos que estar todos juntos en el mismo lugar al mismo tiempo.

En los siguientes días estaré escribiendo una serie de posts sobre por qué creo que las oficinas no deben ser vistas como una necesidad para que existan las empresas. Con esto no quiere decir que las oficinas NO debieran existir y que todos debemos cerrar nuestras oficinas de inmediato.

Tan solo voy a estar proponiendo que puede ser posible reconfigurar las oficinas para que sean lugares mucho más agradables especialmente diseñados para un pequeño porcentaje de actividades empresariales y personales. Voy a estar proponiendo que las oficinas deben verse una opción disponible para las personas que en un momento particular las quieran utilizar.

Si pensamos en que cómo empresa u organización NO requerimos una oficina para lograr nuestros objetivos, seguro la construiremos de una manera muy distinta que si pensamos que para poder existir NECESITAMOS una oficina.

Referencias

Referencias
1 Ir a la oficina requiere traslado, tiempo y mucho desgaste. Imaginemos que a alguien le lleve 45 minutos ir a la oficina y otros 45 minutos regresar de la oficina. Eso se convierte 1.5 horas al día por 5 días a la semana y ya estamos en 7.5 horas cada semana. Ahora, tenemos 4 semanas al mes y llegamos 30 horas al mes. Tenemos 12 meses al año que finalmente nos dan 360 horas perdidas en el año por persona.