Las decisiones que matan la probabilidad de éxito

Hoy estoy acá para decirles que alguien los ha estado engañando toda su vida. La persona que los está engañando son ustedes mismos. ¿Y cómo se están engañando? Contándose una y otra vez la historia de que las decisiones que toman las toman para maximizar las probabilidades de éxito de lo que quieren hacer.

No me gusta ser el portador de malas noticias pero siento que tengo el deber de decirles que cuando toman la gran mayoría de decisiones las toman para sentirse bien en el momento y no para maximizar sus probabilidades de éxito. ¿A qué me refiero?

Todos hemos estado ahí. Sabemos que hacer algo va a ir en contra de nuestros mejores intereses y aún así decidimos hacerlo. ¿No me creen? Bien, ¿Recuerdan esa vez que tenían un compromiso importante pero estaban en una fiesta o muy a gusto con unos amigos y decidieron quedarse más tiempo y llegar tarde al compromiso dañando así su profesionalismo y reputación? ¿O recuerdan esa vez que tenían una duda que necesitaban resolver para completar ese importante proyecto que nunca se terminó pero prefirieron callar para no sentirse ignorantes? ¿O recuerdan la vez que tenían esa oportunidad de oro enfrente y decidieron dejarla pasar por qué el miedo de fracasar al hacer algo nuevo era demasiado grande? ¿O recuerdan la vez qué se comieron ese pedazo de pastel de chocolate al salir de la clínica del doctor que recién les había dicho que tenían riesgo de diabetes?

Así es, tristemente ninguno de nosotros es tan racional para tomar decisiones como nos gusta creer. Usualmente tomamos la decisión que nos hace sentir bien en el momento, no la que más nos conviene. Es por esto que nos metemos en tantos problemas. ¿Mi recomendación? Cuando tengas una decisión importante que tomar, toma la decisión que maximiza tus oportunidades de éxito y no la que te hace sentir bien en ese momento.