Esperamos y esperamos hasta que todo sale tal y cómo queremos para darnos permiso de ser felices por unos cuantos minutos.
Nos abstenemos durante años hasta que terminamos exitosamente un desgastante proyecto para poder sentirnos bien acerca de nosotros mismos durante unos cuantos días.
Pero la vida es mucho más que estos breves momentos en los que llegamos a algún destino justo y como lo imanginamos. La vida realmente es un proceso que se está desenvolviendo todo el tiempo. Es como decidimos vivir este proceso lo que determina la calidad de nuestras vidas.
No tiene mucho sentido asignar solo los breves momentos en donde “todo está como queremos” para sentirnos bien. La verdad es que todo el tiempo hay algo que no está bien y siempre nos estamos enfrentando a más de algún problema. Así que, ¿por qué no aprender a disfrutar todo el camino? Después de todo, pasamos mucho más tiempo caminando que descansando en nuestros laureles.
Si en realidad queremos disfrutar nuestras vidas, ¿Para qué seguir esperando a ser felices?