Cuando no hay ganas

Hacer lo que debe hacer es fácil cuando se tienen las ganas de hacerlo. Todo es más fácil cuando el viento está a favor y el sol está brillando. Aunque actuar en estos momentos es necesario para mantener al mundo moviéndose, no es suficiente para lograr la excelencia.

La excelencia viene de hacer lo que se debe hacer incluso cuando no se tienen ganas de hacerlo. Viene de ir en contra de la corriente en un mundo en donde la gran mayoría escoge nadar solo cuando el camino es río abajo.

Esta es la diferencia fundamental entre las personas que logran grandes sueños en sus vidas y las que tienen vidas que se podrían considerar “normales”. Unas alcanzan todo su potencial constantemente cumpliendo mientras que otras cumplen solo cuando les resulta conveniente. Las grandes victorias vienen de actuar cuando no se tienen ganas de hacerlo.

Con esto dicho, no estoy proponiendo que la motivación y trabajar en condiciones positivas sea algo malo. El mensaje tampoco es que hay que buscar adversidad de “gratis” o ir tras luchas que son innecesarias para lograr lo que se quiere.

Simplemente estoy diciendo que habrán momentos en los que no habrán ganas de levantarse temprano. Habrán situaciones difíciles que no se querrán afrontar. Habrán momentos en los que probablemente desearemos nunca haber nacido. Es en estos momentos que se tiene la oportunidad de trascender.

Es acá, cuando no hay ganas, que el espíritu humano puede triunfar y hacer lo excepcional. Es acá, cuando no hay ganas, que se puede hacer lo que los demás no están dispuestos a hacer e inspirar con el ejemplo. Es acá, cuando no hay ganas, que una persona descubre de qué está hecho su corazón. Es acá, en esos momentos cuando no hay ganas, que se define el resto de la vida.

Que gran regalo son todos aquellos momentos cuando no hay ganas…

El riesgo de innovar

Hacer lo mismo una y otra vez nos hace sentirnos seguros. Crea una rutina y es predecible. Nos mantiene en nuestra zona cómoda y requiere de poco esfuerzo. Hay poco riesgo y la probabilidad de fracasar es muy baja.

Pero está es la razón por la cual muchas veces el mundo se detiene. Es lo que causa que cuando las circunstancias cambian nos cuesta tanto reaccionar. Esa búsqueda de comodidad y falta de voluntad para tomar riesgos y experimentar le resulta muy costosa para la humanidad.

Todo el avance de nuestra civilización ha dependido y siempre dependerá de esas cuantas personas que, cómo bien lo dijo Steve Jobs, son lo suficientemente “locas” como para cambiar el mundo.

Es cierto que no todos tenemos la misma capacidad de innovar o encontrar “la mejor manera” de hacer algo. No todos estamos dispuestos a correr los riegos que innovar conlleva. Lo que sí todos podemos hacer es aplaudir a aquellos que toman los riesgos de innovar y brindarles todo nuestro apoyo para que juntos podamos seguir avanzando hacia adelante.

Por favor no olvidemos que son ellos los que estarán creando el mañana en donde todos los demás queremos vivir.

A veces dar el 100% es demasiado caro

El emprendedor Matt Mullenweg, creador de WordPress y Automattic, suele contar una historia de cómo recuperó el gusto a montar su bicicleta. La historia no es importante por la bicicleta o el ejercicio, es importante por el profundo aprendizaje que contiene.

“Después de más de 4 meses de estar pedaleando en la misma ruta”, recolecta Matt, “comencé a sentir cierta frustración y las ganas de dejar de montar mi bicicleta”.

Matt luego procede a describir la hermosa ruta de 30 kilómetros que recorría al lado de las espectaculares playas de California.

“Al momento de salir iniciaba mi cronómetro y empezaba a pedalear con todas mis fuerzas”, recuerda Matt. “Iba a toda velocidad sin detenerme hasta el muelle al final del camino y luego de regreso. Cada vez que miraba el reloj al terminar, siempre lo mismo, 45 minutos.” Es importante recordar que el objetivo de Matt era mejorar su tiempo cada vez.

Matt luego describe en detalle cómo dar el 100% para tratar de bajar su tiempo le empezó a pesar. Recuerda la respiración pesada y el dolor de sus piernas. Es algo que nos pasa a todos. Después de mucho tiempo de estar dándolo todo “nos quemamos”. Lo que hacemos ya no es divertido o agradable. Se le pierde el gusto a las actividades y las dejamos de hacer.

“Una mañana me desperté extrañando el aire fresco en mi cara y montar mi bicicleta junto al mar”, se dijo Mullenweg una mañana de verano. “Voy a salir en la bicicleta sin preocuparme del tiempo e iré a dar un buen paseo pero sin matarme”. Y así puso su cronómetro (solo como referencia) y arrancó.

Luego Matt procede a contar lo glorioso que fue su paseo. Describe detalladamente cómo por primera vez se dio cuenta de que había delfines saltando en el mar, y lo hermosas que se veían las gaviotas volando contra el fondo del cielo azúl. Pero aún había algo más espectacular que Matt estaba por ver.

Su reloj. Cuando Matt volteo a ver el cronometro no lo podía creer. 47 minutos. “Que demonios!”, fue su expresión. “No puede ser que me estaba matando por tan solo 2 minutos. 2 Minutos!”.

Muchas veces lograr una mejora incremental cuando ya hay alto rendimiento puede resultar muy caro. Dar siempre el 100% no es posible. Aprende a disfrutar los paseos en bicicleta. La vida puede esperar esos 2 minutos que “perderás”.

Nota: Esto no aplica para atletas de alto rendimiento o personas en ambientes similares cuyo objetivo es justamente ganar esos 2 minutos.

Emprender después de los dinosaurios

Hace 65 millones de años un asteroide le pegó a la tierra y con su impacto extinguió los dinosaurios. Era el período cretáceo y el emprendimiento aún no existía. Pero sabemos que la naturaleza es sabia y que no volvió a evolucionar dinosaurios una vez más. En su lugar evolucionó otro tipo de criaturas más resilientes que eran muy parecidas a los mamíferos y reptiles que conocemos hoy en día.

Aunque aúno tengo total claridad de cómo se va a ver el mundo del emprendimiento en uno año, si sé que va a ser muy diferente —imagino algo mucho más eficiente, flexible y próspero. No creo que después de un “evento de extinción masiva” económico como el que estamos viviendo, el ecosistema de emprendedores vaya a regresar a construir algo parecido a lo que existía antes. Al igual que la naturaleza, los emprendedores encontraremos algo mucho mejor que crear.

Lo tenemos que hacer para poder seguir ayudando al mundo a moverse hacia adelante. El mercado ya no es el mismo. Las personas ya no somos las mismas y nuestro comportamiento como consumidores ha cambiado para siempre. Al igual que la naturaleza hace 65 millones de años, tenemos que desarrollar la siguiente especie de empresas que dominará el mundo.

El reto no es fácil y claro que da miedo aceptarlo. Pero si no nosotros, ¿quién? La vida sigue y queramos o no seguiremos participando de ella. La única decisión que tenemos que tomar es cómo queremos participar: como espectadores o como protagonistas.

¿Qué vamos a emprender después de los dinosaurios?

Soñar es gratis

Hace un par de días tuve la oportunidad de entrevistar a Marcos Antil. Aquellos de ustedes que leen seguido el blog recordarán mi reseña de su libro Migrante. A los que no la hayan leído los invito a leerla aquí.

Durante nuestra plática Marcos mencionó algo que me dejó pensando durante todo el fin de semana. “Soñar es gratis, ¿así que por qué no soñar grande?” me dijo. “Puede ser que sea más difícil lograr un sueño grande que uno pequeño, pero soñar con cualquiera de los dos cuesta lo mismo”.

Hay bastante que desempaquetar en estas pequeñas frases. Lo primero que me viene a la mente es que la imaginación no tiene límites. Realmente se puede imaginar lo que uno quiera. También resulta ser cierto que antes de poder construir algo hay que imaginarlo (soñarlo) primero. No se podrá construir algo que no se imaginó primero. Así que el tamaño de lo que se puede construir o lograr en el mundo está limitado por el tamaño de los sueños que se tienen.

Los sueños motivan. Dan fuerza y son el motor que permite levantarse después de caer. Son estrellas guía que muestran el camino a seguir. Mientras más grande sea el sueño más motivación, más fuerza y más determinación. Una vez más, no tiene sentido alguno no ir tras el sueño grande.

Finalmente, cualquier sueño que valga la pena perseguir requerirá de trabajo y esfuerzo para materializarse. Pero ningún sueño, por pequeño que sea, se cumplirá solo por qué sí. Así que si se va a decidir empezar a trabajar por algo, ¿por qué no trabajar por algo que pueda cambiar el mundo? ¿Por qué no trabajar por un sueño que cambie tu vida? ¿Por qué no soñar y trabajar por cambiar las vidas de los demás?

El resto de tu vida empieza con los sueños que tengas hoy. No límites hasta dónde puedes llegar por no querer soñar en grande. No tengas miedo y deja libre tu imaginación. Después de todo, soñar es gratis sin importar el tamaño del sueño que quieras alcanzar.

El tiempo llegará

Ahora no. Todo a su debido tiempo. Puede ser difícil de entender pero el universo es más sabio que tú y yo. ¿Crees que por qué tienes una idea de cómo debieran ser las cosas le puedes pedir al mundo que se alinee a tu voluntad?

El universo existió sin ti antes de que nacieras y va a seguir existiendo después de que mueras. Son millones de colisiones de fuerzas inexplicables las que causan cada momento de tu vida. Ya, déjalo ir. Entiende que aferrarte a que las cosas sucedan como tu quieres, cuando tú quieres, no tiene sentido alguno. Al universo no le importa. Cuando aceptes esto vivirás más feliz.

Y si, sigue aplicando tu voluntad para darle forma al mundo exterior. Tan solo te sugiero que empieces a participar más y forzar menos. Es increíble todo lo que puedes lograr cuando dejas ir tus apegos y aprendes soltar un poco. Forja tu camino siguiendo El camino.

No hacer esto es una trampa peligrosa. Mientras sigas creyendo que el mundo está para servirte y sientas el derecho de que las cosas deben ocurrir cuando quieres vivirás tratando de ganarle a aquello que nunca puede perder pues es perfecto. Experimentarás ansiedad intensa cada segundo de tu vida. ¿Realmente quieres pasar el resto de tu vida tratando de controlar lo incontrolable?

Déjalo ir, todo estará bien. Mantente atento y desarrolla cada vez más conciencia. Cultiva el silencio interior y escucha el susurro del universo que de manera perfecta te guiará de momento a momento. El tiempo llegará.

Por donde empezar

A veces lo más difícil es definir cuál es el primer paso que hay que dar. Se sabe que se requiere de un cambio. Es claro que las cosas o no están bien o podrían estar mejor. Y a la vez resulta imposible identificar lo que hay que cambiar. No se sabe hacia a dónde ir. Se entra en un estado de parálisis.

Querer hacer sin antes tener definida la dirección de hacia dónde se quiere llegar es un desperdicio de tiempo y energía. Se han perdido millones de horas hombre persiguiendo las cosas que no son. Se han extraviado millones de personas siguiendo caminos que años después los tendrían diciendo, “por ahí no era”.

Desde muy pequeños se nos enseña a hacer sin entender por qué estamos haciendo. Se nos pide cumplir sin cuestionar si lo que estamos cumpliendo está alineado con lo que queremos para nuestras vidas. En resumen, no se nos dan muchas oportunidades para pensar en lo que nosotros queremos.

Y esta es la raíz del problema. Lanzar un nuevo proyecto, hacer un cambio profundo de vida o simplemente perseguir un objetivo significativo requieren saber qué se quiere a un nivel muy personal —un área en la cual no se tiene mucha experiencia.

¿Qué es lo que realmente es importante para mí? ¿Qué área de mi vida me interesa cambiar? Si pudiera resolver un solo problema en mi vida, ¿cuál quisiera resolver? Si pudiera tener una sola cosa que hiciera toda la diferencia en mi vida, ¿qué sería? Estas tan solo son algunas de las preguntas con las que hay que pasar mucho tiempo para conocerse mejor y empezar a romper la parálisis.

Es acá por donde hay que empezar. Por pasar tiempo a solas con nosotros mismos y conocernos mejor. Cuestionarnos que queremos y por qué. Ser específicos y llegar a visualizar con tal claridad como es el futuro que estamos buscando que lo podemos saborear hoy.

Una vez se tiene claro hacia dónde se quiere ir y por qué, empezar es fácil. Tan solo hay que dar el primer paso en la dirección correcta.

Sin voltear a ver

Los estoicos de la antigüedad solían decir que la principal habilidad de un ser humano es poder distinguir entre lo que controla, lo que puede influenciar y lo que no controla. También decían que lo único que podemos controlar al 100% son nuestros pensamientos y las reacciones que tenemos ante las cosas que nos suceden —nuestras emociones.

Suena bastante simple de hacer pero no es así. El mundo a nuestro alrededor es complejo y poder distinguir que podemos influenciar y que no es difícil.

Sería ridículo pasar la noche en vela preocupándonos de si el sol va a salir o no al amanecer. Tiene más sentido trasnochar trabajando en una propuesta para un cliente importante.

En el primer caso, pasar la noche en vela preocupados —algo que si controlamos— se está enfocando hacia algo que no controlamos —que salga o no el solo por la mañana.

En el segundo caso, pasar la noche trabajando —algo que si controlamos— se está enfocando hacia algo que podemos influenciar —la decisión de compra del cliente. Noten que NO estoy diciendo que podemos controlar la decisión de compra, tan solo la podemos influenciar —las demás personas también tienen libre albedrío.

El camino para poder tener una buena vida se centra en no voltear a ver aquello que no podemos influenciar. El camino se forja al enfocarnos en los pensamiento que tenemos y en las acciones que tomamos. Todo lo demás, con mucha suerte, tan solo lo podremos influenciar.

Juega siempre tu mejor juego, el marcador caerá por su propio peso. Es lo único que podemos hacer.

Perseguir

Los músculos deben experimentar tensión para fortalecerse y crecer. El carácter de las personas se fortalece bajo presión. El cuerpo de los adolescentes sufre de dolores por el crecimiento acelerado que se da durante esa etapa.

La reacción natural del ser humano antes estas “incomodidades” es huir, evitar. Nadie quiere sentir ningún tipo de dolor estrés o tensión. Esta es precisamente la razón por la cual muy pocas personas logran lo que realmente quieren en la vida. No están dispuestas a pagar el precio.

El estrés es un ingrediente necesario para el crecimiento. Sin importar si es en el ámbito físico, espiritual o mental, no habrá progreso sin resistencia. Es imposible crecer mientras se siga huyendo.

Pero siempre hay buenas noticias. Puede ser que en el momento no se sienta bien pero la recompensa es grande. Es posible aprender a ver la tensión, la resistencia y la adversidad como señales que indican un camino de crecimiento. Con el tiempo se puede reprogramar el cerebro para que quiera —siempre de una manera moderada y sana— buscar situaciones difíciles que traerán crecimiento.

El secreto para tener la vida con que se sueña empieza por perseguir un poco de incomodidad cada día. Deja de huir.

Presta atención, tu vida depende ello

“¿Cómo sería tu vida si todo lo que haces lo hicieras cómo si tu vida dependiera de ello?”, me preguntó frente al lago aquel amigo. Esto ya fue varios años atrás. Al día de hoy sigo pensando en aquella pregunta. No hay nada mejor que una buena pregunta para sentarse a reflexionar y eventualmente encontrar como crecer.

Después de la conversación que tuvimos a raíz de esta pregunta, me quedó muy claro que él no se refería a aquellas cosas que son “trascendentales” en la vida. Se refería a las actividades cotidianas, a las pequeñas cosas que muchas veces hacemos sin siquiera darnos cuenta que las estamos haciendo.

La pregunta está diseñada para ayudarnos a reflexionar sobre como “construimos” nuestras vidas. “Construir” nuestra vida no es nada más que ir sumando todas las acciones que hacemos y las decisiones que tomamos en cada minuto de cada día. ¿Cómo sería tu vida si todo lo que haces lo hicieras como si tu vida dependiera de ello?

¿Cómo sería mi vida si mi vida dependiera de despertarme a la hora que dije que lo iba a hacer? ¿Cómo serían los artículos que escribo si mi vida dependiera de escribirlos lo mejor que puedo? ¿Cómo sería mi empresa si mi vida dependiera de ser el mejor CEO que puedo ser? ¿Cómo sería mi familia si mi vida dependiera de ser el mejor esposo / padre que puedo ser? ¿Cómo sería cada interacción que tengo con otras personas si mi vida dependiera de ser lo más generoso y compasivo que puedo ser? ¿Cómo serían las reuniones que lidero si mi vida dependiera de liderar las mejores reuniones que puedo liderar?Inserte sus propias preguntas acá…

Responder estas preguntas puede ser duro pero la recompensa es grande. Para arrancar, podemos empezar a ver destellos de lo majestuosa que pudiera ser nuestra vida si tan solo nos comprometiéramos a dar todo lo que somos en todo momento. Nos ayuda a construir una visión clara de la vida que quisiéramos un día alcanzar.

Luego, las respuestas que damos nos ayudan a ver donde estamos realmente en contraste a en donde quisiéramos estar. Evidencian lo muy poco que a veces nos esforzamos por construir las vidas que queremos llegar a tener. Nos dejan claro que mucho de lo que no hemos logrado es por la falta de compromiso que tenemos. Esto puede ser muy doloroso pero resulta muy útil. No se puede llegar a donde se quiere ir sin antes saber desde donde se está empezando a caminar.

Presta atención a los pequeños detalles de tu vida. Cada acción suma y te acerca o te aleja de lo que quieres lograr. Todas las decisiones que tomes, sin importar cuan pequeñas parezcan, te definen como persona. Procura siempre actuar con excelencia.

Finalmente no olvides preguntarte, ¿cómo haría esto que estoy a punto de hacer si mi vida dependiera de ello? La realidad es que tu vida si depende de ello.