Cuando no necesitas del premio

Cuando verdaderamente amas lo que haces no necesitas del premio. Cuando lo que te importa es sentarte a trabajar sin pensar en que dirán los demás, entonces no necesitas del premio. Cuando lo que quieres es saciar tu propia curiosidad de saber hasta dónde puedes llegar, entonces no necesitas del premio.

Dejar ir el premio es muy difícil por qué desde que tenemos uso de razón nos enseñan a que hacer algo “bien” amerita un premio. Ya sea que lo que obtengamos venga en la forma de un gesto amoroso de nuestros padres, el reconocimiento de un profesor o la aprobación de nuestro hermano mayor, el premio siempre está esperando cautivar nuestro corazón.

Y es precisamente este tipo de premio que prende nuestras más profundas emociones el que es más difícil de soltar. Es tan poderoso que nos vuelve adictos y nos lleva a confundir la majestuosidad de lo que hacemos con la vacía aprobación del mundo exterior.

Cuando no necesitas del premio eres feliz. Cuando ya no necesitas del premio has encontrado verdaderamente quién eres y de que estás hecho. Cuando no necesitas del premio empiezas a vivir para ti y esto te permite poder vivir para los demás. Hasta que dejas de necesitar el premio, empiezas a despertar.

¿Está muriendo la curiosidad de nuestros niños?

“El poder de cuestionar es la base de todo el progreso humano.” — Indira Gandhi

Un niño típico de 4 años de edad puede hacer hasta 100 preguntas cada día a sus papás. Cuando este mismo niño llega a la educación media, es muy probable que ya no les haga ninguna pregunta. De hecho, la cantidad de preguntas y su curiosidad en general prácticamente ya tienden a 0.

Bastante preocupado por esta situación he estado pensando mucho en cual podrá ser la causa (agradezco mantener aún algo de curiosidad para querer estar pensando en estas cosas!).

También creo que los niños son el departamento de investigación y desarrollo de la especie humana. Es vital que fomentemos cuanta curiosidad y preguntas podamos en ellos para que nuestras futuras generaciones puedan optar tener un mejor futuro.

Ya en este momento, contemplando ya por varios minutos por la ventana, de alguna manera u otra todos mis pensamientos se van directo a mis experiencias en el colegio.

Primero que nada, creo que la educación tradicional recompensa tener las respuestas correctas. No existe recompensa por hacer preguntas importantes. Si traigo a la memoria mi propia experiencia lo que puedo recordar es estar siempre buscando cual era la respuesta que me iba a ayudar a “ganar el examen”. Recuerdo tratar de descifrar que es lo que mi profesor quería que pusiera en la hoja. ¿Que recuerdos les vienen a ustedes a la mente?

La segunda imagen que me viene a la memoria es la de mis profesores haciendo preguntas y mas preguntas. ¿Que es lo primero que le pasa a un(a) niño(a) de 4 años que llega por primera vez al colegio? Si no me equivoco, todo empieza con la ceremonia de levantar la mano para poder hacer una pregunta. A mi manera de verlo, esto ya es el primer golpe a la curiosidad espontánea.

¿Luego de esto que ocurre? Si recuerdan su época de colegio, ¿quien hacía todas las preguntas en su salón de clases? Si, el profesor. Desde muy pequeños en el colegio entramos en esta ambiente en donde las preguntas las hace el profesor y nuestro trabajo es estar preparados para dar las respuestas. Se espera que de alguna manera sepamos las respuestas. No cuestionar.

Quiero reconocer que puede ser que yo haya tenido una experiencia muy particular y que la lucha de recobrar mi curiosidad y buscar las preguntas que puedan transformar mi vida sea única. Sin embargo, cuando veo a mi alrededor el mundo en el que estamos viviendo algo me dice que esto pudiese ser una problema mas generalizado. No lo se. Quiero seguírmelo preguntando…

Como utilizar el poder del lenguaje para formar niños mas felices y responsables

Las palabras que una persona escoge utilizar en cada situación que experimenta dicen mucho acerca de la persona. Incluso, la manera en la que la personas va a responder a dada situación está determinada por sus pensamientos. Y sus pensamientos no pueden ser ajenos a las palabras que conforman su vocabulario. En resumen, las palabras que usamos determinan una gran parte de como nos comportamos en el mundo.

Personalmente creo que la responsabilidad es adueñarnos de todo lo que hacemos, tanto para bien como para mal. Estoy convencido que mientras mas nos adueñamos de todas nuestras acciones y de como estamos jugando un papel protagónico en todo lo que ocurre a nuestro alrededor más éxito podemos tener. Es lógico, mientras mas entendemos que efectos tienen nuestras acciones, mas podemos aprender de ellas y cambiarlas para lograr todo aquello que queremos lograr.

Así que acá el punto #1. ¿Cómo podemos usar el lenguaje para formar a un niño mas responsable?

La verdad que es muy simple y la mejor manera de describirlo es con un ejemplo muy relacionado al español.

Cuando un niño pequeño viene y bota un vaso la conversación usual  con los padres va algo así:

Padre: ¿Que pasó?

Niño: Se rompió el vaso

Padre: Ok, no lo vuelvas a hacer

Nótese la respuesta del niño. ¿Ven algo extraño relacionado a la responsabilidad? Vean detenidamente… Claro! Fue el vaso el que se rompió. Yo, niño, no tuve nada que ver con que el vaso se rompiera. Es casi como que si el vaso se hubiera suicidado. El niño de una manera muy subliminal está culpando y desapareciendo de lo que ocurrió. Está evadiendo su responsabilidad.

La misma respuesta en inglés se usa comunmente como “I broke the glass”. Nunca se utiliza la traducción literal que es “The glass broke itself”. ¿En que idioma hay mas responsabilidad?

Ahora vamos al punto #2. ¿Cómo podemos usar el lenguaje para formar a un niño mas feliz?

De nuevo empiezo con una idea muy personal. Creo que la felicidad depende mucho de la relación que tenemos con nosotros mismos y de como nos vemos a nosotros mismos como personas. Si nuestra percepción de que si estamos bien o no está muy ligada a las cosas que hacemos o los resultados que obtenemos, lo lógico es que nos evaluemos como personas en base a los resultados que logremos. Por ende, que tan felices podamos ser dependerá en gran parte de los resultados que logremos o no tener en las cosas que hacemos.

Imaginemos a un niño de unos 6 años de edad. Regresa a casa del colegio con muy buenas notas y recibe la aprobación de sus padres con comentarios similares al siguiente:

Padres: Hijo, eres el mejor. Estamos muy orgullosos de ti.

El comentario está vinculando el resultado, sacar buenas notas, con que el hijo ES el mejor.

El siguiente mes las notas no van bien y el mismo niño pierde varias clases. El comentario puede ir algo así:

Padres: Estamos muy desilusionados de ti. No esperábamos algo así de ti.

El comentario está desaprobando del niño como tal en base a los resultados que obtuvo. Es evidente por qué de adultos no nos gusta tomar riesgos y fracasar para poder crecer.

Veamos ahora la interacción sugerida al sacar buenas notas:

Padres: Hijo, te esforzaste mucho este mes y lograste tus objetivos. Estamos orgullosos de lo que hiciste este mes.

Y con las malas notas:

Padres: Hijo, este mes no te esmeraste en tus estudios y por eso no lograste cumplir tus objetivos.

El niño sigue valiendo lo mismo para los padres y su aprobación y el amor hacia el como persona no cambia. Se desaprueba de las acciones, que no son el niño como tal, y se hace ver la consecuencia de las decisiones tomadas.

Para cerrar otro ejemplo. Si el niño saca buenas notas se le dice que es inteligente. ¿Que pasa si saca malas notas? El niño asume que entonces no es inteligente. Si esto se refuerza muchas veces, lo mismo le pasará de adulto cuando fracase. Se sentirá como no inteligente y su felicidad por siempre dependerá de los resultados que logre o no logre.

El gran precio que estamos pagando con tantas tareas para nuestros niños

El año pasado tomamos la decisión de cambiar a nuestro hijo, entonces de 5 años, de colegio. Una de las razones principales fue la frustración que identificamos en el ante todas las tareas repetitivas como hacer planas que tenía que hacer durante las tardes. Esto llevó a muchos otros síntomas que interpretamos como perdida de interés en el aprendizaje, como una constante resistencia a querer ir al colegio TODAS las mañanas.

Para hacer corta la historia, se abrió un colegio de metodología Waldorf muy cerca de donde vivimos y sin pensarlo mucho tomamos la decisión.

Vale la pena mencionar que en transcurso de unas cuantas semanas la dinámica y felicidad de nuestro hijo cambió considerablemente. No solo esto, pero sus avances en lectura y escritura (áreas en donde manifestaba mucha resistencia con las planas, etc.) fueron significativos. Es impresionante como al bajar la presión (pienso que los niños no son muy buenos para manejar presión) los resultados mejoraron. Lo atribuyo a que la enseñanza a través del juego le devolvió el amor por el aprendizaje y el descubrimiento de el mundo a su alrededor.

Ayer asistí a una reunión de padres en donde nos dieron una charla de 3 horas sobre la importancia del juego, el desarrollo de la motricidad y la libertad en el ciclo de aprendizaje de los niños. Entendí muchas cosas de las que estaré escribiendo en los siguientes días.

Una de las cosas que más me impacto durante la sesión de ayer fue un video que alguien compartió durante la mañana que muestra de una maneramuy interesante como funciona el sistema educativo tradicional. Se los comparto con la ilusión de que me ayuden a propagarlo a todos los padres y educadores que conozcan para que todos juntos empecemos a hacer un cambio que ayude a nuestros niños a aprender una manera mas sana.

Preparando a nuestros niños para su travesía

Una increíble charla por Jack Petrash que identifica las 3 necesidades que tienen todos los niños  para poder aprender y resolver todos los retos que el mundo moderno les va a tirar. Explora como les podemos ayudar a desarrollar las capacidades necesarias aplicando los conceptos de la educación Waldorf.

Spoiler: Te responderá por qué no puedes lograr que tus hijos vayan a la mesa a cenar cuando están jugando!

5 razones de por qué si los profesores fueran mas como granjeros, el mundo estaría mejor

Con un hijo de 5 años pareciera ser que veo enseñanza, motivación y crecimiento en todos lados. Estos temas están tomando mucha importancia para mi. Preguntas como ¿cual es la mejor manera de ayudar a un niño a aprender? ¿cómo se puede motivar a alguien para que realmente quiera aprender? ¿que pasa si un niño no quiere hacer algo que realmente lo va a ayudar

a crecer? han estado dando vueltas en mi cabeza todo el tiempo.

Con tanto tiempo dedicado a tratar de entender esto de una mejor manera y al estar trabajando muy de cerca con un grupo muy especial de personas que están apasionadas por las mismas preguntas creo que estoy logrando ver algunas cosas.

  1. Para que un niño realmente aprenda y pueda “florecer” es indispensable que libremente lo quiera hacer. Una vez se interesa por algo y lo quiere aprender, el aprendizaje no tiene límites. No debemos forzar el aprendizaje.
  2. Los niños pequeños se están empezando a entender como funciona el mundo y sus cerebros aún no son completamente lógicos. Necesitan de alguien que los guíe a descubrir las actividades que mas interesantes son para cada uno de ellos. Expongamos a los niños a la mas diversa cantidad de actividades posibles para que puedan encontrar su verdadero llamado.
  3. No podemos encasillar a todos los niños en un mismo esquema. Cada uno tiene intereses y habilidades únicas. Debemos ayudarles a encontrarlas y personalizar su aprendizaje para que cada uno de ellos pueda ser las mejor versión de si mismo.
  4. A todos los niños les gusta fracasar (así aprenden a caminar, a comer, etc.) No podemos ponernos en su camino y empezarles a reprochar cuando intentan algo nuevo y les sale mal. A costa de todo, dejemos intacta la ilusión de los niños de seguir aprendiendo cosas nuevas por medio de una genuina curiosidad y la falta total del miedo al fracaso.
  5. Nosotros no somos nuestros niños. Nuestro valor no depende del éxito o no que logren tener nuestros niños. No tengamos miedo de que sean ellos mismos. Nuestra función debe ser guiarlos como seres libres para que algún día puedan ser miembros felices y productivos de la sociedad. Cualquier otro interés que tengamos es puramente nuestro y no tiene nada que ver con el desarrollo del niño.

Todo esto me suena mucho a como los granjeros logran crecer sus cultivos.  Un granjero no puede obligar o darle órdenes a sus cultivos para que crezcan. Lo que si pueden hacer es entender que necesita cada uno de ellos  y encontrar la manera de dárselo justo en el momento en que mas lo necesita.

Esto es todo lo que se requiere para que nuestros niños puedan florecer en los adultos que van cambiar el mundo.

Algunas reflexiones sobre la educación

La educación es algo muy importante para mi. A continuación escribo algunas reflexiones tomadas de un muy buen libro que propone métodos alternativos de educación para niños: Unschooling Rules: 55 Ways to Unlearn What We Know About Schools and Rediscover Education.

Los seres humanos tan solo aprendemos algo por una de dos razones: o lo necesitamos o lo amamos.

Los extensos currículos que tenemos actualmente en los colegios básicamente se deben a que cada generación piensa que la siguiente generación necesita lo que ellos aman.

La matemática debe ser mandatoria en cualquier programa educativo. Ninguna persona debe entrar el mundo productivo o tomar decisiones de vida importante sin tener una cómoda experiencia con la matemática.

Los niños deben ser expuestos a la mayor diversidad posible. Diferentes culturas, diferentes filosofías, diferentes formas arte, diferentes carreras y diferentes formas de trabajo significativo.

Las tareas en casa, originadas en la era industrial cumplen las siguientes funciones: reduce la responsabilidad de los profesores y colegios. Hace que los padres sean responsables ante los colegios en lugar de que el colegio sea responsable ante los padres. Mantiene a los alumnos en un estado de culpabilidad y debilidad. Mantienen la ilusión de que hay tanto que enseñar y que la misión escolar es tan importante como para consumir la vida entra del niño.

Si les interesa el tema de la educación y la situación actual del sistema educativo, les recomiendo comprar el libro que cuesta menos de $3.00 haciendo click en la imagen de arriba.