El segundo primer día de clases

Cuando yo era niño el primer día de clases del año era algo especial. Nunca pude tener dos en un mismo año. Aunque la resistencia de querer ir día tras día al colegio era grande, las ganas de volver a ver a los amigos después da las vacaciones de fin de año siempre ganaban. Volver al colegio dolía, pero al menos estaríamos ahí en buena compañía, eso era lo especial.

Hoy fue el segundo primer día de clases en el año para mi hijo —espero que ya no tenga más. El brillo en sus ojos, la alegría en su voz y la ilusión en su corazón me dicen que para él regresar a clases hoy fue más dulce de lo que jamás lo fue para mí.

La mano invisible dicta que la escasez es lo que hace que algo sea valioso. Pareciera ser que los niños que no han podido asistir regularmente a clases valorarán su privilegio de ir al colegio mucho más que cualquier generación anterior a ellos. Y esto es algo maravilloso.

Muchas personas que me conocen dicen que soy un optimista perdido y que a todo le veo algo positivo. ¡Acá voy otra vez!

El impacto que el último año ha tenido en nuestro hijos no se podrá cuantificar hasta dentro de algunos años. Lo que si sé es que estos niños valorarán infinitamente a sus amigos, profesores y oportunidades académicas. Después de todo, lo que cuesta vale y para ellos la pandemia convirtió al colegio en un lingote de oro que siempre querrán cuidar.

¡Feliz regreso a clases Chris!

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