La mala noticia: Has brincado de un avión sin paracaídas.
La buena noticia: No hay suelo abajo con el que vas a chocar.
Así es la experiencia de vivir. Pasa esto, pasa aquello. Surgen problemas y luego se resuelven. Se pierden cosas y también se pierden personas. Ganamos algunos juegos y perdemos otros. A veces reímos al igual que a veces lloramos. Sin duda alguna, estar vivo a veces se siente como brincar de un avión sin paracaídas.
Lo bueno es que todos esos miedos y ansiedades que vienen de estar en caída libre no están fundamentados. ¿Por qué? Porque no hay un piso abajo con el cual chocar. Las cosas nunca terminan tan mal como creemos. En realidad, no hay nada de que temer.