El propósito detrás del objetivo

Tener un objetivo es bueno. Los objetivos claros nos dan dirección y nos mantienen encaminados. Cuando no tenemos un objetivo bien definido nos sentimos perdidos, sin dirección. Cuando una persona tiene un objetivo claro que quiere alcanzar puede empezar a medir sus avances. La energía incrementa al igual que el enfoque. Mucho del esfuerzo de la persona se empieza a utilizar para alcanzar el objetivo.

Pero, ¿Qué pasa cuando las cosas cambian, el tiempo pasa y el objetivo deja de ser relevante e insistimos en perseguirlo? He estado pensando mucho en estos últimos días. Tengo la leve sospecha de que estoy persiguiendo algunos objetivos por el simple hecho de lograrlos aunque lograrlos ya no me aporta ningún valor.

Claro, ser disciplinados y hacer todo lo que podemos para alcanzar nuestros objetivos es una gran virtud. Per sí y solo sí el objetivo que perseguimos tiene un propósito atrás. No debemos olvidar que lo que queremos alcanzar (nuestros propósitos) cambia con las circunstancias y el paso del tiempo.
Es una buena idea detenernos de vez en cuando a evaluar si los objetivos que estamos persiguiendo siguen siendo relevantes para nosotros hoy. Si la respuesta es un “no” sincero pues lo mejor es buscar un nuevo objetivo que esté más alineado con nuestros propósitos actuales.

Todo o nada

Hoy me di cuenta de algo que hago todo el tiempo y que hasta hoy no había identificado. Muchas de las evaluaciones que hago sobre lo que ocurre a mi alrededor son absolutas. O califico algo como un éxito rotundo o lo tacho como un fracaso abismal. Usualmente no hay un punto medio.

Aparte de esto me di cuenta que también tengo una manera muy similar de trabajar en mis actividades. O las práctico de una manera extremadamente diligente hasta llegar a dominarlas o simplemente no las hago. Me cuesta pensar en algo que haga a medias.

Haber visto esto hoy es un gran paso en mi crecimiento. Tener presente este patrón de conducta me ayudará a cambiarlo. Sé que ver el mundo a través de este lente no me ayuda para nada. Definitivamente es algo que quiero dejar atrás.

El mundo fue creado a colores, no en blanco y negro. Todo lo que hago, incluso mis fracasos, tienen algo de positivo. Nada es totalmente malo al igual que nada es completamente bueno. Este es un buen momento para dejar de vivir mi vida en binario —eso solo le sirve a las computadoras. Soy un ser humano y para disfrutar de mi mejor vida tengo que cambiar los unos y ceros por los maravillosos matices de color que la naturaleza me está regalando.