Inspirar en cada momento

Son muchas las interacciones que se dan entre las personas. En un día normal cualquiera de nosotros puede tener decenas de interacciones con los distintos círculos de personas y personas individuales que nos rodean.

Dentro de estas diferentes interacciones que tenemos cada día, todos jugamos una serie muy diversa de roles. Somos padres, hijos, hermanos, líderes, seguidores, profesores, estudiantes, amigo, enemigos, etc. Dependiendo cómo escojamos desempeñar estos roles podemos tener efectos muy diferentes en aquellos que nos rodean. Por ejemplo, si cómo amigos damos malos consejos y constantemente estamos aprovechándonos de la nobleza de nuestros amigos, siempre estaremos traicionando la confianza de alguien que confía en nosotros. Si como lideres estamos buscando nuestro propio beneficio estamos defraudando a nuestro equipo pero si como líderes buscamos el éxito de la misión a la que el equipo se ha comprometido, entonces seremos una guía invaluables para aquellos que luchan a nuestro lado.

Recientemente he estado pensando mucho en sí existirá alguna cualidad que se pueda manifestar en todo los roles que una persona puede tomar. Algo así como una llave maestra que pueda estar presente en todas las interacciones que tenemos. Creo que hay al menos una. La habilidad de inspirar.

No he podido pensar en una interacción, ya sea rutinaria o extraordinaria, en la que si así se desea no pueda haber inspiración. Si es necesario llamarle la atención a alguien, ahí puede haber inspiración. Es momento de dar una muy mala noticia a un amigo, seguro que se puede hacer con el fin de inspirar. Es momento de dar una charla a un grupo de desconocidos, que mejor momento que ese para inspirar. Ya es tarde y estás terminando de escribir un artículo, claro que ese post puede llegar a inspirar.

Realmente no importa qué estemos haciendo, en todo momento estamos sumando o estamos restando inspiración. No creo que haya algo que podamos hacer que no inspire o desmotive a aquellos que nos rodean. En todo momento tenemos el privilegio de inspirar, o no. Es una decisión que cada uno de nosotros debe tomar en cada pequeña interacción que tenemos cada día. Hoy, ¿Vamos a sumar o vamos restar?

No tenemos que esperar a saber para vivir

Hay momentos en la vida de cada persona que son decisivos. A todos nos tocará, tarde o temprano, tomar decisiones difíciles que determinarán el resto de nuestras vidas.

Puede ser que la presión y la magnitud de la situación nos paralice. Es posible que en estos momentos queramos dar la vuelta y escondernos para no tener que afrontar aquello que es inevitable.

Pero nada de esto tiene sentido pues la única razón por la que nos sentimos nerviosos o preocupados es porque no sabemos si nuestra decisión resultará en un buen o mal resultado. Si supiéramos que todo va a estar bien en el futuro estos momentos decisivos no serían tan difíciles.

Por eso es que es tan importante tener presente el alto grado de incertidumbre que tienen nuestras vidas —todo el tiempo. En realidad nunca sabemos si la hora en la que estamos decidiendo salir a almorzar resultará en un asalto o en un accidente. No sabemos con toda certeza si volveremos a despertar después de ir a dormir. Todo el tiempo asumimos que todo va a estar bien sin realidad saberlo. ¿Por qué no hacer lo mismo en los momentos más importantes de nuestras vidas?

No tenemos que esperar a saber para seguir adelante con nuestras vidas.

Deja fluir tu energía emocional

El cuerpo humano es una máquina orgánica. Necesitamos energía en forma de comida para subsistir. Si no comemos no tenemos ni fuerzas ni energía. Pero somos más complejos que un simple “robot” orgánico. Somos seres emocionales.

Ya sea que le queramos llamar alma, espíritu o estado de ánimo, hay un componente adicional al cuerpo que determina la cantidad de energía que tenemos en cualquier momento. Voy a tomar prestado un ejemplo de Michael A. Singer, autor de “The Untethered Soul”, para ilustrar el punto.

Imagina que tienes 23 años y que tu novia te acaba de dejar. Te ha dicho que la relación ha terminado y que ha encontrado a alguien más. Empiezan a pasar los días y encuentras muy difícil salir de tu casa. De hecho, con el paso de los días no tienes energía ni para salir de la cama. Las cortinas siempre están abajo y la luz escasamente entra a tu habitación. Por momentos, al ver cajas de pizza vacías a tu alrededor, recuerdas que tienes hambre pero no tienes fuerzas para comer. Así pasan un par de semanas. Tus amigos se empiezan a preocupar por ti y te invitan a salir. Tampoco tienes la energía necesaria para acompañarlos. No tienes fuerzas para hacer nada.

Pero de repente recibes una llamada de tu exnovia que te dice “Me he dado cuenta que he cometido un grave error. Nunca debí haber terminado contigo. ¡Soy una tonta! Espero que me puedas perdonar. Me gustaría verte en una hora”.

¿Cuánto tiempo te lleva saltar de la cama, darte una ducha y ordenar tu apartamento? Sientes el corazón latir a mil por hora y tienes toda la energía del mundo concentrada en tu ser. Llega tu novia y todo se arregla. Deciden salir de fiesta hasta el amanecer. Son las 7:00 de la mañana del día siguiente y sientes que podrías seguir sin dormir otros 3 días seguidos.

¿Qué fue lo que pasó? Simplemente decidiste dejar de obstruir el flujo de la energía emocional que todos tenemos adentro. La energía emocional es constante e infinita y no necesitamos crearla. Siempre está a nuestra disposición. Todo lo que debemos hacer es no bloquearle y dejarla fluir.

El arte de pasarla bien a la Mark Rober

Todavía no he conocido a alguien que no la quiera pasar bien en lo que sea que está haciendo. Ya sea en el trabajo, con la familia, con los amigos, estudiando o de descanso, todos la queremos pasar bien.

Un claro ejemplo de esto es el YouTuber Mark Rober. Ex ingeniero y científico de la NASA, Mark ahora se dedica a pasársela muy, muy bien enseñándole ciencia e ingeniería a millones de personas haciendo vídeos en los cuales muchas veces involucra a sus pequeños sobrinos.

Los dos vídeos de Mark que acabo de ver con mi hijo definen el estándar de lo que es el arte de pasarla bien. Definitivamente Mark hizo bien en dejar la NASA y dedicarse a producir estos vídeos. Es obvio que su personalidad y carisma van más con los vídeos que con estar sentado en un cubículo en la NASA. Simplemente no me lo puedo imaginar trabajando allá.

Una imagen habla más fuerte que mil palabras, dicen por ahí. Mejor les comparto los dos vídeos abajo para que se inspiren a practicar el arte de pasarla bien en lo que sea que están haciendo. ¡A disfrutar haciendo lo que hacemos se ha dicho!

Realmente, ¿cuánto lo quieres?

Mientras más queremos algo más estamos dispuestos a pagar por ello. Lo podemos ver en la historia de la proverbial botella de Coca-Cola en el desierto que se utiliza como ejemplo todo el tiempo.

Lo interesante es que este fenómeno de querer pagar bastante por algo que se quiere no sólo está sujeto a transacciones comerciales de compra y venta. Está presente en muchas otras áreas de nuestras vidas.

Por ejemplo, mientras más queremos que un proyecto tenga éxito, más corazón y esfuerzo le ponemos. Es decir que estamos dispuestos a pagar más por ver que ese proyecto tenga éxito.

Si tenemos una relación con una persona que queremos que sea de gran calidad sin duda alguna invertiremos una cantidad desproporcionada de tiempo a conocer mejor a la otra persona con la esperanza de llevar la relación al nivel que anhelamos que tenga. El precio que estamos dispuestos a pagar por esa relación es alto.

Cuando nos enfrentamos a una situación difícil en nuestras vidas pero queremos superarla, crecer y salir más fuertes del otro lado nos encontramos dispuestos a hacer lo que haga falta para darle vuelta a lo que sea que estamos enfrentando. No hay nada que no haríamos por salir adelante.

Creo que lo que estoy tratando de decir es que sí de verdad lo queremos con suficientes ganas y estamos dispuestos a pagar el precio “de mercado”, podemos lograr prácticamente cualquier cosa que queramos en la vida.

La mejor manera de motivarse

No hay nada como sentir que nos quedamos sin tiempo para motivarnos. Cuando el reloj está constantemente descontando preciados segundos y se acerca el final del tiempo disponible para hacer algo, entonces nos moveremos.

Hay dos tipos de motivación, la motivación hacia algo y la motivación para alejarnos de algo. La primera se construye sobre el deseo de querer completar algo que es importante para nosotros mientras que la segunda lo único que quiere es evitar que algo malo pase, no importa cómo.

La motivación hacia algo sin duda alguna se siente mucho mejor que la motivación lejos de. Es mucho más agradable querer materializar una visión del futuro que tenemos que estar todo el tiempo tratando de controlar todo para que algo malo no vaya a pasar.

Sea como sea, ambos tipos de motivación se hiper-activan una vez entramos en una carrera contra reloj. Si estamos motivados hacia construir algo que queremos, sin duda alguna querremos terminarlo lo antes posible. Sí estamos motivados porque tenemos miedo de que el tiempo se nos acabe y habrán consecuencias cuando el reloj marque cero, también nos moveremos más rápido.

Si tenemos la opción de escoger recomiendo que siempre tratemos de motivarnos a construir algo, es más saludable. Pero no debemos olvidar que el miedo, aunque no se siente tan bien, es un gran motivador y siempre está a nuestra disposición cuando lo necesitamos.

No importa que tipo de motivación decidamos utilizar en cualquier momento, el secreto para subirle el volumen a 10 está en prender el cronómetro e iniciar la cuenta regresiva.

¿Para qué esperar a ser felices?

Esperamos y esperamos hasta que todo sale tal y cómo queremos para darnos permiso de ser felices por unos cuantos minutos.

Nos abstenemos durante años hasta que terminamos exitosamente un desgastante proyecto para poder sentirnos bien acerca de nosotros mismos durante unos cuantos días.

Pero la vida es mucho más que estos breves momentos en los que llegamos a algún destino justo y como lo imanginamos. La vida realmente es un proceso que se está desenvolviendo todo el tiempo. Es como decidimos vivir este proceso lo que determina la calidad de nuestras vidas.

No tiene mucho sentido asignar solo los breves momentos en donde “todo está como queremos” para sentirnos bien. La verdad es que todo el tiempo hay algo que no está bien y siempre nos estamos enfrentando a más de algún problema. Así que, ¿por qué no aprender a disfrutar todo el camino? Después de todo, pasamos mucho más tiempo caminando que descansando en nuestros laureles.

Si en realidad queremos disfrutar nuestras vidas, ¿Para qué seguir esperando a ser felices?

El ritmo de la vida (maratón)

En una maratón no es inteligente quemarlo todo desde un inicio. Uno de los factores esenciales para correr una maratón exitosa es encontrar un ritmo firme, constante y que vaya de acuerdo a la capacidad que hemos construido para cada carrera en particular.

Resulta ser que la vida es muy similar a una maratón. Podemos lograr muchísimo en el tiempo que tenemos si mantenemos un ritmo firme, constante y de acuerdo a lo que podemos hacer en cada preciso momento. De lo contrario nos podemos quemar y corremos el riesgo de nunca completar nuestra misión.

Una vida plena requiere que sepamos cuando parar a respirar y cuándo apretar el acelerador. Tenemos que encontrar nuestro propio ritmo y no sucumbir al ritmo de los demás. No tiene sentido correr la carrera más importante de nuestras vidas buscando romper el récord de alguien más.

Un buen ritmo sin duda alguna nos permitirá lograr todo lo que podemos hacer. Pero, ¿y si queremos más que eso? Pues siempre podemos desarrollar, poco a poco, la habilidad de cada vez correr un poco más rápido. Lo importante es asegurarnos de que siempre estemos corriendo nuestra propia carrera. Una vez que empezamos a correr tras sueños que no son nuestros se vuelve imposible encontrar el ritmo de nuestro propio corazón.

Vivir, al igual que correr un maratón es un arte. Y no es un arte por lo largo o difícil que es llegar bien hasta el final. Es una arte por que en ambos casos requerimos descubrir por qué estamos corriendo, en cuanto tiempo podemos llegar a la meta y que tipo de personas queremos ser al final.

Entrenemos para mejorar nuestro ritmo. Inspirémonos para disfrutar de cada día y encontrar gozo en cada kilómetro recorrido. No nos quedemos sin aire y aprendamos a respirar. Busquemos tener la vida que queremos bajo nuestros propios términos y al ritmo que nacimos para correr. Solo así podremos sentirnos bien el día que nos toque cruzar la meta final.

Hacia dónde ir mañana

Nos guste o no cada decisión que tomamos afecta nuestras vidas. Cada acción que ejecutamos, e incluso las que no ejecutamos, determinan el rumbo hacia dónde vamos. Para bien o para mal somos los protagonistas centrales de nuestras vidas y para este rol simplemente no existen suplentes.

Y es cuando recordamos que nadie más que nosotros es el que está al volante cuando logramos las más grandes cosas en nuestras vidas. Es en esos momentos cuando recordamos que somos nosotros los que escribimos nuestra propia historia que la tragedia se convierte en una historia heroes.

No importa que tan mal o bien estén las cosas en este momento, pronto cambiaran y puedes estar seguro que el sentido en el que van a cambiar depende únicamente de lo que decidas hacer. Así que escoge bien hoy hacia dónde quieres ir mañana.

Los sueños de un niño

Aún recuerdo tener diez u once años de edad y sentarme a soñar con lo emocionante que iba a ser mi vida. La intensidad con que quería que llegará “mi futuro” era indescriptible. Quería hacer de todo y ser el mejor de todo el mundo para hacerlo.

Es imposible olvidar la sensación de tener tantos heroes que despertaban sueños de grandeza en lo más profundo de mi corazón. Nada era imposible y en ese momento estaba seguro de que podía lograr hacer todo lo que miraba en las películas y todavía un poco más. Sí de algo no hay duda alguna es que la motivación abundaba.

Hoy, muchos años después las cosas son un poco diferentes pero mis sueños y entusiasmo de niño siguen vivos dentro de mí. Son parte de lo que soy y nada me los puede quitar. A veces soy yo quien por breves instantes los trata de encajonar pero si les soy sincero les debo confesar que mis sueños de niño son indomables y nada los puede apagar.

Estoy seguro que los tuyos tampoco nadie los puede apagar. Lo único que debes hacer es irlos a buscar. Solo están en guardados en un cajón dentro de ti esperando que los vayas a llamar.