Mejor solos que mal acompañados

“Eres el promedio de las 5 personas con que más tiempo pasas” — Jim Rohn

Este “quote” Jim Rohn siempre me ha parecido espectacular. Es crudo, muy directo y en mi experiencia, muy cierto. Lo escuché por primera vez hace muchos años y desde entonces lo he tenido muy presente.

Pero hoy, que muchos de nosotros estamos confinados y pasando mucho tiempo con una menor cantidad de personas me pareció muy importante revisar con un poco de detalle lo que dijo Rohn.

Primero, siento que hay una fuerte referencia al nivel de energía y actitud con que afrontamos nuestras vidas. Osea, ¿quién de ustedes me puede decir que al estar rodeado un buen tiempo por un grupo de pesimistas no empieza a ver el “vaso medio vacío”?

Del mismo modo, ¿cuántos de ustedes sienten que pueden atravesar una pared de frente cuando están con otros que están llenos de determinación y energía positiva? Yo también lo siento.

Luego pienso en temas de conversación. Que agradable es cuando las conversaciones fluyen y llegan a lo más profundo de nuestro ser por qué resuenan con quienes realmente somos. Cuando no hay resistencia en la conversación estamos con el grupo de personas correcto.

Ahora el otro lado de la moneda. Aquellas personas que nos incomodan y nos ponen resistencia. Para ser mejores necesitamos a personas que nos estén llevando constantemente al límite. Estas son personas con altos estándares de calidad y que tienen altas expectativas hacia nosotros. Que alguien nos exija ser cada vez mejor no es siempre “agradable”, pero es necesario.

Los seres humanos aprendemos por mímica. Es definitivo que si las personas con que más tiempo pasamos tienen malos hábitos, pronto los empezaremos a imitar. Y lo mismo ocurrirá si estas personas tienen buenos hábitos. Sugerencia: pasa mucho tiempo com personas que son lo que tu quisieras ser. Aprenderas de ellos.

Finalmente hago un llamado a que seamos conscientes de qué la idea de Rohn va en dos vías. Es decir, somos el promedio de las 5 personas con que más tiempo pasamos. Pero también las otras personas pasan tiempo con nosotros. ¿Quienes queremos ser para ellos? Al fin y al cabo, queremos ayudar a subir el promedio, ¿no?

Uno de los mas grandes peligros del trabajo remoto es…

Déjenme empezar diciéndoles que no es un secreto que hay una gran preocupación en todo el mundo por la cantidad de trabajo y el nivel de productividad que se va lograr con el trabajo remoto.

Estimo que pronto vamos a ver datos de productividad de algunas empresas, principalmente del área de tecnología, que ya llevan cerca del mes en trabajo remoto. Ya estaremos viendo qué dice la data.

Mientras tanto, yo tengo una teoría que espero sea acertada ya que de ser correcta, estaremos viendo incrementos de productividad en muchas industrias gracias al trabajo remoto. Por lo menos momentaneamente. Mi teoría es que la mayoría de las personas trabajando remotamente van a trabajar tanto que muchas se van a quemar. El reto está en hacer que el incremento de productividad sea sostenible y ayudar a las personas a que no se quemen.

Creo en que muchas de las personas que estarán trabajando remoto son personas apasionadas que van a estar determinadas en mostrar que esto del trabajo remoto puede funcionar. Quieren lograr buenos resultados para retener los beneficios del teletrabajo en un futuro. Esto sin mencionar el incentivo extra que existe de no querer perder su trabajo en estos tiempos difíciles.

Tener el equipo de trabajo disponible en todo momento en el cuarto de al lado no hace fácil la desconexión. Tampoco es fácil escapar la expectativa y presión de que estamos trabajando en casa y debemos estar disponibles todo el tiempo.

Digamos que un compañero de trabajo me llama a las 6:30am por que necesita un archivos que yo tengo, es muy fácil para mí moverme de la cocina en donde estoy desayunando y sentarme en la computadora para mandárselo. Una cosa lleva a la otra y me quedo viendo otro correo y respondiendo a un cliente y… ya empezó mi jornada del día.

Y lo mismo me puede ocurrir al final del día. Mi jefe necesita una reporte y me llama a las 6:45pm para pedirlo. Una vez más, me fácilmente me muevo a la computadora, genero el reporte y lo envío a las 7:15pm. Luego de enviarlo veo un correo de otro compañero de trabajo que ya desbloqueo un problema que me tenía detenido un proyecto. Decido trabajar solo una hora en este proyecto para avanzar un poco. Cuando veo ya son las 8:30pm.

Si quitamos una hora de almuerzo ininterrumpido estamos hablando de un día laboral de 11 horas.

Seguro, esto puede parecer un sueño para muchos gerentes. Y por un tiempo puede que lo sea. El problema es que esto no es sostenible. Nadie puede mantener un ritmo así durante mucho tiempo.

Yo estoy viendo un incremento grande en la cantidad de trabajo siendo generado por mi equipo. Y me gusta, me gusta mucho. Pero también quiero estar muy cerca de ellos para ver que nadie se esté quemando. No me gustaría perder a alguno de ellos.

Así que los invito a ver las dos caras de la moneda. Nuestro primer instinto es preocuparnos por qué las personas van a haraganear y producir menos al no ser supervisadas directamente en esta formato de trabajo remoto. También los invito a considerar que muchas personas podrían estar trabajando tanto que se pueden quemar.

Mi recomendación es primero dar el ejemplo y enviar el mensaje de que está bien desconectarse. Desconecten ustedes también. Es suficiente dar un buen día productivo de trabajo y luego “desaparecer”. Segundo sugiero establecer una semana de trabajo de aproximadamente 40 horas. Que cada quien las distribuya como prefiera. Y finalmente consideren hablar y comunicarse mucho con cada miembro de su equipo para ver cómo está. Esta comunicación es vital.

Tener esto presente les ayudará a reducir un poco uno de los peligros más grandes del trabajo remoto: que las personas trabajen tanto que se lleguen a quemar.

Hoy descubrí que tengo un muy mal hábito que debo romper

Hace dos semanas que se pidió que se use mascarilla para salir decidí -sin nunca haber corrido con mascarilla- que NO iba a correr hasta que esto cambiara por qué “es imposible correr con mascarilla”. Entré en un estado de negación tremendo, un tipo de berrinche que ni siquiera me di cuenta que estaba haciendo hasta hoy.

Hoy por la mañana, por pura desesperación, salí a correr. “Esto no está tan mal”, me escuché decir, “que bien que salí hoy”. Y fue en ese momento durante el tercer kilómetro de mi ruta que me di cuenta que tengo un muy mal hábito que debo romper. No podía entender cómo era posible que estaba disfrutando correr con mascarilla.

Ahora les cuento otra historia muy parecida para terminar de ilustrar el punto. Hace 3 semanas se acabaron los suplementos que toma mi hijo. Los compro normalmente en Amazon. “Bueno, el courier no está funcionando, voy a ver si los consigo acá en Guatemala”, me dije, “y si no los pido cuando termine la cuarentena”. Otro estado de negación, otro berrinche.

Hace una semana, por alguna razón que no puedo identificar, llamé al courier para preguntar si estaban trabajando. “Por supuesto que si señor”, escuché del otro lado de la línea, “tenemos uno o dos días de retraso pero si estamos operando”. Vaya sorpresa la que me llevé! Los suplementos vinieron ayer.

Y así he estado identificando muchas otras situaciones en donde reacciono de la misma manera: asumo que algo es de cierta manera que no me va a permitir lograr lo que quiero sin ni siquiera tomarme la molestia de validar si es cierto o no.

¿Cual es el mal hábito que tengo que debo romper? A veces darme por vencido antes de tiempo sin por lo menos evaluar si la batalla se puede ganar.

Moraleja de la historia, no te des por vencido antes de tiempo. Primero entiende ante que estás luchando y nunca asumas que algo no se puede hacer, especialmente cuando ya has logrado tantas cosas imposibles en tu vida.

Extraño los juegos de la Liga pequeña Javier de beisbol (Playball CES)

Hoy que es viernes puedo recordar vivamente la alegría que como familia compartíamos cada fin de semana cuando se acercaba el día de juego. Extraño tanto esa pregunta llena de anticipación: ¿papa, podes ver cuántos confirmaron ya en el chat para mañana? ¿ya somos 9?

Hoy es difícil no poder ver los ojos de mi hijo brillar con ilusión al decirle que ya cuenta con al menos otros 8 compañeros de Playball para poderse “completar”. Seguro, algunas veces se suman un poco menos de 9 niños pero lo importante siempre es tener el mínimo para poder jugar.

¿Y mañana sábado? Mañana no empezaremos el día muy temprano revisando que tengamos listas todas las cosas que queremos llevar: batera, guante, guanteletas, bates, gorra, hielo, ¿camisa verde o camisa blanca?, las cosas de catcher, botiquín, la cámara, etc.

Tampoco nos estaremos preguntando, ¿quién se acuerda si es en Campo de Marte o en Vista Hermosa? Y tampoco saldremos corriendo sí creíamos que era en Vista Hermosa y resulta ser que el juego es en Campo de Marte — allá el parqueo está un poco más lejos del campo y nos lleva un poco más de tiempo llegar.

Mañana no nos darán los buenos días ni las bases ni el montículo. Mañana el “dugout” permanecerá vacío y mañana no escucharemos a los niños reír en el campo que los está viendo crecer.

Mañana extrañaremos ver a nuestros niños haciendo lo que más les gusta hacer, jugar beisbol.

Cuando solo respiro…

Cuando solo respiro nada me hace falta. En esos breves momentos todo es perfecto – al menos así parece ser para mí. Cuando solo respiro entro en un mundo tan singular que tan solo puede existir dentro de mí.

Las preocupaciones, ansiedades e incluso las alegrías y anhelos dejan de ser cuando solo respiro. Me parece algo extraño pero la mejor sensación de todas es poder ver de lejos mis pensamientos y emociones ir y venir sin que puedan apoderarse de mi ser.

Cuando solo respiro soy yo mismo, sin ser prisionero de mis prejuicios y expectativas. Respiro solo para mí, sin tratar de estar bien con nada ni nadie a mi alrededor.

Que liberador es perderse en el ritmo de mi propia respiración! Que liberador es flotar en ese ritmo único que solo mi cuerpo puede crear. Es magnifico poder ver en los instantes que solo respiro, que las cosas son perfectas tal y como son, cuando solo respiro…

Que podría ser mejor que un buen café?

Hay muy pocas cosas que disfruto en la vida tanto como un buen café. Un espresso intenso, de tueste obscuro y un poco de acidez. Preferiblemente café de Antigua.

El latte es una de mis bebidas favoritas y no me creerían cuantos me solía tomar todos los días. Algunos en la casa y muchos otros en reuniones o cafeterías. Debo confesar que en ese momento de mi vida llegué a tener un problema con el café.

Era adicto. Me despertaba a las 5:00am no para empezar mi día con entusiasmo. Me despertaba alas 5:00am con un dolor de cabeza fuerte por qué NECESITABA tomar café. Era dependiente de la cafeína.

Esos días ya quedaron atrás y no le desearía ni a mi peor enemigo tener que pasar por el proceso de desintoxicación de la cafeína. Realmente fueron cuatro días nefastos que aunque quisiera, nunca podré olvidar.

Como se podrán imaginar tengo todo lo necesario para preparar café de todo tipo en mi casa. Así que es natural que más de alguno de ustedes se esté preguntando en este punto de la historia, ¿qué ha pasado ahora que este “cafeinomano” en rehabilitación ha estado en cuarentena durante más de 28 días con su cafetera prácticamente al lado de su cama en la casa?

Pues orgullosamente les puedo contar que estoy tomando la mitad de café comparado a lo que venía tomando después de la desintoxicación. Estoy tomando 2 lattes al día, cada uno con un solo shot de 1oz. Antes usaba 2 shots (doble shot) por cada latte.

Es increíble creerlo pero hay algo maravilloso que he descubierto en todo este proceso de aprender a medirme con al café. Descubrí que hay una solo cosa en el mundo que puede ser mejor que un buen café: Un buen café que te tomas por que lo quieres disfrutar y no por que necesitas otro poco de cafeína.

El permiso necesario para cambiar

Cuando una persona quiere trabajar con alguien más para modificar algún comportamiento, lo primero que debe hacer es obtener permiso para hacerlo.

Obtener este permiso es muy importante por qué las personas confundimos lo que hacemos con lo que somos. Si estamos tratando de cambiar el comportamiento de alguien sin obtener su consentimiento probablemente obtendremos una reacción defensiva.

Es natural. Que alguien más nos pida que cambiemos la manera en que hacemos algo muy fácilmente puede ser interpretado como un ataque personal. Al fin y al cabo, si creo que soy lo que hago y me piden que cambie lo que estoy haciendo, de alguna manera me están pidiendo que cambie quien soy. Buena suerte!

Pedir permiso es simbólico. Lo que realmente queremos con pedir permiso es lograr que la otra persona este abierta al cambio. Que esté en el mismo plano que nosotros y sienta que estamos de su lado. El permiso es un convenio entre ambos que dice: “vamos a trabajar juntos para ayudarte a mejorar.”

Este consentimiento es extremadamente poderoso y da muy buenos resultados. Especialmente cuando la persona con que estamos trabajando somos nosotros mismos.

Ve adelante y date hoy mismo ese permiso que tanto estás buscando para cambiar.

Como medir la productividad en oficinas remotas

Y para continuar con la serie en trabajo remoto hoy les quiero compartir mi sentir sobre como medir la productividad cuando hay personas trabajando desde lejos (ojo, trabajo remoto no forzosamente significa trabajar desde casa.).

Primero, revisemos algunos factores que distorsionan la evaluación de productividad de las personas en un ambiente tradicional de oficina presencial.

Podemos empezar con el hecho de que una persona llegue antes que las demás y se quede más tarde puede dar una falsa percepción de que tiene un mayor compromiso con la empresa y que está logrando mejores resultados. Todos sabemos que esto no necesariamente es cierto!

¿Que tal las personas que caen muy bien y tienen excelentes relaciones interpersonales con todos? Aunque al final del día, una persona que no está produciendo será descubierta eventualmente, la capacidad de ser agradable con los demás puede retrasar mucho este proceso.

¿Y qué hay de la persona que está ocupada todo el tiempo en algo que no está vinculado a lo que se espera que haga como trabajo principal? Hace mucho pero no genera nada de valor. Verla trabajando duro puede nublar nuestro buen juicio.

Y así tenemos muchos ejemplos más de como puede una persona pasar desapercibida sin ser productiva en un ambiente de trabajo tradicional. Esto no ocurre en un formato remoto o distribuido.

Una vez que el superviso NO puede ver a qué hora empieza o termina de trabajar una persona. En el momento que esta persona mayormente interactúa con sus colegas para tener discusiones profesionales y no tiene más opción que enfocarse en ejecutar el trabajo que se le ha asignado, la única evidencia que puede presentar de su rendimiento y productividad es la calidad de su trabajo.

Así es, el trabajo remoto eleva la calidad y puntualidad del trabajo realizado a ser la única manera viable de evaluar a una persona. No hay más remedio. Todo lo demás desaparece. Si se imaginan gerenciando a alguien a quien no pueden ver trabajar, ¿qué otra opción tendrían para evaluarlo?

Para que ver hacía atrás y para que ver hacia adelante

Durante esta época en la que todos tenemos más tiempo, es natural que estemos pensando más. Es esperado que nuestra mente esté constantemente viendo hacía atrás o hacia adelante. Es muy difícil estar en el ahora.

Que decide hacer una persona con sus pensamientos que van al pasado define de gran manera la calidad del futuro que puede construir para si misma. Veamos algunas opciones que encontramos en el pasado:

  • Lamentarnos de algo que ocurrió (que por el hecho de estar en el pasado ya no se puede cambiar) ⬇
  • Cargar con la culpa o estar culpando a alguien más por lo que sucedió. ⬇
  • Desear que lo que ocurrió nunca hubiera pasado. ⬇
  • Querer que las cosas que sucedieron no hubieran creado la situación actual. ⬇
  • Entendimiento y aprendizaje. Estas son las dos únicas razones productivas para pasar tiempo en el pasado: Aprender de lo que ocurrió y entender los detalles de la situación para poder corregirla lo más que podamos y evitar que algo parecido vuelva a suceder. ⬆

Ahora el otro lado de la moneda, los pensamientos que se van hacía el adelante. Que decide un persona hacer con estos pensamientos determina el grado de preparación y capacidad de reacción que tendrá ante los eventos que están por venir. Algunas de la opciones acá son:

  • Imaginar el peor escenario posible, generar miedo. ⬇
  • Sentirse abrumado(a) por la incertidumbre de todo lo que puede pasar. ⬇
  • Enfocarse en elementos que están fuera de su control. ⬇
  • Datre por vencido(a) prematuramente al imaginar resultados negativos posibles. ⬇
  • Buscar y encontrar oportunidades escondidas para poder tomar ventaja de ellas antes que los demás y así lograr los objetivos deseados. ⬆

Creo que en ambos casos está claro, muy claro, para qué ver hacía atrás (buscar entendimiento y aprendizaje) y para que ver hacia adelante (encontrar oportunidades). Todo lo demás es pura perdida de tiempo.

El arte y las emociones

Confieso que todavía no soy una persona que experimente sus emociones profundamente. Pero tampoco esto tan lejos cómo antes. Vamos poco a poco.

Hoy por la tarde vi el final de la película Mi Amigo el Dragón. Me sentí bastante conmovido, inspirado y motivado. Si fue una experiencia fuerte de emociones. Me gustó.

El arte, ya sea cine, música, pintura, poesía, etc. tienen ese mágico poder de despertar ese mundo secreto que podemos experimentar los humanos a través de sentir nuestras emociones.

Y la relación entre el arte y las emociones es recíproco. Cuando experimentamos emociones profundas naturalmente buscamos una manera creativa de expresarlas y esto usualmente culmina en un proceso creativo artístico.

Es cierto, no todas las emociones que experimentamos son positivas. Tampoco todo el arte que existe inspira. Esto realmente no importa. Lo que importa es que estemos abiertos a sentir plenamente nuestras emociones en el momento que lleguen y que tengamos las vulnerabilidad necesaria para expresar eso que sentimos.

Solo asó podemos regalarle al mundo un poco de ese arte que todos llevamos dentro.