Cuando la confianza nos traiciona (una noche sin electricidad)

La verdad que vivimos en un mundo en donde confiamos en muchas cosas. Son tantas las cosas en que confiamos que ya hasta perdimos la cuenta de cuántas son. Ya ni siquiera estamos conscientes de en que tanto es en lo que confiamos.

Algunas de las cosas que me vienen a la mente en las que confiamos pero ya ni tomamos en cuenta son:

  • Que la computadora del carro presione los frenos cuando nosotros le damos la orden por medio de presionar el pedal
  • Que nos podremos comunicar con quien queramos cuando queramos desde nuestro celular
  • Que podremos pagar con tan solo sacar un rectángulo de plástico de nuestras billeteras
  • Que todo lo que hacemos en línea realmente funciona y es real

Y es acá en dónde me quiero detener a contarles la historia de por qué hoy será para mi familia una noche sin electricidad.

Resulta ser que los últimos dos supuestos pagos que realicé en línea a través de mi banco (que por guardar su privacidad permanecerá anónimo) nunca se hicieron efectivos. Resulta ser que nunca se me debitaron y la empresa eléctrica tampoco los recibió. Confié en que al tener el comprobante desplegado en mí pantalla el pago había sido realizado. Me equivoqué.

Así que hace una cuantas horas me cortaron la electricidad por falta de pago. Ni modo. Ya realicé todas las gestiones, incluso el pago del “fee” de reconexión. Ahora me queda tan solo esperar alrededor de 24 horas para que el bloqueo de la electricidad se retire. ¿Por qué hasta 24 horas se preguntan? Porque aunque usted no lo crea, el bloqueo, hoy, en pleno 2022, es físico y alguien debe venir a quitar un marchamo.

Así es que hoy va a ser una noche diferente y vamos a pasarla bien. Ya veremos qué se nos ocurre hacer. A lo mejor hasta le prendemos fuego a algo y hacemos una fogata o algo.

En fin, la moraleja de la historia es que hay que tener cuidado en qué confiamos. Cierto, no se puede vivir sin confiar. Sería demasiado caro operar sin confianza en este mundo tan complejo. Pero como bien lo dice un viejo proverbio ruso: confía pero siempre verifica.

CHAD, la receta para imponerse en un Home Run Derby

Estoy terminando de ver el impresionante despliegue de supremacía que Pete Alonso acaba de dar en el Home Run Derby 2021. Es el segundo año consecutivo que gana pero lo que hizo este año es un monumento a la excelencia.

Después de haber visto lo mucho que se estuvo divirtiendo durante toda la noche y haber percibido la confianza infinita con que tomó cada swing es imposible no querer tratar de entender como una persona puede llegar a tal nivel de rendimiento y mantenerse así de sereno bajo tanta presión. Este es mi intento de tratar de describir lo que Alonso trajo hoy a la mesa.

Esos últimos 6 Home Runs consecutivos que pegó para vencer a Trey Mancini en la final solo se pueden pegar cuando alguien tiene una combinación perfecta de CHAD (Confianza, Habilidad, Actitud y Diversión).

  • Confianza: Creer en sí mismo. Saber que el trabajo previo se ha hecho bien y que todas esas horas de entreno no dejarán fallar a un verdadero campeón a la hora buena.
  • Habilidad: La capacidad de hacer algo al más alto nivel. Es algo que se desarrolla por medio de miles de horas de práctica y que requiere de mucha dedicación. Es poder hacer lo que hay que hacer mejor que los demás.
  • Actitud: Enfrentar la situación que se debe superar desde un punto de vista de superioridad. Hasta cierto punto es reconocer el nivel de habilidad que se ha desarrollado y hacerle saber a todo el mundo que se ha llegado hasta acá para ganar.
  • Diversión: Disfrutar de lo que se está haciendo y no permitir que la presión del momento interfiera con pasársela bien. Es saber que al final del día lo más importante es disfrutar del momento y que el resultado final tan sólo se puede influenciar, nunca controlar.

Muy bien hecho Sr. Alonso.

Un ambiente colaborativo, la importancia de la confianza

Un ambiente colaborativo no solo es más agradable, también es más productivo. Cuando la mayoría de las personas que están trabajando por un objetivo en común aportan algo al proceso, las cosas salen mejor. El peso que cada uno de los participantes tiene que cargar es menor y todos tienen la oportunidad de dar todo en su particular área de experticia.

En mi experiencia, crear un ambiente colaborativo empieza con la confianza. Un equipo en el que no hay confianza no puede colaborar. La ausencia de confianza crea inseguridad, egoísmo y temor. El objetivo principal deja de ser la colaboración grupal y se convierte en la supervivencia del más fuerte. Todo mundo empieza a velar por sus propios huesos.

Ah, pero que diferencia hace la confianza. Cuando hay confianza cada miembro del equipo sabe que todos están empujando por el mismo objetivo: el éxito de la misión grupal. Los deseos, necesidades y ambiciones personales pasan a un segundo plano que está muy por atrás de lo que el grupo necesita para alcanzar el éxito. También, nadie cuestiona las decisiones y acciones de los demás. Todos asumen que cada movimiento se ejecuta buscando los principales intereses del grupo.

La confianza asume intención positiva y requiere de mucha comunicación. La transparencia es casi que un sinónimo de confianza y se debe mantener siempre, incluso en los más difíciles momentos que sin duda se tendrán que afrontar. Cuando hay confianza los ambientes colaborativos pueden nacer y cuando existe un ambiente colaborativo cada miembro del equipo puede empezar a brillar!

El más fuerte no siempre gana

Muchas veces, particularmente en el mundo de los negocios, se cree que el más grande o el más fuerte siempre gana. Nos gusta olvidar que David le ganó a Goliath.

El mundo está lleno de ejemplos en donde el más grande o fuerte no gana. Por ejemplo, un estudio estadístico de cientos de peleas en la MMA y UFC encontró que el hombre más grande gana solo la mitad de las peleas. Es decir, el tamaño del peleador no tiene nada que ver con quién gana la pelea. Simplemente no es un factor determinante.

Lo mismo ocurre en el mundo de los negocios. La pequeña “startup”, muchas veces sin recursos o mayor experiencia, pone a temblar al gorila de 900 libra que es el líder de su industria.

Southwest Airlines vs Eastern y Pan American. Amazon vs Borders y Barnes and Noble. Netflix vs Blockbuster. Dell vs IBM. Los ejemplos son infinitos. El más fuerte no siempre gana.

Tiempo de cosechar

A la hora de la siembra no se puede saber cuándo llegará el momento de cosechar. Todo lo que se puede hacer es diligentemente trabajar en sembrar un mejor futuro –hoy. Si día tras día se trabaja en lo que se debe hacer, la buena cosecha eventualmente llegará.

El tiempo necesario para cosechar los frutos de un trabajo bien hecho es desconocido. Al mismo tiempo, la probabilidad de que un trabajo bien hecho en algún momento rendirá frutos es alta. Todo lo que hay que hacer es primero trabajar y luego saber esperar.

Trabajo duro, consistencia, paciencia y confianza. Una combinación infalible que 99.9% de las veces resultará en una próspera cosecha de frutos para todos aquellos que confían en que si hacen lo correcto hoy, mañana su recompensa llegará.

Las promesas que más debes de sostener

Las promesas que más debes de sostener…

…son aquellas pequeñas promesas que haces contigo mismo. Cosas como “mañana me despertaré temprano a hacer ejercicio”, “ya no voy a comer tanta azúcar”, o “ahora sí haré el reporte que debo entregar”, etc.

Estas pequeñas promesas que nos hacemos todos los días, y que muchos rompemos a diario, son la razón por la que muchos de nosotros dejamos de creer en nosotros mismos. ¿Qué tipo de confianza puedo tener en mí cuando sé, por experiencia de primera mano, que rara vez cumplo lo que digo?

Para desarrollar confianza interior en nosotros mismos es necesario reconstruir nuestra palabra interna. Empezar a reprogramar nuestro cerebro y mostrarnos que cuando decimos que vamos a hacer algo, esto sucederá.

El camino para lograr recuperar esa confianza en nosotros no es complicada pero tampoco es fácil. Requiere de constancia, perseverancia y de mucha disciplina. Es un proceso de condicionamiento que es bastante simple pero, una vez más reitero, no es fácil.

Todo lo que hay que hacer es escoger una actividad que podamos hacer todos los días. Debemos tener todos los recursos necesarios para completarla a diario y no puede depender de otras personas. Debe ser algo simple de hacer. Luego debemos hacer una promesa con nosotros mismos de que pase lo que pase, haremos esa actividad todos los días —sin excepción alguna. Luego simplemente debemos cumplir nuestra palabra y hacerla todos los días. Eso es todo.

Después de un tiempo empezamos a internalizar que esta promesa particular que nos hicimos se cumple día tras día. Y con el paso del tiempo empezamos a creer cada vez más en nosotros mismos. Después de un tiempo de no fallar cambiamos por dentro y empezamos a creer en que lo que decimos que haremos sucederá porqué sabemos que somos personas que sostienen su palabra.

Como referencia les comparto que yo estoy escribiendo y publicando un post al día (288 días sin fallar), meditando por lo menos 20 minutos cada día (322 días sin fallar) y leyendo por lo menos 10 minutos cada día (364 días sin fallar).