Dilemas

Durante nuestro tiempo en esta tierra habrán momentos en los que enfrentaremos dilemas serios. Habrán decisiones con implicaciones fuertes que tomar. Es importante prepararnos para estar listos y saber afrontar esos momentos.

Muchas veces estos dilemas consistirán en saber escoger entre lo fácil y lo correcto. Sin que nadie nos lo diga, sabremos cuál es cual. Lo difícil siempre será escoger lo correcto. Desde pequeños nos han enseñado a valorar lo que es fácil. El mundo necesita que más de nosotros escojamos lo correcto.

Todos los días tenemos oportunidades de entrenarnos para hacer lo correcto y vencer nuestra comodidad. Podemos empezar con despertarnos en el instante que suena el despertador y seguir al escoger la manzana sobre el brownie. Nos podemos entrenar para tomar siempre el camino correcto sin importar lo difícil que sea. Quién sabe, con suficiente práctica puede ser que cuando llegue el momento de vida o muerte que requiera que hagamos lo correcto, estemos listos para afrontarlo.

Lo correcto como estrategia de negocios

Los negocios han existido desde tiempos inmemorables. Los negocios seguirán existido en el futuro de manera indefinida. Y los negocios siempre han buscado y buscarán darle un buen retorno al emprendedor.

En la época moderna (de hace unos 35 a 40 años para acá) ha existido un sobre énfasis en maximizar las utilidades —a cualquier precio. Sin duda alguna esto ha colaborado al nacimiento y crecimiento de muy buenas empresas que han aportado productos y servicios de gran beneficio para la sociedad.

Y sin duda alguno el énfasis en maximizar utilidades a costa de todo también ha alejado a miles de empresas y emprendedores del “camino del bien”. Por “camino del bien” me refiero a hacer lo correcto. A cobrar solo por el valor que realmente se genera. A pensar un poco más a largo plazo y dejar de ganar ahora con el fin de crear mejores y más sostenibles relaciones con las personas a las que se está sirviendo.

No cobrar por valor que no se está generando deja una única opción para crecer una empresa: Generar cada vez más valor. Pensar a largo plazo crea empresas más sostenibles que necesariamente deben tener un propósito claro y bien definido. Trabajar en construir relaciones profundas con las personas que se sirve permite construir productos y servicios que resuelven los problemas que tiene el mercado de maneras novedosas y eficientes.

El éxito, la abundancia y las grandes utilidades no se pelean con hacer lo correcto. Es más, hacer lo correcto es lo único que lleva a una empresa a ser verdaderamente grandiosa. Hacer lo correcto como estrategia de negocios no es fácil pero vale a pena.

Es la honestidad algo que se debe premiar?

“El verdadero valor de la honestidad está en ser una persona honesta. Eso nunca se lo podemos dar a otra persona que no sea nosotros mismos.”

La semana pasada dejé olvidado mi maletín y mis zapatos de softball en el campo. Adentro del maletín estaban dos guantes, un bate, unas guanteletas y varias pelotas. En fin, todo el equipo que uso para jugar estaba ahí.

Me di cuenta de que lo había olvidado hasta el día siguiente. En el momento que me di cuenta que lo había perdido empecé a preguntar si alguien lo había visto. Nada. Fui al campo para hablar con los guardianes. Nada. En ese momento lo di por perdido.

Aún seguía con la esperanza de que alguien hubiera guardado mis cosas. La esperanza poco a poco se fue apagando conforme fui hablando con mas y mas personas que me daban de una manera u otra el mismo mensaje: “olvídate, alguien se las llevó y ahorita ya seguro hasta las vendieron”. Me empecé a resignar.

Un par de horas después recibí un mensaje de una amiga diciéndome que tenía noticias de que la señora de la tienda del campo había visto mis cosas y que las había guardado. Me dio su teléfono, le llamé y acordé con ella pasar a traerlas por la tarde.

En este momento sentí mucho alivio y agradecimiento. Y al mismo tiempo empecé a sentir una fuerte sensación de deuda hacia la otra persona. Me empecé a preguntar cual debiese ser la recompensa adecuada que debía pagar por mis cosas. ¿Cuanto dinero es suficiente? Estaba sintiendo una fuerte deuda hacia la otra persona. Ojo! creo que sentirse en deuda no debiera ser lo mismo que sentirse agradecido.

Y así empezó a crecer mi confusión. Nacieron preguntas como:

  • si estoy agradecido, ¿por qué me siento en deuda?
  • ¿Acaso las personas solo queremos hacer lo correcto cuando hay una recompensa adicional que podemos recibir? Y de ser así, ¿no es el valor de hacer algo honesto y correcto su propia recompensa?

Realmente estaba bastante confundido y sentía fuertemente la necesidad de darle algo a la persona a cambio de haber guardado mis cosas. Lo empecé a hablar con varios amigos. Uno de ellos (@manuelcordon) me ayudó a esclarecer la situación con el siguiente experimento mental:

Si te imaginas que estás en la playa y estás viendo un maravilloso atardecer. Y el atardecer es espectacular y no pudieras pedir mas. Y luego al día siguiente estás en la misma playa, frente a otro increíble atardecer y ahora tienes un puro. Y tu experiencia sigue siendo espectacular. Al tercer día piensas en que sería genial tomar un Whiskey para acompañar el puro y tu contemplación de aún otro maravilloso atardecer. Así que ahí estás con un magnifico atardecer, tu puro y el mejor Whiskey del mundo. Nada te hace falta.

Al cuarto día estás frente al mejor de todos los atardeceres pero no tienes ni el puro ni el Whiskey. Estás sentado frente a esta obra de arte de la naturaleza y solo estás pensando: “Que desgracia, ¿donde jodidos están mi puro y mi Whiskey?

En mi historia de los zapatos y el maletín, la honestidad es el atardecer y cualquier recompensa en la que yo pudiera pensar darle a la señora serían el Whiskey o el puro.

Me puedo imaginar a la señora en una futura situación en la que volviese a hacer lo mismo y no recibiera nada externo a cambio de su honestidad, sintiéndose molesta por no recibir una recompensa por haber hecho un genuino acto de bondad. ¿Donde jodidos está mi Whiskey? Nunca quisiera causarle eso a nadie.

Al comprender que la recompensa de ser honesto es la misma honestidad, decidí que la mejor recompensa que le podía dar a esta persona era dejarla disfrutar su integridad por lo que es. Nada mas, nada menos.

Así que creo que no debemos premiar la honestidad. Es mas, creo que no podemos premiar la honestidad porque el verdadero valor de la honestidad está en ser una persona honesta. Eso nunca se lo podemos dar a otra persona que no sea nosotros mismos.

¿Cuanto defendemos nuestros valores?

Ayer tuve la oportunidad de juntarme con un par de amigos que no había visto en mucho tiempo. Nos reunimos para ver de empezar a colaborar, crecer y  hacer algo para mejorar nuestro país, Guatemala.

Durante la charla surgió el tema de los valores y que tan dispuestos estamos a defender aquellas cosas que valoramos. Un tema en particular que tocamos fue el valor de la vida ajena. En mi caso particular creo que la vida humana es un muy alto valor y  no creo que se debe matar a otras personas. Sin embargo, al mismo tiempo se que si alguien le hiciera algo a alguien de mi familia, muy probablemente estaría  dispuesto matarlo.

Y esto crea una línea de pensamiento muy interesante. La idea es que regimos nuestros valores   a circunstancias externas y no por nuestras creencias internas. Por ejemplo, el respeto hacia la propiedad ajena es otro de mis valores y no pienso robarle nada a nadie. Pero si mi hijo está muriendo, necesita atención médica y no tengo dinero, se que robaría. El valor siempre se compromete a algún precio. Todos tenemos un precio.

Dadas estas reflexiones y reconociendo mis debilidades, se estoy muy comprometido con seguir subiendo el precio al que estoy dispuesto a vender mis valores. Espero algún día llegar a ser el tipo de hombre que sostiene sus valores al punto de defenderlos con su vida.