Vivir una buena vida

Hay conceptos fundamentales que forman parte elemental de la fibra de una sociedad. El concepto de lo que es llevar una buena vida es uno de ellos. Cuando la definición de estos conceptos base se distorsiona en una civilización, esta empieza a decaer.

Cuando veo a mi alrededor como nuestra sociedad está definiendo lo que es una buena vida me preocupo. Constantemente encuentro mensajes publicitarios reforzando la idea de que una buena vida es estar tirado en una playa tomando cerveza sin preocupación alguna. También escucho en muchas conversaciones con amigos y contactos profesionales que el máximo objetivo que se debe perseguir es llegar a tener una vida cómoda —la buena vida. Si no me creen, tan solo busquen imágenes de “buena vida” en Google y verán.

Esto, a mi manera de ver las cosas, es contraproducente y muy dañino. Si el objetivo que estamos colectivamente buscando en la vida es estar cómodos y evitar problemas, ¿En qué tipo de mundo viviremos mañana? ¿Quién querrá resolver los retos que sin duda alguna tendremos que enfrentar?

Mi manera de ver las cosas es diferente. Creo que una buena vida es un sano balance entre afrontar dignamente las dificultades que nos toquen vivir y disfrutar modernamente las recompensas de las victorias que logremos cosechar. El objetivo en la vida no es la comodidad ni la ausencia de los problemas. El objetivo es disfrutar cada momento y encontrar magnificencia en cada instante que nos toque vivir. La buena vida es construir un mundo mejor mientras disfrutamos la trayectoria de lo que nos toque vivir.

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