Comodidad y responsabilidad

El peor enemigo de la responsabilidad es la comodidad. ¿Cuántas veces dejamos de hacer todo lo que está bajo nuestro control para solventar una situación sólo porque preferimos estar un poco más cómodos?

Dejar la comodidad para buscar un poco más de responsabilidad e injerencia en una situación no siempre garantiza que se vaya a lograr el resultado deseado. Pero al menos maximiza las probabilidades de éxito y nos deja dormir bien por la noche al recordarnos que hicimos lo correcto.

En caso de fracaso, cambiar la comodidad por responsabilidad nos da una tranquilidad mental qué tan solo puede venir de saber que hicimos todo lo humana posible para lograr lo que queríamos. Si las cosas no resultan, pues bien. No había nada más que hacer. Hicimos todos lo que se podía. Y eso es lo que al final del día realmente cuenta —saber qué hicimos lo correcto.

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