La persona correcta, el rompecabezas del emprendedor

Cada emprendimiento que pretende ser exitoso necesita armar un rompecabezas único. Las piezas que se necesitan para completarlo son irrepetibles, como las huellas digitales en las puntas de nuestros dedos. Hasta que todas las piezas no están en su lugar, la empresa no puede despegar.

Cada uno de estos rompecabezas empresariales tiene su propia identidad. No hay dos iguales en todo el mundo y las piezas que cada uno necesita para poderse armar cambian con cada instante que pasa.

En esta analogía las piezas del rompecabezas representan a las personas que forman parte del equipo empresarial. Con una pieza que haga falta, el rompecabezas no se puede terminar de armar. No funciona. Es un tipo de propiedad emergente.

El modelo de negocio puede ser genial. Se puede haber identificado un mercado rentable que está listo para ser cosechado. La propuesta de valor puede ser ganadora. Se puede haber construido un producto innovador. La estrategia de mercadeo puede estar lista para ser ejecutada. Los astros pueden estar alineados pero mientras siga haciendo falta al menos una pieza, él rompecabezas jamás se podrá terminar de armar.

Cuando estamos armando un rompecabezas podemos tratar con todas nuestras fuerzas de forzar una pieza de otro lugar para así terminarlo de armar. También podemos tener todas las piezas en su lugar ideal pero si nos hace falta la última pieza nunca podremos terminar. El proceso se debe llevar a su compleción natural.

La pista de despegue es finita. Eventualmente se termina y para ese momento aún hace falta una pieza clave, el avión se va a estrellar.

¿Jugar en el trabajo? Algo a explorar

Es impresionante el compromiso que todos mostramos cuando estamos jugando algo que nos apasiona. No importa si lo que estamos jugando es un deporte, un juego de mesa o simplemente un pasatiempo que nos entretiene, la entrega es total.

Si somos totalmente honestos, este no siempre es el caso en el trabajo. Incluso, se puede decir que el esfuerzo que ponemos cuando estamos jugando algo (en dónde no nos pagan) es mucho mayor que el esfuerzo que le poneos al trabajo por el que SÏ se nos paga. ¡Esto no hace ningún sentido!

Me he estado preguntando qué es lo que causa esta situación y cuales son las características de los juegos que nos invitan a dar todo lo que tenemos a cambio de tan solo tener la oportunidad de ganar. Creo que si se pueden identificar claramente estas características algunas de ellas se podrían aplicar al ambiente de trabajo y lograr así dos cosas muy importante: 1) mejorar la experiencia de las personas que trabajan con nosotros Y 2) incrementar drásticamente la productividad.

Para validar esta hipótesis y entrar de lleno en el tema hoy empecé a leer “The Game of Work: How to Enjoy Work a Much as Play” por Charles A. Coonradt. Con lo poco que leí hoy les puedo decir que el libro promete. Muy probablemente en los siguientes días vaya profundizando en lo que vaya leyendo acá en el blog. ¡Estén atentos!

Bienvenido sea el portador de malas noticias

Para muchos de nosotros la reacción inicial que tenemos al recibir una mala noticia es igual que la noticia, negativa. Y cómo dice el viejo dicho, le disparamos al mensajero, es decir, descargamos nuestra frustración y/o enojo con la persona que nos trae las malas noticias.

Algunos de los comportamientos que mostramos, muchas veces sin estar conscientes, en contra de los portadores de malas noticias son:

  • Alzar la voz y reclamar en contra de la noticia
  • Negar el mensaje y acusar al mensajero de estar mintiendo o algo similar
  • Dirigir un berrinche hacia el mensajero que ni siquiera es responsable de lo ocurrido

Todos estos compartimientos y muchos otros similares son altamente destructivos y pueden causar la caída de empresas de cualquier tamaño. Enseñarle a las personas a que traernos malas noticias resultará en algo negativo para ellos solo tiene un posible resultado: aquellos problemas que necesitan de nuestra atención nunca más llegarán a nuestros oídos.

Y no podemos resolver aquello que no sabemos qué está ocurriendo. Si no aprendemos a reaccionar ante las malas noticias muy pronto estaremos volando en instrumentos, es decir, no sabremos qué está realmente pasando a nuestro alrededor. Es en este tipo de ambiente en donde pequeños problemas crecen y crecen y nadie tiene el valor de evidenciarlos. Los líderes de la empresa no pueden hacer nada pues no están conscientes de la realidad que los rodea. El fin está cerca.

Es por esto que para poder resolver todas aquellas situaciones que indudablemente se darán en nuestras empresas el primer paso es darle la bienvenida al portador de malas noticias. El segundo paso es recompensarlo por ser el “mensajero de la muerte”. Ahora que ya sabemos qué es lo que está roto nuestro tercer paso es irlo a arreglar sin culpar a nadie.

Lo que quieres

Y pueden pasar años en los que flotamos a la deriva. Seguimos al pie de la letra la receta que alguien más nos ha programado. No cuestionamos y seguimos el camino hacia ningún lugar. Nos convertimos en víctimas de la inercia.

Esta metáfora, un tanto filosófica, también existe en el mundo del emprendimiento y la gestión. Pueden pasar años en los que trabajamos y trabajamos sin saber realmente qué queremos lograr. Nos ahogamos en un mar de angustias porque simplemente no sabemos qué queremos.

¿Para que tienes a tu equipo de trabajo? ¿Qué quieres que logren? ¿Cómo se ve el éxito para el equipo? Encuentra estas respuestas y luego responsabiliza a tu equipo para que logre lo que la empresa necesita que hagan. Si no lo pueden lograr, tal vez es momento de buscar otro equipo de trabajo.

¿Que es lo que mas te gusta de ir a la oficina?

Ayer escribí sobre las cosas que me gustan de trabajar en mi casa y que quisiera tener en la oficina. Si no han leído ese artículo les recomiendo leerlo como complemento a este.

Hoy voy al otro lado del argumento. ¿Por qué me gusta ir a la oficina?

  1. Siento que la conversación con mis compañeros de trabajo me reta a pensar diferente.
  2. Me gusta mucho compartir la hora de almuerzo con mi equipo e intercambiar experiencia que todos tenemos tanto adentro como afuera de la oficina.
  3. El contacto con las personas de las empresas “hermanas” siempre me ayuda a ver las cosas desde otro punto de vista.
  4. Obtengo un sentido muy real de serenidad y entendimiento de lo que realmente está pasando en las diversas áreas de la empresa.
  5. Me siento parte de un grupo selecto de personas que están todas trabajando por lograr un objetivo en común! La energía y entusiasmo que esto genera en mi no tiene comparación con ninguna otra cosa.
  6. Aprovecho el tráfico para escuchar podcasts (The Tim Ferriss Show, How to Start a Startup, Seth Godin’s Startup School, etc.)

Bien, después de haber pensado bien mis dos listas veo algo muy claro. En la casa busco cosas materiales. En la oficina busco interacción, crecimiento y desarrollo. Esto está genial ya que las cosas materiales que da el trabajar desde casa siempre se pueden comprar / construir en la oficina. La interacción, crecimiento y desarrollo que da la oficina no se pueden traer a casa, bueno, a menos que me traiga a todo el equipo para acá!

La lista de por hacer versus la lista de completados

Hay infinitas aplicaciones, metodologías, estrategias, etc. a cerca de como subir la productividad y ser mas efectivos utilizando las famosas listas por hacer o “to do lists. Todo diseñado para ayudarnos a planear que tareas debemos completar y en que orden. Aunque todas las aplicaciones y metodologías son muy diferentes, todas tienen algo en común: Todas desaparecen o sacan de el protagonismo las tareas que han sido completadas (grayed out, strike through, etc.).

Pensando un poco en lo bien que nos hace sentir completar tareas y ver todo el avance que hemos realizado creo que no es una mala idea ofrecer a nuestros equipos de trabajo un app o un lugar en donde puedan tener una lista de completados o un “done list” en el cual se muestre con orgullo todo el trabajo que ha sido orgullosamente completado.

Una “to do list” siempre sigue creciendo y en cuanto se completa algo se pierde y aparece algo nuevo que hacer. En un “done list” cada vez que algo se completa la lista crece y se agrega un nuevo “trofeo” al área de logros. Creo que esto puede ser un gran motivador para nuestros equipos y tener un impacto significativo en su productividad.

¿Que tal les parece la idea?