No sé si a ustedes les pasa lo mismo pero para mi cada día de la semana tiene su propia personalidad. Los domingos se sienten distintos que los viernes. Los miércoles no son lo mismo que los martes, y así con cada día de la semana.
Creo que el tinte de cada día, esa personalidad que percibo en cada uno de ellos, nace con la rutina y las actividades que normalmente se dan durante cada intervalo particular de 24 horas. Los lunes son días de reuniones con mi equipo y durante una temporada del año, de Monday Night Football. Los sábados y domingos probablemente habrá Baseball con Chris. Los jueves por la noche entrenamos bateo con los niños. Y así sucede con cada día.
Esas actividades y cómo las experimentamos son las que le dan un color único a cada día. No son los días en sí los que que tienen personalidad. Por ejemplo, hoy es domingo por la noche y usualmente a esta hora ya me estoy preparando para ir a dormir. Pero hoy, cómo mañana empieza mi descanso de Semana Santa, se siente más como un viernes. Me acabo de tomar un café y me estoy preparando para ver una película con la familia.
Los días se sienten diferentes por lo que hacemos con ellos. Los días se sienten diferentes por cómo nos escogemos sentir.
Los días realmente no son ni buenos ni malos. Los días siempre son como nosotros queremos que sean.