Armar rompecabezas

No sé cuántos años han pasado desde la última vez que armé un rompecabezas. Hace unos cuantos de días Elena tuvo la genial idea de comprar un par y los empezó a armar.

Su iniciativa está poco a poco ganando tracción acá en la casa —por lo menos conmigo. Christian está empezando a mostrar un mínimo interés. Hace unos momentos empecé a armar el segundo ya que el primero lo terminamos de armar un par de días atrás.

La experiencia de armar un rompecabezas tiene un aspecto casi hipnótico. Es como entrar en un pequeño trance. No sé si se deba a lo diametralmente opuesto que se siente el proceso versus estar enfrente de pantallas digitales todo el día pero que bien se siente.

Hoy empecé a armar el segundo rompecabezas y hasta que un pequeño dolor en mi espalda me trajo de vuelta a la realidad estuve “perdido” clasificando todas las piezas de la orilla. Una vez “regresé”, las ganas de terminar la orilla antes de finalizar la sesión le ganaron al dolor. Y seguí adelante. Un momento después llegó Elena a ayudar y avanzamos más rápido. Terminamos la orilla!

Estoy viendo un nuevo interés nacer en mí. Todavía no le he dedicado suficiente tiempo para identificar de una manera precisa que es lo que tanto me está gustando pero sé que hay algo ahí. Voy a seguir despejando mi mente con este nuevo hobby y sin duda alguna lo voy a empezar a hacer en lugar más cómodo. Ahorita ya estoy pagando el precio con todo e intereses!

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