A todo vapor

Decidir hacer algo y luego no hacerlo de la mejor manera posible es un pecado. Este comportamiento no es más que un homenaje a la mediocridad. Si algo nos está limitando a nivel de empresas, gobierno, país y humanidad es la falta de compromiso con aquello a lo que ya le hemos dicho “sí”.

Ninguno de nosotros está forzado a hacer algo que no quiere. Nadie tiene por qué decirle que sí a algo que no le interesa. Saber decir no es una parte importante del proceso. Antes de decirle que si a un nuevo proyecto o compromiso, por favor, pensémoslo bien. En el caso de que no estemos comprometidos con ir a todo vapor, mejor digamos que no. Y si ya estamos metidos en algo por lo que no estamos dispuestos a morir, mejor dejarlo al lado.

Decir que no le abre espacio, le inyecta energía y le da vida a todos los “sí” que queremos perseguir. Ir a todo vapor requiere de enfoque, energía y dedicación. Tener muchos “tal vez” en el calendario diluye los “sí”. El primer paso es podar todo aquello que está ensuciando el jardín de lo que en el fondo sabemos que son las prioridades que queremos en nuestras vidas.

Y pues lo único que queda es echar toda la leña al fuego. Quemar los barcos. Es dejarlo todo en el campo por aquellos “sí” por los que hemos decidido luchar. Es dejar la mediocridad y hacer lo que hemos decidido hacer, sin importar que jodidos sea, a lo mejor de nuestra capacidad.

Vamos a todo vapor. !Nada nos puede detener!

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