La maravillosa red

El internet es una maravillosa red de computadoras que prácticamente ha interconectado al mundo entero en tiempo real. Es probablemente el invento tecnológico más trascendental en la historia de la humanidad. Pero este post no es acerca del Internet, este post tratará de una red aún más poderosa.

¿Qué red podrá ser más poderosa que una red de computadoras que ha transformado todas las industrias del planeta incluyendo el entretenimiento, el comercio, la música, las noticias y cualquier otra cosa que se nos pueda ocurrir?

La única respuesta sensata que hay es la red de seres humanos que estamos vivos en este momento. No puedo imaginar el Internet siendo de mucho valor si no hay personas interactuando sobre la red. Tampoco puedo imaginar alguna tecnología que pueda reemplazar lo valioso que son las conexiones humanas.

No hay red digital que pueda, en un chasquido de dedos, recuperar todas las sutilezas de una relación que ha sido interrumpida por varias décadas y que permita retomar la conversación como que si nunca se hubiera perdido contacto.

Es esta capacidad de conexión e interacción que tenemos los seres humanos entre nosotros lo que crea red más maravillosa del mundo. Todo lo demás que hemos y vamos a construir con tecnología, tan solo sirve para amplificar las relaciones humanas que hemos sabido manejar desde hace millones de años atrás.

Prisionero de la rutina

4:45 am. Un sonido extraño suena a lo lejos. Tiene un ritmo constante que me recuerda la primer oficina en donde trabajé. No sé si aún estoy durmiendo o ya desperté. No puedo seguir ignorando que algo fuera de lo normal está pasando. Finalmente veo mi teléfono. 4:49am.

“Igual ya solo faltan 11 minutos para las 5:00”, me dije somnoliento. “Voy a ir a ver qué es ese ruido.” No tuve que ni salir de la cama para reconocer que era el ruido que me despertó; tan solo necesitaba recuperar un poco la conciencia. Pronto también supe por qué el sonido lejano me recordaba de la primer oficina en que trabajé.

Hubo un corte de electricidad y la alarma del UPS de la computadora de la casa estaba sonando. “Perfecto, son las 4:56 am y no hay electricidad”, refunfuñe en mi interior. Camine hacia el estudio en donde está la computadora, apagué el UPS, abrí el estuche donde guardo mis lentes para leer, me los puse lentamente, prendí el Kindle y me senté en el sillón en donde durante los últimos 4 meses he empezado todos mis días leyendo.

No podía dejar de pensar en aquella primer oficina en donde empecé aquella empresa hace más de 25 años. Puedo jurar que el sonido del UPS que me había despertado 15 minutos antes es idéntico al que sonaba tantas veces cuando perdíamos la electricidad en aquella pequeña habitación llena de servidores.

El delicado sonido de la lluvia, que tiene ya más de 7 días de no parar, me regresó de aquella oficina al sillón en donde estaba terminando de despertar. Enfoqué mi vista y mi concentración en el Kindle y empecé a leer.

Pasaron los minutos y me fui metiendo cada vez más en la lectura. La concentración no duró mucho. Como un relámpago en plena tempestad, una sensación de que algo hacía falta se apoderó de mi cuerpo. Era una sensación de que algo hacía falta, algo no estaba bien. Hacia falta el café.

Subconscientemente, al saber que no había electricidad, decidí no bajar a preparar café y fui directamente al estudio a apagar el UPS. Retome mi rutina de todas las mañanas al sentarme a leer pero hacía falta la primer parte, la taza de café.

A partir de este momento no pude seguir. Se me dificultó muchísimo seguir leyendo. Mi mente se debilitó y no pude dejar de pensar en cuando iba a regresar la electricidad para poder hacer el café. Caí prisionero de mi rutina.

Las rutinas tienen muchos beneficios. Nos dan familiaridad y permiten que seamos muy eficientes para hacer actividades en las que mejoramos con la práctica.

Sin embargo, como con todo en la vida, se debe tener precaución. Si no tenemos cuidado, podemos caer prisioneros de nuestras propias rutinas. Es en ese momento que la rutina ya no nos sirve a nosotros. Nosotros empezamos a servirle a la rutina.

Yo diseñé mi rutina de la mañana para tener un tiempo para mi crecimiento, aprender y poder reflexionar. Hoy caí preso de la rutina y por eso pasé más de una hora de ansiedad esperando que regresará la electricidad para poder completar la rutina.

A la larga, que importa más, ¿completar la rutina u obtener lo que queremos lograr con ella?

Sin voltear a ver

Los estoicos de la antigüedad solían decir que la principal habilidad de un ser humano es poder distinguir entre lo que controla, lo que puede influenciar y lo que no controla. También decían que lo único que podemos controlar al 100% son nuestros pensamientos y las reacciones que tenemos ante las cosas que nos suceden —nuestras emociones.

Suena bastante simple de hacer pero no es así. El mundo a nuestro alrededor es complejo y poder distinguir que podemos influenciar y que no es difícil.

Sería ridículo pasar la noche en vela preocupándonos de si el sol va a salir o no al amanecer. Tiene más sentido trasnochar trabajando en una propuesta para un cliente importante.

En el primer caso, pasar la noche en vela preocupados —algo que si controlamos— se está enfocando hacia algo que no controlamos —que salga o no el solo por la mañana.

En el segundo caso, pasar la noche trabajando —algo que si controlamos— se está enfocando hacia algo que podemos influenciar —la decisión de compra del cliente. Noten que NO estoy diciendo que podemos controlar la decisión de compra, tan solo la podemos influenciar —las demás personas también tienen libre albedrío.

El camino para poder tener una buena vida se centra en no voltear a ver aquello que no podemos influenciar. El camino se forja al enfocarnos en los pensamiento que tenemos y en las acciones que tomamos. Todo lo demás, con mucha suerte, tan solo lo podremos influenciar.

Juega siempre tu mejor juego, el marcador caerá por su propio peso. Es lo único que podemos hacer.

El paso del tiempo

Sin piedad y con la misma constancia de el agua que pacientemente se ha abierto paso desde el principio de la eternidad, el tiempo sigue su marcha sin voltear a ver atrás.

Pasan los días, los años y seguimos tan distanciados de nosotros mismos que no recordamos que el tiempo existe y está siempre presente. Pero tarde o temprano llega el momento en que algo, por sutil que sea, nos despierta y nos alerta una vez mas de su presencia. “¿De verdad eso fue hace tantos años?”, nos empezamos a preguntar.

Y es en estos momentos que recordamos la importancia de despertar. Empezamos a apreciar de nuevo todo lo que hemos podido vivir y cada experiencia que ha dejado su huella en la historia de nuestro existir. Nos conectamos y empezamos a sentir. Ponemos atención y estamos presentes con el mundo que nos rodea. Nos sentimos vivos por qué recordamos que en cualquier momento podemos morir.

Gracias al paso del tiempo es que tenemos la oportunidad de construir nuestras vidas. Somos nosotros los que muchas veces pasamos años viviendo sin realmente vivir —desconectados. El paso del tiempo no se detiene y la vida avanza, queramos o no.

El precio de dejar escapar los días que se nos regalan es alto, extremadamente alto; nunca vale la pena. Sin importar lo doloroso que sea el momento, no lo dejes ir. Vuélcate sobre el regalo más preciado que se nos ha entregado a todos: el paso del tiempo.

Perseguir

Los músculos deben experimentar tensión para fortalecerse y crecer. El carácter de las personas se fortalece bajo presión. El cuerpo de los adolescentes sufre de dolores por el crecimiento acelerado que se da durante esa etapa.

La reacción natural del ser humano antes estas “incomodidades” es huir, evitar. Nadie quiere sentir ningún tipo de dolor estrés o tensión. Esta es precisamente la razón por la cual muy pocas personas logran lo que realmente quieren en la vida. No están dispuestas a pagar el precio.

El estrés es un ingrediente necesario para el crecimiento. Sin importar si es en el ámbito físico, espiritual o mental, no habrá progreso sin resistencia. Es imposible crecer mientras se siga huyendo.

Pero siempre hay buenas noticias. Puede ser que en el momento no se sienta bien pero la recompensa es grande. Es posible aprender a ver la tensión, la resistencia y la adversidad como señales que indican un camino de crecimiento. Con el tiempo se puede reprogramar el cerebro para que quiera —siempre de una manera moderada y sana— buscar situaciones difíciles que traerán crecimiento.

El secreto para tener la vida con que se sueña empieza por perseguir un poco de incomodidad cada día. Deja de huir.

El último refugio

La tentación de hacerlo siempre es muy grande. Su llamado es tan poderosos como el mítico cantar de las sirenas. Solo los más disciplinados y hábiles emprendedores pueden resistir sus encantos. Estoy hablando de el último refugio —bajar el precio.

La cantidad de opciones disponibles para lograr que un producto sea exitoso sin tener que bajar el precio es prácticamente infinita. Seguro, se necesita de creatividad, claridad de visión y mucho trabajo para lograrlo —pero siempre es posible. El que un producto se convierta en un “commodity” siempre es una elección.

“Lo malo de entrar en una competencia por precio es que podrías ganar”, dice constantemente Seth Godin. “Lo único peor que te podría pasar es que llegues en segundo lugar”. Y es cierto. Seguir el camino de competir por precio erosiona los márgenes y limita la capacidad construir mejores productos. Hay que tener mucho cuidado.

Aunque a veces puede parecer imposible, es mucho mejor seguir el camino que va cuesta arriba hacia la montaña. Luchar contra la gravedad y constantemente llegar a nuevas alturas de creación de valor siempre será la mejor opción a largo plazo para un emprendedor.

Encontrar la historia correcta que claramente articula el por qué existe un producto que es diez veces mejor que el de la competencia para atender a un grupo de personas que realmente lo necesitan es la fórmula del éxito. Si estos factores existen y están alineados, el mercado estará dispuesto a pagar un “premium” por hacer negocios con la empresa.

Si, este camino es difícil y requiere de mucho pensamiento y esfuerzo. Pero así es el trabajo del emprendedor. Es acá donde el fundador o CEO debe invertir la mayoría de su tiempo: En construir un producto que sea 10 veces mejor que el de la competencia y articular la historia que resuene con el mercado objetivo que ha identificado.

Hay mil maneras de competir sin importar qué tan agresiva sea la industria o mercado en donde sea está compitiendo. Bajar el precio siempre debe ser el último refugio del emprendedor.

El camino de regreso

Hoy es domingo 31 de mayo, 2020. Nadie sabe que disposiciones presidenciales se le van a comunicar hoy a las 8:00pm al pueblo de Guatemala. Los números reportados durante esta semana respecto a los contagios de COVID–19 parecieran ser alentadores y a lo mejor nos lleven a un relajamiento de medidas.

Realmente espero que así sea. Con esto no me refiero a olvidar el cuidado y presionar el acelerador al fondo. Pero sí espero los cambios lleven a el inicio de la reactivación del país. ¿Cómo se va a ser este camino de regreso? No tengo idea.

Lo que si sé es que el camino de regreso no va a ser hacia el lugar de donde partimos. La severidad de la situación, las medidas bajo las que se ha regido el país y los cambios de vida que todos hemos experimentado han cambiado el curso de la humanidad para siempre. Vamos a regresar a un lugar en el que nunca hemos estado.

Esto está bien. Yo no quisiera y estoy dispuesto a no regresar al lugar de dónde salimos. Hay muchas cosas que me he dado cuenta que no quiero para mi vida. También he descubierto muchas otras que son extremadamente importantes y las voy a defender conforme emprenda el camino de regreso.

Cada uno de nosotros va a tener un camino diferente. No va a ser fácil. De hecho, va a ser igual de difícil que haber embarcado el camino que nos trajo hasta dónde estamos hoy. El cambio no es fácil; incluso cuando es para regresar a lo familiar.

Hoy no podemos saber qué nos depara el futuro. Bueno, si algo nos ha enseñado la pandemia, es que NUNCA sabemos qué nos depara el futuro. Pero es momento de estar listos para regresar aunque no sepamos hacia dónde vamos y como vamos a llegar hasta allá.

Estamos hoy parados ante una gran oportunidad. De cierta manera la pandemia nos ha dado permiso —o más bien debo decir, la obligación— de construir algo mucho mejor que lo que teníamos antes de abandonar el status quo.

El camino de regreso está cerca. Es momento de prepararnos para trazar el curso que seguiremos hacia un destino mucho mejor. No nos extrañemos si experimentamos sentimientos encontrados cuando el rumbo empiece a cambiar. La resistencia al cambio es natural.

El camino no va a ser fácil. Pero si escogemos sabiamente, tenemos la oportunidad llegar al lugar de nuestros más grandes sueños.

OKRs 101

Millones de personas —todas trabajando duro y con las mejores intenciones— invierten cientos de horas cada año en cumplir los objetivos de las empresas en donde trabajan. Aún así, estas empresas logran alcanzar menos de la mitad de los objetivos que se proponen.

La razón principal que causa esta disyuntiva es que las técnicas de gerencia más utilizadas no aseguran que la compañía enfoque todos sus esfuerzos en los mismos asuntos importantes a través de toda la organización. Cada quien jala por su propio lado.

Los OKRs1 son una metodología de gestión especialmente diseñada para alinear los esfuerzos de toda una organización hacia los asuntos más importantes para la compañía. Su creador fue Andy Grove de Intel y fue popularizada por John Doerr y Larry Page en Google.

Como el nombre lo dice, la metodología se enfoca en Objetivos y Resultados Clave.

Los objetivos son QUE es lo que se debe lograr; son significativos, concretos, y orientados a la acción. Idealmente son inspiracionales. Su implementación evita que el pensamiento y la ejecución sean difusas y vagas. Crean una visión de ejecución muy clara con la cual toda la organización se puede identificar.

Los resultados clave miden y monitorean COMO se va a lograr el objetivo. Para ser efectivos los resultados clave deben ser específicos y tienen que estar atados a una fecha. Los mejores resultados clave son agresivos y a la vez realistas; son medibles y verificables.

Se definen de tal manera que al terminar el período para su cumplimiento —usualmente un trimestre— se pueda dictaminar muy fácilmente si el resultado clave se cumplió no. Es por esto que un buen resultado clave tiene un número como parte central de su definición. El número elimina cualquier área gris acerca del cumplimiento; o se cumplió con el número o no se cumplió.

Mientras que los objetivos se definen a largo plazo para ser cumplidos en períodos de hasta una año o más, los resultados clave son dinámicos y van cambiando conforme se avanza con el trabajo. Si los resultados clave se completan, necesariamente se habrá cumplido con el objetivo. De lo contrario el objetivo y los resultados clave se definieron incorrectamente.

Al día de hoy la propuesta principal de la metodología OKR sigue tan vigente como en los 70s cuando Grove la creo. “Los OKRs traen a la superficie tus metas principales”, escribe Doerr en su libro Measure What Matters. “Son los conductores de los esfuerzos y la coordinación. Vinculan las diversas operaciones, trayendo propósito y unidad a toda la organización”.


  1. Objetivos y Resultados Clave por sus siglas en inglés Objetctives and Key Results ↩︎

La venta siempre se cierra

Vender es una de las actividades más incómodas que un emprendedor va a afrontar. El corazón corre, las las mariposas revolotean en el estómago y el sudor frío se resbala por las manos; tan solo pensar en levantar el teléfono causa náuseas. Estos son sólo unos cuantos de los síntomas que se experimentan cuando se está empezando a vender.

La posibilidad del rechazo está siempre presente. La no compra de un cliente se interpreta como una desaprobación personal. La experiencia se vive a un nivel muy visceral. Por evitar estas sensaciones muy pocos llegan a desarrollar sus habilidades como vendedores y limitan seriamente su carrera.

Pero hay buenas noticias. No hay por qué temer. En realidad es imposible que no se dé la venta. Poniéndolo en términos positivos, siempre se va a dar la venta. Lo único que queda por definir es quién es el que va a vender y quien va a comprar.

Si se logra la venta, el vendedor es quien cerró. Logró su objetivo. Si no se logra la venta, el comprador es quien cerró la venta. ¿Cómo? Convenciendo al vendedor de por qué no le quizo comprar.

Moraleja de la historia, siempre se va a cerrar la venta. ¿Qué vas a hacer para ser el que vende y no el que compra? No aceptes no como respuesta.

Presta atención, tu vida depende ello

“¿Cómo sería tu vida si todo lo que haces lo hicieras cómo si tu vida dependiera de ello?”, me preguntó frente al lago aquel amigo. Esto ya fue varios años atrás. Al día de hoy sigo pensando en aquella pregunta. No hay nada mejor que una buena pregunta para sentarse a reflexionar y eventualmente encontrar como crecer.

Después de la conversación que tuvimos a raíz de esta pregunta, me quedó muy claro que él no se refería a aquellas cosas que son “trascendentales” en la vida. Se refería a las actividades cotidianas, a las pequeñas cosas que muchas veces hacemos sin siquiera darnos cuenta que las estamos haciendo.

La pregunta está diseñada para ayudarnos a reflexionar sobre como “construimos” nuestras vidas. “Construir” nuestra vida no es nada más que ir sumando todas las acciones que hacemos y las decisiones que tomamos en cada minuto de cada día. ¿Cómo sería tu vida si todo lo que haces lo hicieras como si tu vida dependiera de ello?

¿Cómo sería mi vida si mi vida dependiera de despertarme a la hora que dije que lo iba a hacer? ¿Cómo serían los artículos que escribo si mi vida dependiera de escribirlos lo mejor que puedo? ¿Cómo sería mi empresa si mi vida dependiera de ser el mejor CEO que puedo ser? ¿Cómo sería mi familia si mi vida dependiera de ser el mejor esposo / padre que puedo ser? ¿Cómo sería cada interacción que tengo con otras personas si mi vida dependiera de ser lo más generoso y compasivo que puedo ser? ¿Cómo serían las reuniones que lidero si mi vida dependiera de liderar las mejores reuniones que puedo liderar?Inserte sus propias preguntas acá…

Responder estas preguntas puede ser duro pero la recompensa es grande. Para arrancar, podemos empezar a ver destellos de lo majestuosa que pudiera ser nuestra vida si tan solo nos comprometiéramos a dar todo lo que somos en todo momento. Nos ayuda a construir una visión clara de la vida que quisiéramos un día alcanzar.

Luego, las respuestas que damos nos ayudan a ver donde estamos realmente en contraste a en donde quisiéramos estar. Evidencian lo muy poco que a veces nos esforzamos por construir las vidas que queremos llegar a tener. Nos dejan claro que mucho de lo que no hemos logrado es por la falta de compromiso que tenemos. Esto puede ser muy doloroso pero resulta muy útil. No se puede llegar a donde se quiere ir sin antes saber desde donde se está empezando a caminar.

Presta atención a los pequeños detalles de tu vida. Cada acción suma y te acerca o te aleja de lo que quieres lograr. Todas las decisiones que tomes, sin importar cuan pequeñas parezcan, te definen como persona. Procura siempre actuar con excelencia.

Finalmente no olvides preguntarte, ¿cómo haría esto que estoy a punto de hacer si mi vida dependiera de ello? La realidad es que tu vida si depende de ello.