Mientras haya tiempo

Mientras haya tiempo hay que usarlo bien. El único tiempo que realmente perdemos es el que se escapa de nuestras manos cuando ya no podemos dar marcha atrás. Mientras tanto, el tiempo que aún tenemos por vivir tan solo lo podemos perder si así lo decidimos hacer.

Mientras haya tiempo hay esperanza. Mientras haya tiempo podemos mejorar. Mientras haya tiempo podemos cambiar las cosas que queremos que sean diferentes y apreciar las que ya son parte de nuestro ser. Mientras haya tiempo podemos escoger ser felices. Mientras haya tiempo podemos soñar. Y también hacer nuestros sueños realidad.

Mientras si quiera haya un poco de tiempo que aún podamos aprovechar todo lo que queremos lograr sigue siendo totalmente posible de alcanzar. ¡Mientras aún haya tiempo, no hay nada que no podamos conquistar!

Termina el trabajo

Hoy recuerdo el mensaje que le dieron al grupo de niños que entrenó con Christian en Elmhurst, Illinois hace tres años. Recuerdo que aunque era una campamento de baseball mucho del trabajo que se hizo fue psicológico. Recuerdo que Chris tenía solo 9 años y sé que al día de hoy todo lo que vivió le sigue dando forma al hombre en que se está empezando a transformar.

Cada entreno tuvo un tema que se reforzaba durante todo el día. Uno de los temas que más me gustó fue el del segundo día: termina el trabajo. ¿Qué es esa idea de terminar el trabajo?

Es no dar nada por sentado hasta que lo que sea que se esté haciendo se haya completado. Es mantener la intensidad y concentración hasta lograr la victoria. Es no divagar y saber mantenerse enfocado hasta que suene la campana final. Es tener siempre presente que las cosas pueden cambiar en cualquier momento y que no se puede bajar la guardia hasta cruzar la meta. Es aprender a luchar por los sueños y nunca dejar de creer en ellos. Es comprometerse con un plan sabiendo que se hará hasta lo imposible por lograrlo.

Tres palabras sobre las cuales se puede construir una vida llena de logros. Simples. Poderosas. Directas. Termina el trabajo.

La experticia es arte

No sé cuantos de ustedes han tenido la oportunidad de ver a alguien hacer algo a un nivel que pareciera estar fuera de este mundo. Me imagino que la gran mayoría de ustedes ha tenido esa oportunidad. Es algo realmente inspirador.

Cuando alguien hace algo con gran experticia, sin importar lo que sea, lo percibimos como arte. Un gol de Pelé, una empresa de Elon Musk, un libro de Hemingway o la retórica de Platón. Todo expertos. Todos artistas. Todos maravillosos.

A todos nos gustan las personas que operan con profesionalismo y son expertos en lo que hacen. Ya sea que estemos trabajando en el mismo equipo que ellos o que tengamos el privilegio de disfrutar los frutos de su trabajo, la experiencia siempre es la misma: es un deleite ver a un artista trabajar.

Todas estas personas que dedican día tras día y hora tras hora a constantemente pulir sus habilidades hasta llegar a ser los mejores del mundo en lo que sea que hacen son los artistas que cambian el mundo. Son los héroes que nos muestran a los demás hasta dónde se puede llegar. Son los líderes que definen los nuevos estándares e inspiran a los demás a alcanzarlos también.

La experticia es arte y creo que todos tenemos algo de artista en nosotros. Todo lo que tenemos que hacer es encontrar algo que realmente nos apasiones y dedicarle el tiempo y energía necesarios para dominarlo. Después de un tiempo nos convertiremos en expertos y en ese momento podremos empezarle a regalar al mundo el arte que tanto necesita para convertirse en un mucho mejor lugar.

El primer paso

Qué difícil resulta empezar, especialmente cuando se está empezando desde cero. Al igual que sucede con el mundo de la física, la mayor resistencia que experimentamos para lograr algo es justo en el momento de empezar a movernos. El primer paso es el más difícil.

Es importante tener esto siempre presente en aquellos momentos en que no queremos arrancar. Si podemos recordar que lo que estamos por hacer no es tan difícil como creemos las ganas de empezar serán mayores. Si podemos recordar que lo único que está pasando es que estamos experimentando la resistencia que naturalmente viene con dar el primer paso pronto estaremos bien encaminados.

Es sensato ver este primer paso como el mayor reto a sobrellevar. De todos los pasos que tendremos que dar el paso del 0 al 1 es el más difícil. En comparación todos los demás pasos serán muchos más fáciles de tomar. Después de dar ese primer paso el resto del camino será cuesta abajo.

Creer es lo primero

Todo lo que la humanidad ha construido nació en la mente de alguien antes de materializarse. Nada que el ser humano haya producido ha venido del éter. Todo empieza cuando alguien cree que algo es posible.

No importa si lo que creemos es que podemos cambiar nuestras vidas o inventar un carro eléctrico. No importa si creemos en que podemos vivir en un mundo sin violencia o si creemos que podemos colonizar Marte. Todo empieza con la creencia de que algo es posible.

Es esta capacidad de creer una de las mas potentes fuerzas que le dan forma al mundo en que vivimos. La capacidad de creer que las cosas pueden ser mejores ha sido la chispa que ha encendido el fuego en el corazón de los más grandes héroes de la historia. Al mismo tiempo, la capacidad que tienen las personas de creer que un ser humano puede ser Dios ha desatado las más grandes calamidades que ha tenido que vivir la humanidad.

Creer es lo primero. Creer es por donde todo empieza. Esos primeros pensamientos que nos convencen de que podemos cambiar el mundo que nos rodea son la gasolina del progreso y la innovación.

Ya que todos tenemos esta bella capacidad de poder creer en que las cosas pueden ser mejores, ¿Por qué limitarnos a creer en un mundo que sea tan solo un poco mejor? ¡Mejor dediquémonos a creer en algo que sea realmente mucho mejor!

La simple matemática de la motivación

Motivación es una palabra compuesta por dos partes: motivo y acción. Es decir que motivación significa tener un motivo para actuar.

La matemática de la motivación es simple. Si el motivo que nos mueve actuar es mayor que el esfuerzo que requiere la acción, nos sentimos motivados. Si el precio de la acción es más grande que el motivo que nos mueve no nos moveremos.

¿Así qué se requiere para estar motivados? Una de dos cosas. O fortalecemos el motivo que nos mueve o alivianamos el esfuerzo necesario para alcanzarlo.

Simple matemática.

No querer pagar el precio

Muchos de los descontentos que experimentamos vienen del simple hecho de que no queremos pagar el precio que cuestan las cosas.

Queremos tener más dinero pero no queremos más trabajo o responsabilidad.

Queremos salud pero no queremos cuidar nuestra dieta ni hacer ejercicio.

Queremos aprender pero no queremos estudiar.

Queremos amor pero no queremos perdonar.

Queremos felicidad pero no queremos soltar nuestros apegos.

Queremos tener una nueva vida pero no queremos soltar la vida que ya tenemos.

Queremos innovación pero no nos queremos equivocar.

Queremos ser los mejores pero no queremos fracasar.

Queremos vivir en paz pero no queremos soltar el enojo que está en nuestro corazón.

Todos tenemos muchas cosas que queremos. Muy pocos estamos dispuestos a pagar el precio que esas cosas cuestan. Esto causa una situación de descontento pues cuando pensamos así creemos que el mundo es injusto y que nos está privando de lo que queremos cuando en realidad lo que está pasando es que somos nosotros mismos los que estamos escogiendo no poner el esfuerzo necesario para aprovechar las oportunidades que el mundo no está dando todos los días.

Ver todas estas oportunidades ir y venir sin sentir que podemos hacer algo para tomarlas no se siente bien, no es una buena forma de vivir. No querer pagar el precio nos limita. Es mucho mejor terminar el día exhaustos y adoloridos pero sabiendo que tarde o temprano esa oportunidad que estamos persiguiendo será nuestra pues estamos trabajando duro para alcanzarla.

La fuerza que corre por nuestras venas

El poder que cada uno de nosotros tiene adentro es inmenso. Todos venimos de un linaje de luchadores incansables que hicieron lo imposible para que nosotros pudiéramos vivir. De lo contrario no estaríamos acá.

Sin importar qué tan poco sepamos de nuestra historia familiar lo más seguro es que nuestro árbol genealógico esté repleto de héroes anónimos. Y su sangre corre por nuestras venas.

Si regresamos tan solo 2 ó 3 generaciones atrás, sin duda alguna encontraremos que muchos de nuestros antepasados pelearon en guerras que hacen que la pandemia que estamos viviendo hoy parezca un juego de niños. Y sí, las futuras generaciones también admirarán los grandes esfuerzos y sacrificios que nosotros estamos haciendo en este momento. Nosotros también seremos los héroes de las generaciones que vienen.

Vivir una vida completa es una tarea heroica y si nuestros papás y abuelos no fueran héroes, nosotros no estaríamos acá. ¡Qué seguido olvidamos esto! Nos enfrentamos a un pequeño obstáculo o contratiempo y nos sentimos impotentes. Tenemos una dificultad que resolver y nos damos por vencidos antes de siquiera intentar dar el primer paso. Y no solo esto, en nuestra vida diaria también nos reusamos a vernos como potentes agentes de cambio en el mundo. Constantemente negamos nuestro linaje.

¿Qué mejor día que hoy para recordar la infinita fuerza que corre por nuestras venas y honrar lo que nuestros antepasados hicieron por nosotros al decidir ser valientes ? Es momento de seguir su ejemplo. El valor que tanto admiramos en las acciones e historias que nos contaron sobre ellos cuando éramos pequeños vive en nuestro corazón. Somos igual o más valientes y temerarios que ellos. Tenemos que serlo, sus genes están en cada fibra de nuestro cuerpo.

Nuestro nombre y apellido están tan lejos de ser lo único que nuestros padres nos han dejado. Hay tantas cosas más, siendo la más importante de ellas, la fuerza que corre por nuestras venas.

El momento perfecto no existe

La excusa más popular que usan las personas para posponer las decisiones más importantes en sus vidas es: este no es el momento correcto. Claro está que en nuestras mentes este realmente no es el momento correcto y NO lo vemos como una excusa. Una y otra vez experimentamos esta excusa como una narrativa que nos parece tan real como el latido de nuestro corazón.

Pero la realidad es otra. La realidad es que para los saltos de fe, las grandes decisiones que marcan nuestras vidas, el único momento correcto es ahora. Nunca habrá suficiente dinero, tiempo o información adicional que nos haga sentirnos listos para dar “el paso”. Lo único que se necesita es el valor de decir “este es mi momento y nada ni nadie me lo va a quitar”.

El momento perfecto no existe. Lo único que tenemos es él ahora y la confianza en que lo vamos a lograr. Esperar que las cosas cambien y que el momento perfecto llegue no son más que banderas rojas que nos están indicando que tenemos miedo. Pero debemos recordar que somos más grandes que nuestros miedos y que nunca cederemos ante ellos. Ve y toma lo que te corresponde. No escuches esas excusas falsas que dan vueltas en tu cabeza. El momento perfecto es ahora.

Una mejor pregunta

¿Qué me va a pasar? es una pregunta que está llena de miedo. Asume que no tenemos injerencia sobre lo qué va a pasar y que de alguna manera somos víctimas de lo que está ocurriendo. Niega la ley de causa-efecto y crea mucho temor.

¿Qué puedo hacer? es una mejor pregunta porque está llena de posibilidades. Nos pone en el centro de la acción y nos fuerza a buscar una solución. ¿Qué puedo hacer? no está construida con miedo, esta construida con valentía y responsabilidad. ¿Qué puedo hacer? es la pregunta que nos debemos hacer para encontrar el camino hacia adelante.