Automatizando con el Corazón: El Modelo Híbrido que Está Transformando el Servicio al Cliente en 2025

Hace unos días contacté al líder de Ecommerce mundial, Amazon. Por primera vez en 30 años tuve un problema con un paquete que no llegó. Estando en el negocio en el que estoy, decidí probar la opción de resolver el problema por medio del chat automatizado. ¡Que sorpresa la que me he llevado!

Para no hacerles larga la historia, el bot solito me hizo un reembolso de $39.00 por el paquete no entregado. Según mi experiencia la decisión del bot fue no supervisada. Claro, sin duda alguna la decisión de darme el dinero de regreso está basada en muchísima IA por atrás. Seguro el bot sabe que soy cliente de Amazon desde 1994 y les he comprado cientos de veces. También ha de saber que tiene autorización de devolver el dinero si la disputa es de menos de $100 (por decir un número). Ese tipo de cosas.

La cosa es que la transacción fue rápida, directa y no me quitó tiempo. El bot tan solo me pidió el número de orden y que seleccionara de un menú el tipo de problema que estaba teniendo. Luego me preguntó si quería que me enviaran un reemplazo o si quería una devolución del dinero. Al solicitar la devolución me preguntó si la quería hacer a la tarjeta con que hice la compra o a alguna otra tarjeta. Me imagino que si hubiera seleccionado un reemplazo me hubiera pedido confirmara a que dirección enviarlo y listo.

La automatización con bots está acá y es maravillosa.

El problema

Pero, ¿qué pasa cuando la transacción no es tan sencilla o cuando el costo emocional de resolver supera el monetario? Pensemos en la compra de un anillo de compromiso, la contratación de un seguro de vida para proteger a nuestros hijos, o una compra en la cual estamos invirtiendo buena parte de nuestros ahorros.

En estos momentos cruciales, muchos consumidores experimentan ansiedad ante la idea de confiar decisiones tan significativas a un bot sin supervisión humana. No es solo una cuestión de confianza en la tecnología, sino de necesidad de validación, de sentir que hay alguien del otro lado que entiende la importancia del momento. Según mi experiencia y la de muchas de las personas con que trabajo, la mayoría de los consumidores que realizan compras de alto valor emocional —no olvidemos que las primeras compras en línea o redes sociales son altamente emocionales— prefieren interactuar con un asesor humano en algún momento del proceso, incluso cuando la automatización podría resolver técnicamente su solicitud.

Esta realidad crea una encrucijada seria para las empresas: ¿cómo mantener la eficiencia de la automatización sin sacrificar la conexión emocional que solo un humano puede ofrecer?

¿Cómo resolver?

La clave para resolver esta encrucijada está en comprender profundamente a los consumidores y su relación con tu empresa. No todos los clientes ni todas las interacciones son iguales. Un mapeo detallado del viaje del cliente (Customer Journey) revelará puntos críticos donde la automatización se puede lucir y momentos decisivos donde el toque humano puede marcar la diferencia.

Por ejemplo, las consultas rutinarias como verificación de estatus, actualización de datos o reembolsos simples son candidatos perfectos para la automatización, mientras que las decisiones complejas, objeciones de venta o situaciones donde el cliente muestra signos de frustración requieren intervención humana inmediata.

Recuerda, los datos de interacción en el chat ofrecen pistas valiosas: tiempo de resolución prolongado, uso repetido de ciertas palabras de frustración, o el valor monetario de la transacción pueden servir como “gatillos” para transferir automáticamente la conversación a un agente capacitado.

Empresas de gran escala como Mercado Libre en Latinoamérica han implementado sistemas que detectan cuando un cliente teclea con más fuerza o usa mayúsculas, interpretándolo como señal de emoción elevada que requiere atención personalizada. Para mi, lo más importante es diseñar la experiencia considerando no solo la eficiencia operativa, sino también el estado emocional del cliente en cada etapa del proceso.

Para resumir, acá tienes una tabla clara y útil que muestra las actividades principales que en general corresponden a bots y agentes humanos en un modelo híbrido de servicio al cliente:

Bot (Automatización)Agente Humano
1. Responder preguntas frecuentes y brindar información básica sobre productos y servicios1. Manejar situaciones emocionalmente complejas (clientes frustrados, enojados o confundidos)
2. Procesar transacciones rutinarias (ventas estándar, reembolsos simples, actualización de datos del usuario, rastreo de pedidos, etc.)2. Asesorar en decisiones de alto valor o impacto (inversiones importantes, productos personalizados, proyectos complejos)
3. Recopilar información inicial del cliente y clasificar casos según su complejidad3. Resolver problemas complejos que requieren criterio, creatividad o excepciones a las políticas
4. Programar citas, recordatorios y seguimientos automatizados4. Construir relaciones a largo plazo con clientes de alto valor o estratégicos
5. Realizar verificaciones de identidad y procesos de seguridad estandarizados5. Manejar situaciones sensibles que requieren empatía (reclamos serios, riesgos legales, procesos no estructurados)

Esta asignación de tareas permite que la IA se encargue de las tareas repetitivas y de alto volumen, mientras que los humanos aportan el valor diferencial en situaciones donde se requiere inteligencia emocional, criterio y personalización.

Como todo en esta vida, no hay una única solución a todas las situaciones. Cómo me gusta decidir cuando estoy trabajando en un proyecto, ¿Cual es el “trade-off” que hace más sentido?

En este caso cuando lo que se busca es optimizar la experiencia de un cliente a través del comercio conversacional el “trade-off” siempre será entre conveniencia y soporte emocional.

Entonces, como lo dijo hace muchos años el gran sabio Indiana Jones, “Debes elegir. Pero elige sabiamente. Porque así como el verdadero Grial te dará vida, uno falso te la quitará.”

Confianza a distancia: Por qué vender por chats es un poco más fácil

Las transacciones entre una persona y otra se han dado en persona por millones de años. Desde tiempos inmemoriales el intercambio de bienes o servicios (comercio) se ha realizado de manera fisicamente presencial. Esta milenaria tradición empezó a cambiar hace un poco más de 20 años y el cambio se aceleró exponencialmente desde marzo del 2020, mes en que la pandemia del COVID empezó a cerrar negocios. Ya no hay vuelta atrás.

Los seres humanos estamos programados para confiar en personas que conocemos. El comercio se basa en confianza y el comercio electrónico se basa en confianza a distancia. Esta es la barrera más grande que una empresa debe superar para lograr tener éxito en el mundo del e-Commerce: generar confianza a distancia.

Adicional a la confianza que una marca debe generar para que los clientes le compren en sus tiendas físicas, una empresa debe ganar confianza adicional para lograr vender en línea. Los consumidores modernos, aunque cada día que pasa están más acostumbrados a comprar en línea, aún tienen muchas dudas y temores que deben ser manejados antes de que decidan “cerrar el negocio” en línea.

Las principales preocupaciones que tiene el consumidor promedio en nuestro mercado son:

  • ¿Está segura mi tarjeta de crédito con esta empresa y sus sistemas?
  • ¿Habrá alguien de parte de la empresa que me pueda apoyar si tengo algún problema durante este proceso que es nuevo para mí?
  • ¿Realmente me van a cobrar lo qué es?
  • Si cometo un error en la compra, ¿Podré recuperar mi dinero?
  • ¿Será que voy a recibir exactamente el producto que estoy pidiendo?
  • ¿Me cubrirá la garantía aunque estoy comprando en línea?
  • ¿Iré a recibir el producto en el tiempo que me están ofreciendo?
  • ¿Qué pasa si hay un error y no se si me cobraron o no?
  • ¿Tendrán lo que quiero en existencia?
  • etc.

Cómo podemos ver estas no son preocupaciones menores para un consumidor. Es extremadamente importante que como empresa que está empezando en el mundo del e-Commerce atendamos estas preocupaciones que nuestros clientes seguramente tienen. Ofrecer la opción de que los clientes compren mientras chatean con alguien alivia la mayoría de preocupaciones.

Es muy interesante ver el auge que hay en ventas realizadas por Facebook Messenger, Instagram y Whatsapp. Estoy seguro que la cantidad de ventas realizadas en esos canales de chat superan lo que se está vendiendo en páginas de comercio electrónico tradicionales. ¿Cómo lo sé? Porque estar chateando con alguien genera mucho mas confianza que simplemente meter la tarjeta de crédito en una página en donde no sé sabe si alguien podrá apoyar si se tiene algún problema.

Comprar por chat genera más confianza y se parece más al proceso de compra tradicional al que el mercado está acostumbrado. Es por esto que empezar a vender por chat es un paso fundamental para todas aquellas empresas que no se quieren quedar atrás durante esta acelerada migración hacia el e-Commerce.