Cura versus alivio

Cuando veo a mí alrededor me doy cuenta que la gran mayoría de personas están buscando alivio de las enfermedades que los acechan. Muy pocas personas están buscando las curas.

Las enfermedades a las que me refiero son cosas como la ansiedad, obesidad, soledad, falta de propósito, etc. A nadie le gusta experimentar estas enfermedades pero muy pocos están dispuestos a hacer lo que se requiere para eliminarlas de raíz. Todos quieren alivio del dolor pero nadie quiere hacer el trabajo de desarrollar la cura.

El alivio es temporal y requiere de poco esfuerzo. La cura es permanente pero requiere de mucho esfuerzo y trabajo. Usualmente el alivio viene de alguien más o algo externo y las curas se desarrollan desde adentro. El alivio se limita a mitigar los síntomas y la cura elimina todos los problemas de raíz.

Si me preguntan a mi, no importa cuanto sea el costo yo siempre voy a preferir la cura que el alivio.

Hay más enfermedades

Este último año ha sido dominado por la narrativa del COVID. La cobertura mediática, las restricciones de movilidad y la muerte de tantas personas ha hecho que este virus sea el líder de “top of mind” de las enfermedades.

No importa que anomalía pueda uno experimentar en el cuerpo, el primer pensamiento que salta casi que de reflejo es “tengo COVID”. Por ahí escuché a un amigo decir “ya todos tuvimos COVID, al menos en la mente”. Es muy cierto.

Pero hay otras enfermedades que el cuerpo y nuestros sistemas inmunes deben combatir. La comida nos cae mal y nos podemos intoxicar, nos puede dar una gripe común o podemos experimentar un dolor de cabeza. Estadísticamente no se cual sea la probabilidad de que la siguiente enfermedad que una persona contraiga sea COVID pero me imagino que es relativamente baja.

No quiero decir con esto que las medidas de precaución y el nivel de alerta con que nos debemos comportar deben disminuir. Para nada. El COVID es real y nos tenemos que cuidar. Lo único que estoy diciendo es que hay otras enfermedades y eso que estás sintiendo en tu cuerpo puede ser algo que no sea COVID. Hay más enfermedades.

El día que confundí el cáncer con la indiferencia

Estaba sentado en mi computadora leyendo mi feed de Twitter. En ese momento leí que una persona cuyo nombre reconocí había muerto de cáncer. No es una persona que conociera bien. La había visto por ahí y en los últimos meses de su vida empezamos a trabajar juntos. El del lado de su empresa como  mi potencial cliente y yo del lado de Ubiquo como proveedor.

En los últimos meses empecé a sentir lo que yo califiqué como una falta de interés por su parte para que el proyecto se moviera. Luego de múltiples llamadas durante semanas, finalmente logré hablar con el. Tímidamente me dijo que no había estado bien de salud y que estaba teniendo que atender “otras cosas” muy importantes. ¿Mi reacción ese día? Arrogancia plena: Pensé, no le importa el proyecto y está siendo totalmente indiferente a todo lo que yo estoy tratando de hacer parta el y su empresa. ¿Acaso no lo puede ver?

De una u otra manera hice que la interacción que tuvimos ese día fuera todo acerca de lo que me importaba a mi. Como que si solo yo importara. Esta manera de pensar seguro me cegó a la posibilidad de que había algo importante mas importante para el que yo y el negocio que estábamos haciendo. Algo como estar viviendo sus últimos días. Ni siquiera me puedo imaginar lo difícil que eso ha de ser. Lo que si entiendo hoy es que si, seguro el estaba atendiendo cosas mucho mas importantes para el que el proyecto.

La lección: el mundo no gira alrededor de nosotros. No todos ven el mundo como lo vemos nosotros. Simplemente no podemos experimentar el mundo igual que otra persona. Y lo más importante, no tenemos el derecho de que los demás vean nuestros intereses como una prioridad para ellos.

Como diría Tim Ferriss: No atribuyas a la estupidez o mala intención lo que le puedas atribuir a la carga de trabajo o diferencia en prioridades.