Nadie se mueve solo por qué sí. Ya sea cuando nos levantamos por una dona o cuando crecemos para obtener un mejor trabajo, siempre hay un incentivo detrás de cada cosa que decidimos hacer.
No sé por qué sea pero los incentivos muchas veces tienen una connotación negativa. Definitivamente muchas personas los ven como algo malo. Cuando el incentivo esta a plena vista la creencia popular tiende a ser algo como “Esa persona es una interesada porque solo está haciendo X para obtener Y”.
Pues la realidad es que todo lo que hacemos todo el tiempo es para obtener algo. Nadie hace nada solo por qué sí. Algunas personas trabajan para sentir seguridad económica mientras que otras lo hacen para sentirse útiles. Algunas personas comen para obtener energía porque son atletas de alto rendimiento mientras que otras comen para calmar su ansiedad. Algunas personas duermen porque están deprimidas y otras duermen para soñar con lo que van a poder hacer mañana. Algunas personas lloran para chantajear mientras que otras lloran para encontrar las fueras de seguir adelante.
No importa que sea lo que estemos haciendo o dejando de hacer, toda acción necesita de un incentivo para existir. Una de las mejores maneras de llegar a conocernos mejor es de vez en cuando preguntarnos, ¿por qué estoy haciendo esto? ¿Cuál es el incentivo que tengo detrás de esto que estoy haciendo? Las respuestas a estas preguntas usualmente revelan mucho sobre qué es lo que realmente es importante para nosotros.
Este proceso es muy poderoso porque conforme vamos descubriendo los incentivos que alimentan nuestras acciones podemos decidir seguir motivándonos con esos mismos incentivos o simplemente cambiarlos. Cambiar los incentivos que tenemos es una de las herramientas más poderosas que tenemos para encontrar motivación continua en nuestras vidas. Entiende cuales son tus incentivos y no volverás a tener un día aburrido en tu vida, jamás.
pd. Feliz día del niño Chris, que siempre sigas igual de incentivado a alcanzar tus sueños.