La mejor manera de motivarse

No hay nada como sentir que nos quedamos sin tiempo para motivarnos. Cuando el reloj está constantemente descontando preciados segundos y se acerca el final del tiempo disponible para hacer algo, entonces nos moveremos.

Hay dos tipos de motivación, la motivación hacia algo y la motivación para alejarnos de algo. La primera se construye sobre el deseo de querer completar algo que es importante para nosotros mientras que la segunda lo único que quiere es evitar que algo malo pase, no importa cómo.

La motivación hacia algo sin duda alguna se siente mucho mejor que la motivación lejos de. Es mucho más agradable querer materializar una visión del futuro que tenemos que estar todo el tiempo tratando de controlar todo para que algo malo no vaya a pasar.

Sea como sea, ambos tipos de motivación se hiper-activan una vez entramos en una carrera contra reloj. Si estamos motivados hacia construir algo que queremos, sin duda alguna querremos terminarlo lo antes posible. Sí estamos motivados porque tenemos miedo de que el tiempo se nos acabe y habrán consecuencias cuando el reloj marque cero, también nos moveremos más rápido.

Si tenemos la opción de escoger recomiendo que siempre tratemos de motivarnos a construir algo, es más saludable. Pero no debemos olvidar que el miedo, aunque no se siente tan bien, es un gran motivador y siempre está a nuestra disposición cuando lo necesitamos.

No importa que tipo de motivación decidamos utilizar en cualquier momento, el secreto para subirle el volumen a 10 está en prender el cronómetro e iniciar la cuenta regresiva.

Fecha de entrega, simplemente no puedo existir sin ti. Atentamente, la productividad

Hoy si! Me acabo de “cachar” crucificando la productividad. Tan solo hace unos minutos estaba en un chat coordinando una reunión muy importante. Extremadamente importante. En la reunión se evaluarán varias opciones de trabajo que yo voy a preparar.

“Cuando es lo más alejado que puedo agendar esta reunión?”, me escuché preguntar, “así tendré todo el tiempo que quiera para trabajar.” Estos no son los pensamientos más productivos del mundo. En mi defensa, reaccioné de inmediato y puse la reunión lo antes posible para todos.

No me siento orgulloso de lo que acabo de hacer pero creo que algo puedo rescatar y utilizarlo para enfatizar la importancia de las fechas de entrega.

La reacción que estaba teniendo es normal. Una vez que fijamos una fecha de entrega -un compromiso público de cuándo algo debe estar listo- nos sentimos responsables de cumplir. Esta sensación de responsabilidad muchas veces no es cómoda. Pero es esta sensación de responsabilidad uno de los mas fuertes motivadores que existen para lograr nuestros objetivos.

Cuando no tenemos una fecha de entrega es cuándo postergamos. Es cuando somos ineficientes y vemos nuestros sueños y metas escaparse por las ventanas de nuestras oficinas. Es cuando las redes sociales se vuelven más importantes que las tareas que algún día nos dijimos que queríamos hacer.

Así que no le tengamos miedo a comprometernos y dar una fecha de entrega. Tampoco tengamos miedo a ser conscientemente agresivos con las fechas de entrega. ¿Qué es lo peor que puede pasar? Que trabajemos un poco más duro y logremos lo que queríamos un poco antes de lo que esperábamos.