Lo correcto como estrategia de negocios

Los negocios han existido desde tiempos inmemorables. Los negocios seguirán existido en el futuro de manera indefinida. Y los negocios siempre han buscado y buscarán darle un buen retorno al emprendedor.

En la época moderna (de hace unos 35 a 40 años para acá) ha existido un sobre énfasis en maximizar las utilidades —a cualquier precio. Sin duda alguna esto ha colaborado al nacimiento y crecimiento de muy buenas empresas que han aportado productos y servicios de gran beneficio para la sociedad.

Y sin duda alguno el énfasis en maximizar utilidades a costa de todo también ha alejado a miles de empresas y emprendedores del “camino del bien”. Por “camino del bien” me refiero a hacer lo correcto. A cobrar solo por el valor que realmente se genera. A pensar un poco más a largo plazo y dejar de ganar ahora con el fin de crear mejores y más sostenibles relaciones con las personas a las que se está sirviendo.

No cobrar por valor que no se está generando deja una única opción para crecer una empresa: Generar cada vez más valor. Pensar a largo plazo crea empresas más sostenibles que necesariamente deben tener un propósito claro y bien definido. Trabajar en construir relaciones profundas con las personas que se sirve permite construir productos y servicios que resuelven los problemas que tiene el mercado de maneras novedosas y eficientes.

El éxito, la abundancia y las grandes utilidades no se pelean con hacer lo correcto. Es más, hacer lo correcto es lo único que lleva a una empresa a ser verdaderamente grandiosa. Hacer lo correcto como estrategia de negocios no es fácil pero vale a pena.

Planeación, las 6 Ps

Proper

Prior

Planning

Prevents

Poor

Performance

La próxima vez que tengas un proyecto o tarea por empezar y las ganas de arrancar AHORA te estén quemando por dentro, detente y recuerda la importancia de planear. Piensa en las 6Ps.

No tener un plan es lo mismo que planear para fracasar. No querer modificar un plan cuando la situación ha cambiado es necedad y también prepararse para fracasar.

Todo el tiempo que se invierta en planear dará un retorno muy grande. Nunca será tiempo perdido. El rendimiento de la ejecución cuando se está trabajando con un plan es mucho mayor que lo que se obtiene ejecutando sin plan alguno. Pasar más tiempo planeando, sin duda alguna, reducirá el tiempo total del proyecto.

La fortaleza está en las relaciones

Conozco personas fenomenalmente capaces, seres humanos realmente excepcionales. Todos han logrado grandes cosas en sus vidas. Ninguno lo ha hecho sólo.

De todas las cualidades que se podrían listar como elementales para poder alcanzar el éxito, la capacidad de identificar, desarrollar y mantener relaciones debiera ser siempre la número 1. Es la interacción entre las personas lo que logra hacer la mayor diferencia.

Creo que todas las personas buscamos pertenecer a algo más grande que nosotros mismos. Y este es el motor que nos lleva a buscar a otros con sueños y anhelos similares a los nuestros. Tener la oportunidad de trabajar con personas que comparten nuestra visión es de lo más gratificante que podemos tener y al mismo tiempo crea ambientes de alta productividad y energía que son tierra fértil para grandes resultados.

La fortaleza de una persona inevitablemente viene de las relaciones que cultiva. Ninguno de nosotros puede hacerlo todo solo. Siempre habrán momentos en los que necesitaremos de alguien más. Siempre habrá alguna habilidad que no se nos dé. Siempre habrá alguien que nos complemente a la perfección. Siempre habrá alguien que nos dé ánimo cuando no podamos más. La fortaleza está en las relaciones.

Trabajo remoto: optimizar para los dos tipos de trabajo

Desde Marzo 2020 muchas empresas hemos estado trabajando de manera remota 100% del tiempo. Esto ha significado que casi no nos hemos visto de manera presencial. Sin duda alguna, esto ha afectado la cultura de las empresas y las relaciones entre los equipos.

Esto no necesariamente es malo, tan solo es diferente. En este momento tenemos muy poca data dura sobre los efectos que el trabajo 100% remoto ha tenido. Creo que ya es momento de empezar a realizar algunos experimentos y definir cómo nos estaremos moviendo hacia adelante.

Antes de seguir quiero hacer énfasis en que creo que la seguridad y la salud de nuestros equipos, familias y comunidades es lo más importante. Es lo primero que se debe tomar en cuenta. Con esa aclaratoria quiero pasar a proponer el primer experimento.

El experimento es relativamente simple y empieza con agrupar el tipo de trabajo que se hace en una empresa en dos grupos:

  • Trabajo individual (90%)
  • Colaboración, coordinación y planeación (10%)

Luego se configurará el flujo de trabajo de la empresa y se adecuarán las oficinas pensando en que el trabajo individual se realizará completamente de manera distribuida (casa, co-workings, cafeterías, etc.)- El trabajo de colaboración, coordinación y planeación se realizará en las oficinas.

Esto implica asegurar que todos los miembros del equipo tengan todo el equipo y recursos necesarios para poder realizar su trabajo individual de manera distribuida. Al mismo tiempo, las oficinas deben ser repensadas y adecuadas para optimizar el trabajo colaborativo, la colaboración y la planeación.

A 30,000 pies de altura, los gerentes deben transformar los espacios en donde las personas hacían su trabajo individual en áreas abiertas en donde todos se sientan seguros y puedan colaborar de la manera más efectiva posible. Estos espacios se convertirán en espacios de interacción, creatividad y colaboración. ¿Exactamente cómo se verá esto? Aún no lo sé y de seguro será un proceso de ensayo y error. Cada empresa encontrará su propio camino y estilo.

Lo importante es empezar este proceso cuantos antes para encontrar la solución ideal.

Específico no genérico

Si se quiere que un proyecto tenga impacto real en en el mundo específico es mejor que genérico.

Específico nos compromete con algo medible. Genérico nos da un lugar en dónde escondernos.

Específico nos obliga a definir nuestro proyecto y terminarlo. Genérico nos deja encontrar excusas y procrastinar para siempre.

Específico define nuestro mercado objetivo. Genérico es un escopetazo al aire.

Específico requiere de trabajo y dedicación. Genérico no es constante y depende de la suerte.

Específico se puede medir y es concreto. Genérico es ambiguo.

Específico siempre tiene una mate clara y bien definida hacia dónde caminar. Genérico es inconsistente y no tiene dirección.

Específico tiene claramente definido qué es éxito y que es fracaso. Genérico nunca gana ni pierde.

Cuando se quiere lograr algo específico siempre es mejor que genérico.

La oficina en la nube

En este momento ya la mayoría de empresas que hemos sobrevivido la pandemia estamos luchando con la difícil decisión de cómo vamos a querer llevar nuestras operaciones de ahora en adelante.

Uno de los temas centrales que debemos resolver es qué hacer con las oficinas y qué rol jugará el trabajo remoto en la operación de la empresa. Ya las disposiciones gubernamentales, al menos acá en Guatemala, están permitiendo el retorno a las oficinas. ¿Pero es esa la mejor ruta a tomar? Es difícil decir.

En Ubiquo Labs hemos recopilado los siguientes aprendizajes que estamos tomando en cuenta:

  • La productividad del equipo de desarrollo de software incrementó con la implementación de Home Office.
  • La operación de nuestros productos (todos hosteados en AWS) no se vio afectada con el Home office.
  • No tenemos certeza de cómo se vio afectado el rendimiento del equipo de ventas ya que hay muchas variables que afectaron las ventas durante la pandemia.
  • El sentido de unión y pertenencia a la empresa decayó. Se extraña el compartir todos juntos en un mismo lugar. Se ha diluido la cultura empresarial.
  • Las personas prefieren hacer la mayoría de su trabajo en casa.
  • Los clientes, al menos en este momento, no quieren visitar nuestras oficinas. La mayoría de reuniones, incluyendo ventas, se han estandarizado como reuniones remotas (zoom, meet, etc.)
  • El costo y la complejidad de implementar protocolos para operar una oficina tiempo completo es muy alto. Causa muchas distracciones.

Después de mucho pensar creo que dada la situación actual las oficinas podrían estar en camino a la nube. No, no estoy diciendo que están muertas y que ya no las usaremos. Tan solo creo que las empezaremos a utilizar en demanda, tal y como usamos los servidores en la nube.

Creo que con lo que hemos aprendido durante los últimos meses sabemos que una estructura física disponibles 24 horas los 365 días del año no es necesaria para operar una empresa. También sabemos que hay ciertas actividades esporádicas que un equipo debe realizar en conjunto para operar a su máxima capacidad. ¿Podrá ser que una oficina en un modelo tipo nube sea la solución? Creo que sí.

Un buen plan

Un buen plan es un mapa que se utiliza para llegar a alcanzar un objetivo claro y bien definido. No tiene mucho sentido hacer y seguir un plan si no se sabe a dónde se quiere llegar. Un buen plan siempre empieza con un objetivo.

Un buen plan es una serie de tareas y actividades qué se deben ejecutar para poder cumplir un objetivo. Cada tarea o actividad el plan debe estar claramente definida y cómo mínimo debe detallar:

  • Quien es la persona responsable de completar la tarea
  • Que es exactamente lo que se debe hacer
  • En que fecha y hora se debe completar la tarea
  • El listado de insumos y/o requisitos necesarios para poder completar la tarea

Un buen plan está diseñado para exigir lo mejor de la persona que lo va a ejecutar. Un buen plan requiere de creatividad y compromiso para poderse completar. Un buen plan permite lograr más. Los objetivos que se pueden alcanzar con un buen plan son hasta 10x más grandes que los objetivos que se tratan de alcanzar por improvisación.

Un buen plan es flexible y toma en cuenta imprevistos. Permite cambios de dirección repentinos y la búsqueda de caminos alternos que te llevan al objetivo original por otro lugar. Un buen plan está vivo y se sabe ajustar a los cambios que inevitablemente se darán. Un buen plan puede cambiar sin comprometer el cumplimiento del objetivo final.

Un buen plan incorpora un seguimiento de avances semanal. Un plan que no se evalúa, revisa y ajusta por lo menos una vez a la semana deja de ser un plan y está destinado fracasar.

Un buen plan organiza y ordena. Un buen plan da claridad y ayuda a priorizar. Un buen plan ayuda a predecir si el objetivo final se va a lograr o no.

Un buen plan ayuda a medir. Ayuda a determinar el rendimiento hasta este momento y a estimar el rendimiento futuro. Un buen plan identifica recursos faltantes que se necesitan para no fracasar.

Un buen plan es simple y elegante. Busca eliminar actividades innecesarias y enfocar todos los recursos y energía en donde más impacto pueden tener. Un buen plan es inteligente e ingenioso.

Un buen plan es la herramienta te ayuda a alcanzar lo que más quieres lograr.

Lo que quieres

Y pueden pasar años en los que flotamos a la deriva. Seguimos al pie de la letra la receta que alguien más nos ha programado. No cuestionamos y seguimos el camino hacia ningún lugar. Nos convertimos en víctimas de la inercia.

Esta metáfora, un tanto filosófica, también existe en el mundo del emprendimiento y la gestión. Pueden pasar años en los que trabajamos y trabajamos sin saber realmente qué queremos lograr. Nos ahogamos en un mar de angustias porque simplemente no sabemos qué queremos.

¿Para que tienes a tu equipo de trabajo? ¿Qué quieres que logren? ¿Cómo se ve el éxito para el equipo? Encuentra estas respuestas y luego responsabiliza a tu equipo para que logre lo que la empresa necesita que hagan. Si no lo pueden lograr, tal vez es momento de buscar otro equipo de trabajo.

Acompañado se logra más

La razón por la cual muchos emprendedores no logran objetivos o proyectos más grandes es por qué tratan de hacer demasiado solos. Su instinto usualmente los lleva a tratar de resolver todo por si mismos. Creanme, trabajar así no es una buena experiencia.

Al momento de pensar en un proyecto grande la reacción es casi automática —eso es demasiado para mí, no lo lograré. Es en este momento que se recurre a definir proyectos más pequeños que la persona siente que puede manejar mayormente sola.

Esta manera de pensar nace debido a una pregunta que se ha plantado en nuestras mentes desde que éramos pequeños en el colegio: ¿cómo lo hago? El proceso va así: primero visualizo un proyecto de gran impacto que me entusiasma mucho y que puede cambiar el mundo, luego me pregunto cómo puedo hacer para ejecutar YO TODO el proyecto y finalmente reduzco el proyecto por uno más pequeño por qué me doy cuenta que no puedo hacer todo lo que se requiere para ejecutar el proyecto grande.

Pero al mismo tiempo, vemos proyectos gigantes a nuestro alrededor todo el tiempo. ¿Cómo hacen estas personas para lograrlos? Es simple, después de visualizar su gran proyecto cambian la pregunta “¿cómo lo hago?” por “¿con quién lo hago?”. Esta es una pregunta mucho más poderosa que, aunque requiere de profundos cambios de paradigma para funcionar bien, puede cambiar completamente la vida de un emprendedor y el impacto de los proyectos que logra realizar.

¿Con quién lo hago? es muy poderoso por qué invita a pensar en las mejores personas que pueden ejecutar mejor que nosotros mismos alguna parte del proyecto. Al mismo tiempo nos libera de el agobio de sentir que tenemos que hacer todos nosotros mismos. Nos lleva a crear grandes equipos.

Esta pregunta nos lleva a identificar la capacidad de encontrar ey enrolar expertos comprometidos y profesionales como la habilidad número 1 que todo emprendedor debe tener. De lo contrario no es un verdadero emprendedor.

Es indispensable dejar de pensar en el “cómo” y empezar a pensar en el “con quién”. Personalmente sé que esto es algo que ha limitado el tamaño de los proyectos que he podido manejar. Es por esto que estoy leyendo el nuevo libro Who not How que acaba de publicar Dan Sullivan. El libro está buenísimo y si alguien se siente identificado con lo que he escrito acá puede profundizar mucho más comprando el libro con un gran descuento ($0.99) por tiempo limitado acá:

Un estándar diferente

Todo empieza con un estándar. El estándar determina quién está cumpliendo y quién no. Es en base al estándar que se decide quién se va y quién se queda. Sin un estándar el rendimiento que se puede esperar es impredecible y la mayoría de veces es bastante pobre.

Un estándar por definición es subjetivo. La persona encargada de definir el estándar —usualmente el fundador o CEO— determinará el estándar en base a su expectativas y sus experiencias personales. Si esta persona no sé a expuesto a estándares altos, su punto de referencia será bajo y estará satisfecho con poco.

Es por esto que es muy importante que cualquier gerente que tenga personal a su cargo se exponga constantemente a estándares diferentes. Que pueda ver lo que otras personas fuera de su organización son capaces de hacer. Que mida sus estándares contra los mejores. De lo contrario, lo que cree que su equipo es capaz de hacer no se podrá comparar con lo que la mejor competencia está haciendo.

A veces creemos que lo que las otras empresas que admiramos están logrando es por arte de magia. Esto no es cierto. Lo que sucede es que ellos tienen estándares diferentes. Tienen estándares más altos y solo trabajan con personas que son capaces de cumplirlos. Esto es lo que hace toda la diferencia en lo que se puede llegar a lograr.