Cambia el mundo con tu propia receta

Cuando nos sentamos a pensar en cómo queremos impactar el mundo a menudo nos paralizamos. Nos paralizamos porque cuando vemos a nuestro alrededor nos cuesta mucho encontrar algo que aún no esté resuelto. “Eso qué quiero hacer, ya alguien más lo está haciendo”, grita la voz adentro de nuestra cabeza. Aunque hay un pequeño elemento de verdad en esa narrativa, no es del todo cierta.

Haber, veamos. Que alguien más esté haciendo algo que nosotros también queremos hacer no significa que nosotros no podamos tener éxito haciéndolo también. Tan sólo imaginémonos lo que nos hubiéramos perdido si U2 hubiera decidido no entrar al mundo del rock porque los Rolling Stones ya habían estado ahí antes que ellos. Siempre hay espacio para otros, especialmente cuando cada uno sabe traer su manera particular de hacer las cosas.

Y es acá en donde me quiero enfocar hoy. En la esencia de cada persona y su manera única de operar en el mundo. Somos más de 7 billones personas en este planeta y cada uno de nosotros es único. Cada uno tiene preferencias, gustos, habilidades y personalidades distintas. Esto es genial porque cada uno quiere que las cosas se hagan de manera diferente y cada uno de nosotros puede hacer las cosas de una manera en que nadie más las puede hacer. ¡Es perfecto!

Para cambiar el mundo no tenemos que inventar un platillo totalmente diferente a todos los que se han cocinado con anterioridad. Todo lo que tenemos que hacer es encontrar el platillo que más nos apasiona y cocinarlo una y otra vez hasta que encontremos nuestra propia manera de hacerlo, hasta que encontremos nuestra receta personal que seguro para alguien será la mejor.

Lo correcto como estrategia de negocios

Los negocios han existido desde tiempos inmemorables. Los negocios seguirán existido en el futuro de manera indefinida. Y los negocios siempre han buscado y buscarán darle un buen retorno al emprendedor.

En la época moderna (de hace unos 35 a 40 años para acá) ha existido un sobre énfasis en maximizar las utilidades —a cualquier precio. Sin duda alguna esto ha colaborado al nacimiento y crecimiento de muy buenas empresas que han aportado productos y servicios de gran beneficio para la sociedad.

Y sin duda alguno el énfasis en maximizar utilidades a costa de todo también ha alejado a miles de empresas y emprendedores del “camino del bien”. Por “camino del bien” me refiero a hacer lo correcto. A cobrar solo por el valor que realmente se genera. A pensar un poco más a largo plazo y dejar de ganar ahora con el fin de crear mejores y más sostenibles relaciones con las personas a las que se está sirviendo.

No cobrar por valor que no se está generando deja una única opción para crecer una empresa: Generar cada vez más valor. Pensar a largo plazo crea empresas más sostenibles que necesariamente deben tener un propósito claro y bien definido. Trabajar en construir relaciones profundas con las personas que se sirve permite construir productos y servicios que resuelven los problemas que tiene el mercado de maneras novedosas y eficientes.

El éxito, la abundancia y las grandes utilidades no se pelean con hacer lo correcto. Es más, hacer lo correcto es lo único que lleva a una empresa a ser verdaderamente grandiosa. Hacer lo correcto como estrategia de negocios no es fácil pero vale a pena.

Acompañado se logra más

La razón por la cual muchos emprendedores no logran objetivos o proyectos más grandes es por qué tratan de hacer demasiado solos. Su instinto usualmente los lleva a tratar de resolver todo por si mismos. Creanme, trabajar así no es una buena experiencia.

Al momento de pensar en un proyecto grande la reacción es casi automática —eso es demasiado para mí, no lo lograré. Es en este momento que se recurre a definir proyectos más pequeños que la persona siente que puede manejar mayormente sola.

Esta manera de pensar nace debido a una pregunta que se ha plantado en nuestras mentes desde que éramos pequeños en el colegio: ¿cómo lo hago? El proceso va así: primero visualizo un proyecto de gran impacto que me entusiasma mucho y que puede cambiar el mundo, luego me pregunto cómo puedo hacer para ejecutar YO TODO el proyecto y finalmente reduzco el proyecto por uno más pequeño por qué me doy cuenta que no puedo hacer todo lo que se requiere para ejecutar el proyecto grande.

Pero al mismo tiempo, vemos proyectos gigantes a nuestro alrededor todo el tiempo. ¿Cómo hacen estas personas para lograrlos? Es simple, después de visualizar su gran proyecto cambian la pregunta “¿cómo lo hago?” por “¿con quién lo hago?”. Esta es una pregunta mucho más poderosa que, aunque requiere de profundos cambios de paradigma para funcionar bien, puede cambiar completamente la vida de un emprendedor y el impacto de los proyectos que logra realizar.

¿Con quién lo hago? es muy poderoso por qué invita a pensar en las mejores personas que pueden ejecutar mejor que nosotros mismos alguna parte del proyecto. Al mismo tiempo nos libera de el agobio de sentir que tenemos que hacer todos nosotros mismos. Nos lleva a crear grandes equipos.

Esta pregunta nos lleva a identificar la capacidad de encontrar ey enrolar expertos comprometidos y profesionales como la habilidad número 1 que todo emprendedor debe tener. De lo contrario no es un verdadero emprendedor.

Es indispensable dejar de pensar en el “cómo” y empezar a pensar en el “con quién”. Personalmente sé que esto es algo que ha limitado el tamaño de los proyectos que he podido manejar. Es por esto que estoy leyendo el nuevo libro Who not How que acaba de publicar Dan Sullivan. El libro está buenísimo y si alguien se siente identificado con lo que he escrito acá puede profundizar mucho más comprando el libro con un gran descuento ($0.99) por tiempo limitado acá:

Crea lo que quieres encontrar

Hay veces que no podemos encontrar algo que queremos. Desesperadamente buscamos algún contenido, un producto en especial o simplemente que nos atiendan de una manera en particular —tan solo para darnos cuenta que lo que buscamos no existe.

Hay dos posibles caminos a tomar cuando lo que estás buscando en el mundo no existe. O aceptas que lo que quieres no existe y sigues tu camino o tú mismo lo empiezas a crear. La segunda opción es una de las más grandes oportunidades de negocio que hay. Usualmente hay muchas otras personas que están buscando lo mismo que nosotros.

Crear lo que queremos encontrar también aplica a realizar pequeños ajustes a los proyectos en los que ya estamos trabajando. Por ejemplo, luego de estar considerando varias maneras de cómo monetizar este blog decidí quitar lo anuncios que se desplegaban en la página y buscar otra solución. ¿Por qué? Porque he buscado tantas veces un sitio web en donde poder leer contenido de calidad que NO me esté bombardeando con publicidad. No lo he podido encontrar. De verdad que detesto la publicidad en los sitios web con todo mi corazón. Decidí así quitar los anuncios de este blog y dejar que el contenido destaque. El resultado es el sitio web con contenido de alta calidad que no bombardea a nadie con publicidad. Justo lo que estaba buscando.

Cuando creamos algo que queremos y que aún no existe, innovamos. Traemos al mundo nuevas ideas y productos que anteriormente no existían. Movemos la civilización hacia adelante y de paso saciamos nuestra necesidad por algo que realmente queremos y nadie nos había ofrecido. Podemos decir que matamos dos pájaros de un tiro.

Mira a tu alrededor y construye el hábito de preguntarte que te gustaría cambiar. ¿Qué quisieras que exista que no puedes encontrar? Escucha tus instintos y no tengas miedo. Respira profundo y empieza a trabajar en materializar lo que aún no has podido encontrar.

Como dijo Ghandi, “sé el cambio que quieres ver en el mundo”.

No tienes que llegar primero

“El que pega primero pega dos veces”. Esto es cierto y no hay duda que existe una ventaja en ser el primero. Cuando se es el primero en llegar a un mercado, en crear una industria o desarrollar un nuevo producto se llevará la delantera.

Pero esto no quiere decir que la historia esté escrita. Ni el qué llegó de primero ha ganado ni los que vienen atrás han perdido. En el mundo del emprendimiento nada es estático y todo está en constante fluctuación.

Un consejo para los que llegan primero. Estén vigilantes por qué si su producto es exitoso la competencia tomará nota. Y si el producto es muy exitoso, más agresiva será la competencia en venir por ustedes. No se duerman en sus laureles y por cada unidad de éxito re-inviertan dos unidades en constantemente mejorar su producto.

Ahora un consejo para los que están “persiguiendo” al líder. Si el primero en llegar está teniendo éxito, la validación de mercado ya está dada. No hay más dudas. Si creen que pueden ser mejores, inviertan todo lo que tienen en ir tomar el liderato. No pierdan tiempo. Estudien, analicen y sean creativos. “Caballo que alcanza gana.”

Paciencia en la empresa

Las buenas cosas necesitan tiempo para madurar. Por ejemplo, encontrar soluciones a situaciones realmente complejas requiere tiempo de contemplación. Resolver de raíz un problema complejo puede requerir hasta varios años de trabajo sin sesar.

Al igual que el río que durante siglos ha pacientemente desgastado las piedras en su camino, construir una empresa de clase mundial requiere de paciencia y perseverancia.

La paciencia es elemental en el proceso de desarrollo de las empresas. Juega un rol central en el diseño de la propuesta de valor y en el análisis comparativo de la competencia. Se necesita para poder desarrollar a los equipos de trabajo y para decir que no a las oportunidades que siempre resultan solo ser una distracción.

Los altibajos que la empresa inevitablemente enfrentará serán más fáciles de sobrellevar si se tiene la paciencia como parte de la cultura empresarial. Las crisis y momentos de dificultad servirán de trampolines para crecer si no se comete el error de precipitar una solución.

La inacción puede ser una buena estrategia si tiene intencionalidad atrás. Es importante recordar que este tipo de inacción es similar a la calma que viene antes de la tormenta. Es un momento de preparación y acumulación de energía. Es un proceso de planeación y entendimiento que permitirá, cuando el momento sea el correcto, accionar con precisión y efectividad.

El mercado recompensa la velocidad y “el tiempo es dinero”. Esto no se puede negar. Pero al mismo tiempo los mejores vinos necesitan tiempo para madurar y las mejores empresas han dedicado el tiempo necesario para resolver problemas de raíz. Entrar en un sprint desenfrenado nunca ayudará a ganar una maratón.

Si el interés de una empresa es construir valor a largo plazo y hacerlo de una manera sostenible, la mejor manera de lograrlo es siendo una organización que sabe practicar la paciencia intencional.

Emprender es un juego de ajustes

Emprender, por definición, es una aventura en donde no existen caminos ya trazados a tomar. Aunque la mayoría de las historias de emprendimiento terminaran en fracaso, ninguno de los finales de estas historias está escrito.

Entre toda la incertidumbre, la falta de predictibilidad de los mercados, los cambios tecnológicos y que sé yo cuantas cosas mas, la única manera de tener chance de sobrevivir es poder ajustar constantemente.

Ningún emprendedor sabe dónde estará 3 semanas después de haber empezado. Lo más probable es que para cuando la empresa esté cumpliendo su primer trimestre de edad ya hayan más de 10 ajustes significativos en su trayectoria.

Ajustar es maravilloso. Ajustar es el proceso de aprendizaje mas puro que existe. Ajustar consiste en proponer una acción que generará un resultado esperado, ejecutar esa acción, notar los resultados obtenidos y luego comparar los resultados que se obtuvieron contra los propuestos.

En el caso que los resultados sean los esperados —situación que ocurre la minoría de las veces— no existe ajuste que realizar. En el caso que los resultados sean inferiores a los esperados, se debe analizar qué fue lo que falló, modificar la acción realizada y correr el proceso de nuevo —ajustar.

Emprender significa estar probando cosas todo el tiempo. Es un juego de estar proponiendo infinitas propuestas al mercado hasta encontrar la que funcione. La única manera de encontrar la propuesta ganadora es ajustar mil veces la propuesta inicial.

Las dos personalidades necesarias en todo emprendimiento

Todo emprendimiento que aspire a ser exitoso debe tener acceso a una combinación de diversas personalidades. En un principio, los fundadores de la empresa aportan sus personalidades únicas al proyecto. En un escenario ideal los fundadores traerán a la mesa las dos personalidades necesarias en todo emprendimiento.

La primer personalidad requerida es la del simplificador. Un simplificador es una persona cuya manera de pensar le permite encontrar soluciones elegantes a problemas complejos. Estas personas usualmente son muy creativas y disfrutan trabajar con grupos pequeños de personas para simplificar y resolver problemas de gran magnitud. Muchas personas con este tipo de personalidad tienen “background” en ingeniería o careras similares.

La personalidad complementaria es la del multiplicador. Estas personas tienen la capacidad de tomar la solución existente a un problema y encontrar la mejor manera de hacerla llegar a millones de personas. El perfil estereotípico de los multiplicadores es muy carismático, social y extrovertido. Conocen muchas personas y derivan gusto de pasar la mayoría de su tiempo realizando actividades comerciales como realizar ventas, navegar estructuras de compras, trabajar en burocracias y generar material de mercadeo.

Dos ejemplos icónicos de empresas que llegaron a ser muy exitosas con fundadores que encajaron en este modelo son Apple con Steve Jobs y Steve Wozniak y Microsoft con Bill Gates y Paul Allen.

Para que un emprendimiento sea exitoso, primero necesita encontrar la solución a un problema por la cual el mercado esté dispuesto a pagar y después encontrar como hacerle llegar esta solución a todas las personas que le sea posible. Es de esta realidad que nace el modelo de simplificador / multiplicador.

Las personas obviamente no se pueden encajonar dentro de una personalidad u otra. Claro que hay emprendedores que estudiaron ingeniería, son excelentes programadores, saben programar y también pueden realizar una venta. De igual manera hay otros emprendedores que son muy extrovertidos, conocen miles de personas, están convenciendo a medio mundo todo el tiempo y también pueden resolver problemas complejos.

Lo que sucede es que la cantidad de esfuerzo necesario para operar fuera de la personalidad natural de una persona es muy grande. Aunque la persona pueda ejecutar las funciones ajenas a su personalidad dominante, su efectividad no será muy alta y el precio que pagará será caro. Operar fuera de la personalidad dominante es posible por un tiempo pero no es ni sostenible ni eficiente.

La manera ideal de operar es tener dos personas —una simplificadora y otra multiplicadora— operando cada una de las funciones principales de la empresa: resolver los problemas que el mercado necesita que le resuelvan y hacerle llegar las soluciones a todas las personas que las deseen.

¿Por qué contratar un barreno?

Entender que problema realmente está resolviendo un producto o servicio es vital. Sin entender esto una empresa no tiene nada más que falsas ilusiones. Si las cosas van bien bien es por pura casualidad y el éxito no podrá ser replicado. Si las cosas van mal no se podrán identificar los cambios de rumbo necesarios.

Para entender esta idea un poco mejor pensemos en un barreno. Cuando alguien utiliza un barreno, ¿para qué está contratando al barreno? 8 de 10 personas responden que para hacer un agujero. ¿Tú qué piensas? Date unos minutos para pensar tu respuesta antes de seguir leyendo.

Después de un poco de consideración es obvio que muy pocas personas lo quieren del barreno es un agujero. ¿Qué vas a hacer con un montón de agujeros? En realidad algunas personas lo que quieren es colgar un cuadro de su familia en la sala, otras personas quieren poner una puerta, etc. Los agujeros simplemente son cómo el barreno va a ayudar a su usuario a lograr lo que realmente quiere. El verdadero trabajo a realizar usualmente involucra un componente emocional.

El trabajo por hacer de una tienda de conveniencia no es ofrecer víveres 24 horas de manera accesible y rápida. El trabajo en realidad es ahorrarle tiempo al cliente para que, por ejemplo, pueda llegar antes a su casa y pasar más tiempo con su familia.

Los productos exitosos nacen como ideas que resuelven un problema existente. Muy pocas de estas ideas escalan o son sostenibles en el tiempo precisamente por qué los emprendedores no descubren de fondo el trabajo que realmente están haciendo sus productos. Muchas veces creemos que estamos vendiendo agujeros en la pared cuando realmente estamos ayudando a nuestros usuarios a remodelar sus hogares. Poder hacer esta distinción es crucial.

¿Cuál es el trabajo está realizando tu producto?

Emprender después de los dinosaurios

Hace 65 millones de años un asteroide le pegó a la tierra y con su impacto extinguió los dinosaurios. Era el período cretáceo y el emprendimiento aún no existía. Pero sabemos que la naturaleza es sabia y que no volvió a evolucionar dinosaurios una vez más. En su lugar evolucionó otro tipo de criaturas más resilientes que eran muy parecidas a los mamíferos y reptiles que conocemos hoy en día.

Aunque aúno tengo total claridad de cómo se va a ver el mundo del emprendimiento en uno año, si sé que va a ser muy diferente —imagino algo mucho más eficiente, flexible y próspero. No creo que después de un “evento de extinción masiva” económico como el que estamos viviendo, el ecosistema de emprendedores vaya a regresar a construir algo parecido a lo que existía antes. Al igual que la naturaleza, los emprendedores encontraremos algo mucho mejor que crear.

Lo tenemos que hacer para poder seguir ayudando al mundo a moverse hacia adelante. El mercado ya no es el mismo. Las personas ya no somos las mismas y nuestro comportamiento como consumidores ha cambiado para siempre. Al igual que la naturaleza hace 65 millones de años, tenemos que desarrollar la siguiente especie de empresas que dominará el mundo.

El reto no es fácil y claro que da miedo aceptarlo. Pero si no nosotros, ¿quién? La vida sigue y queramos o no seguiremos participando de ella. La única decisión que tenemos que tomar es cómo queremos participar: como espectadores o como protagonistas.

¿Qué vamos a emprender después de los dinosaurios?