Emprender, por definición, es una aventura en donde no existen caminos ya trazados a tomar. Aunque la mayoría de las historias de emprendimiento terminaran en fracaso, ninguno de los finales de estas historias está escrito.
Entre toda la incertidumbre, la falta de predictibilidad de los mercados, los cambios tecnológicos y que sé yo cuantas cosas mas, la única manera de tener chance de sobrevivir es poder ajustar constantemente.
Ningún emprendedor sabe dónde estará 3 semanas después de haber empezado. Lo más probable es que para cuando la empresa esté cumpliendo su primer trimestre de edad ya hayan más de 10 ajustes significativos en su trayectoria.
Ajustar es maravilloso. Ajustar es el proceso de aprendizaje mas puro que existe. Ajustar consiste en proponer una acción que generará un resultado esperado, ejecutar esa acción, notar los resultados obtenidos y luego comparar los resultados que se obtuvieron contra los propuestos.
En el caso que los resultados sean los esperados —situación que ocurre la minoría de las veces— no existe ajuste que realizar. En el caso que los resultados sean inferiores a los esperados, se debe analizar qué fue lo que falló, modificar la acción realizada y correr el proceso de nuevo —ajustar.
Emprender significa estar probando cosas todo el tiempo. Es un juego de estar proponiendo infinitas propuestas al mercado hasta encontrar la que funcione. La única manera de encontrar la propuesta ganadora es ajustar mil veces la propuesta inicial.