Paciencia en la empresa

Las buenas cosas necesitan tiempo para madurar. Por ejemplo, encontrar soluciones a situaciones realmente complejas requiere tiempo de contemplación. Resolver de raíz un problema complejo puede requerir hasta varios años de trabajo sin sesar.

Al igual que el río que durante siglos ha pacientemente desgastado las piedras en su camino, construir una empresa de clase mundial requiere de paciencia y perseverancia.

La paciencia es elemental en el proceso de desarrollo de las empresas. Juega un rol central en el diseño de la propuesta de valor y en el análisis comparativo de la competencia. Se necesita para poder desarrollar a los equipos de trabajo y para decir que no a las oportunidades que siempre resultan solo ser una distracción.

Los altibajos que la empresa inevitablemente enfrentará serán más fáciles de sobrellevar si se tiene la paciencia como parte de la cultura empresarial. Las crisis y momentos de dificultad servirán de trampolines para crecer si no se comete el error de precipitar una solución.

La inacción puede ser una buena estrategia si tiene intencionalidad atrás. Es importante recordar que este tipo de inacción es similar a la calma que viene antes de la tormenta. Es un momento de preparación y acumulación de energía. Es un proceso de planeación y entendimiento que permitirá, cuando el momento sea el correcto, accionar con precisión y efectividad.

El mercado recompensa la velocidad y “el tiempo es dinero”. Esto no se puede negar. Pero al mismo tiempo los mejores vinos necesitan tiempo para madurar y las mejores empresas han dedicado el tiempo necesario para resolver problemas de raíz. Entrar en un sprint desenfrenado nunca ayudará a ganar una maratón.

Si el interés de una empresa es construir valor a largo plazo y hacerlo de una manera sostenible, la mejor manera de lograrlo es siendo una organización que sabe practicar la paciencia intencional.

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