Hay caídas, hay fracasos.
Hay momentos difíciles y también hay pasadizos que se pueden llegar poner muy obscuros.
Pero siempre se puede volver a empezar.
Hay éxito, hay metas que se cumplen.
Hay momentos de gloria y también hay resultados que nos hacen sentir invencibles.
Pero, una vez más, siempre se puede volver a empezar.
Cada día trae algo nuevo. Cada vez que despertamos, volvemos a empezar.
“¿Qué la rutina me está ganando la partida?”
¡Mentira! ¿Qué rutina?, te pregunto yo. Si cada día es diferente. Cada hora es diferente. Tal vez el del problema eres tú que con cada nuevo inicio, una y otra vez, vuelves a escoger ir a tu mismo refugio que siempre te lleva al mismo lugar.
Siempre se puede volver a empezar. Espera un momento. Eso no es cierto. Ahora que lo pienso bien, nos guste o no, siempre estamos volviendo a empezar. No tenemos opción de NO volver a empezar.
En cada segundo. Con cada respiro volvemos a empezar. Lo aceptemos o no, así es.
Todo lo que tenemos que hacer es darnos cuenta que en este instante podemos empezar algo diferente y en esa diferencia es dónde volveremos a encontrar la chispa de la vida.
¡Siempre se puede volver a empezar!