La antorcha de la esperanza

No importa cuanto se apodere la obscuridad de los corazones de los hombres, la luz de la esperanza siempre se mantendrá viva en un rincón escondido de la tierra en donde nadie jamás la podrá apagar.

Puede ser que lleguemos a ver el día en que casi todos sucumban ante el odio y la maldad más cruel que nos podamos imaginar pero mientras siga existiendo un solo corazón que pueda albergar un poco de esperanza, la humanidad siempre volverá a ver otro amanecer.

Es en estos momentos, aquellos que parecen ser los más obscuros e interminables, en que confiar que todo va a estar bien es el único camino sensato que podemos tomar. Si sabemos que tarde o temprano nos va a tocar caminar entre las tinieblas más tenebrosas que nos podemos imaginar, ¿Por qué no preparar desde hoy nuestra antorcha de la esperanza para que nada la pueda apagar?

El día a la vuelta de la esquina

Cuando el sol se esconde para abrirle paso a los sueños que le dan forma a nuestras vidas futuras es que sabemos que hay un nuevo día a la vuelta de la esquina.

No importa si hoy ha sido bueno o si hoy ha sido malo, siempre podemos estar seguros de que muy pronto llegará un nuevo día que está a la vuelta de la esquina.

No te aferres a lo magnificente que es este momento por qué por más que quieras congelar el tiempo y no quieras que mañana llegue, la vida muy pronto te regalará un nuevo día que está a la vuelta de la esquina.

No le temas ni al cambio ni a la aplanadora del tiempo que sin misericordia se rehusa a detenerse aunque sea por un instante porque siempre, lo quieras o no, en menos de 24 horas siempre tendrás el regalo de un nuevo día que está a la vuelta de la esquina.

El camino de regreso

Hoy es domingo 31 de mayo, 2020. Nadie sabe que disposiciones presidenciales se le van a comunicar hoy a las 8:00pm al pueblo de Guatemala. Los números reportados durante esta semana respecto a los contagios de COVID–19 parecieran ser alentadores y a lo mejor nos lleven a un relajamiento de medidas.

Realmente espero que así sea. Con esto no me refiero a olvidar el cuidado y presionar el acelerador al fondo. Pero sí espero los cambios lleven a el inicio de la reactivación del país. ¿Cómo se va a ser este camino de regreso? No tengo idea.

Lo que si sé es que el camino de regreso no va a ser hacia el lugar de donde partimos. La severidad de la situación, las medidas bajo las que se ha regido el país y los cambios de vida que todos hemos experimentado han cambiado el curso de la humanidad para siempre. Vamos a regresar a un lugar en el que nunca hemos estado.

Esto está bien. Yo no quisiera y estoy dispuesto a no regresar al lugar de dónde salimos. Hay muchas cosas que me he dado cuenta que no quiero para mi vida. También he descubierto muchas otras que son extremadamente importantes y las voy a defender conforme emprenda el camino de regreso.

Cada uno de nosotros va a tener un camino diferente. No va a ser fácil. De hecho, va a ser igual de difícil que haber embarcado el camino que nos trajo hasta dónde estamos hoy. El cambio no es fácil; incluso cuando es para regresar a lo familiar.

Hoy no podemos saber qué nos depara el futuro. Bueno, si algo nos ha enseñado la pandemia, es que NUNCA sabemos qué nos depara el futuro. Pero es momento de estar listos para regresar aunque no sepamos hacia dónde vamos y como vamos a llegar hasta allá.

Estamos hoy parados ante una gran oportunidad. De cierta manera la pandemia nos ha dado permiso —o más bien debo decir, la obligación— de construir algo mucho mejor que lo que teníamos antes de abandonar el status quo.

El camino de regreso está cerca. Es momento de prepararnos para trazar el curso que seguiremos hacia un destino mucho mejor. No nos extrañemos si experimentamos sentimientos encontrados cuando el rumbo empiece a cambiar. La resistencia al cambio es natural.

El camino no va a ser fácil. Pero si escogemos sabiamente, tenemos la oportunidad llegar al lugar de nuestros más grandes sueños.