El propósito detrás del objetivo

Tener un objetivo es bueno. Los objetivos claros nos dan dirección y nos mantienen encaminados. Cuando no tenemos un objetivo bien definido nos sentimos perdidos, sin dirección. Cuando una persona tiene un objetivo claro que quiere alcanzar puede empezar a medir sus avances. La energía incrementa al igual que el enfoque. Mucho del esfuerzo de la persona se empieza a utilizar para alcanzar el objetivo.