Crecer duele, una nota para mis amigos emprendedores

El crecimiento es doloroso. Crecer no solo le duele a los adolescentes cuando se están “estirando”. Crecer también le duele a las empresas cuando empiezan a hacer algo nuevo que no estaban haciendo anteriormente. Crecer también le duele a cualquier persona que decida embarcar en la noble trayectoria de ser un poco mejor cada día. Crecer duele.

Llegar a entender que no puede haber crecimiento sin dolor es fundamental para el emprendedor. Mientras esta verdad universal no se acepte, el emprendedor constantemente estará evitando las actividades necesarias para acelerar la trayectoria de su empresa y misión. Bajo estas condiciones nunca podrá dar lo mejor que tiene.

Al mismo tiempo también es de vital importancia poder ver el dolor como algo bueno, como una seña de crecimiento. No como algo que se debe evitar. Es fácil demostrarlo. ¿Cómo se sabe que se tuvo una buena sesión de ejercicio para fortalecer los músculos? Hay dolor después. Crecer duele. El dolor es prueba de que hay crecimiento.

No importa qué proceso de transformación busquemos en el amplio mundo de la naturaleza, ninguno de ellos ocurre sin dolor. El crecimiento requiere del cambio y cambiar duele. Donde hay crecimiento es inevitable que haya dolor y donde hay un emprendedor determinado el dolor se percibe como una brújula que indica el rumbo más directo hacia el destino final.

¡Avanti!