Durante los últimos días ha habido mucha controversia acerca de las nuevas políticas de privacidad de Whatsapp. Mas allá del ruido mediático que esto ha causado, creo que muy poco va a cambiar. Algunas personas dejarán de usar el servicio. Estimo que esto será un porcentaje muy bajo de la base total de usuarios. El resto seguirá utilizándolo normalmente.
En mi grupo específico de contactos les puedo afirmar que solo 2 de ellos me han contactado por un aplicación alterna. El resto de mis contactos, a pesar de que muchos han bajado alguna otra aplicación, sigue utilizando Whatsapp habitualmente a pesar de haberse quejado fuertemente de los cambios.
Todo en este mundo se tiene que pagar de una manera u otra —siempre. En el mundo del internet y la tecnología nos hemos acostumbrado a pagar o con nuestra atención o con nuestros datos personales pero ya no con dinero. Nos quejamos si una aplicación cuesta más de $1.99 y decimos que es una desconsideración cobrar taaanto por un aplicación que nos simplifica grandemente la vida. Queremos que todo sea gratis y que funcione impecablemente.
Si queremos aplicaciones privadas de comunicación que funcionen bien tendremos que pagar por ellas —con dinero esta vez. Es absurdo pensar que llegará una solución gratuita y de calidad que no necesite minar nuestros datos privados para ser sostenible en el tiempo. Esto simplemente no ocurrirá.
Estoy seguro que este asunto de las herramientas de comunicación se estabiliza pronto. Lo que aún no sé es como la mayoría de las personas decidirá que quiere pagar el privilegio de tener estas maravillosas aplicaciones a su disposición: con sus datos privados o con su dinero. Esto determinará el tipo de solución que prevalecerá.
Por el momento pareciera ser que la mayoría querrá pagar con sus datos privados y parece ser que Whatsapp ya lo sabía desde hace tiempo atrás.