Los seres humanos experimentamos el mundo en tres distintas dimensiones, física, emocional y de pensamiento. En la dimensión física experimentamos todas nuestras sensaciones corporales, en la emocional experimentamos las respuestas emocionales que despertamos en nuestro interior y en la de pensamiento “el observador” interno experimenta nuestros pensamientos como que si fueran sucesos reales.
Usualmente el cansancio se asocia con el cuerpo. Cuando decimos, “estoy cansado”, la gran mayoría de las veces nos referimos a una sensación debilidad o desgaste corporal. Es decir, experimentamos el cansancio en la dimensión física. ¿Pero qué hay del cansancio en las otras dos dimensiones?
Si alguna vez alguien ha estado angustiado por días sabe lo cansado que se puede llegar a sentir un persona en el ámbito emocional. Si alguien ha tenido un problema extremadamente complejo o un examen como los que yo recuerdo de análisis matemático en la universidad, podrá dar testimonio de lo real y agotador que puede ser el cansancio mental.
Pareciera ser que la mayoría de personas estamos más conectados con nuestra experiencia corporal del mundo que con la de pensamiento o la emocional. Por eso no resulta sorprendente que cuando estamos cansados en cualquiera de las tres dimensiones la mayoría de las veces lo interpretamos como cansancio corporal.
Pero si tan solo nos detenemos un poco y prestamos un poco de atención nos podemos llegar a dar cuenta que algunas veces cuando nos cuesta despertarnos por la mañana es porque nuestra mente estuvo trabajando subconscientemente toda la noche (cansancio mental) en resolver un problema que nos tiene preocupados. Con un poco más de presencia podemos llegara identificar que el agotamiento y dolor que sentimos en el cuerpo al final del día se debe a la tensión (cansancio emocional) que almacenamos durante todo el día.
Al igual que cada una de las dimensiones a través de las cuales experimentamos el mundo (física, emocional y de pensamiento) es diferente, cada tipo de cansancio también es singular. Esta realización es simple pero muy poderosa. Cuando podemos llegar a distinguir entre los distintos tipos de cansancio que existen es posible descansar la mente, las emociones o el cuerpo según sea necesario. No todos los tipos de cansancio fueron creados iguales.